El establecimiento educativo de General Cabrera volvió a participar en La Rural de Palermo con sus ejemplares ovinos, como desde hace 13 ediciones. Sus docentes y alumnos vivieron un sueño: ganaron en dos categorías, compitiendo ante grandes cabañas de todo el país
“¿Te imaginás lo que se siente en un momento así? Ver a los chicos ingresar a la pista, ser parte de un proceso que lleva mucho tiempo y esfuerzo, observarlos como protagonistas y no como espectadores, competir al lado de grandes establecimientos… ¡y además ganar! No, no… eso no tiene precio”. Las palabras salen a borbotones de la boca de María Elena Gauna, la directora del IPEA Nº 291 de la localidad de General Cabrera.
Todavía tiene frescas en su memoria las imágenes de la jornada del jueves, cuando “sus” chicos y docentes se alzaron con el premio mayor en dos de las categorías de las competencias de raza ovina, en el marco de la exposición 130º que Sociedad Rural Argentina está desarrollando en su predio de Palermo.
Reservada Campeona Oveja y Borrega Diente de Leche fueron los dos galardones que obtuvieron sendos ejemplares paridos y criados en la cabaña Don Manuel, que maneja el establecimiento educativo con el trabajo de los profes y estudiantes del sexto curso.
Diente de Leche
“Nosotros venimos a Palermo hace 14 años en forma ininterrumpida y eso nos llena de orgullo porque requiere de toda una logística y un trabajo coordinado.
Competimos exponiendo hembras y nunca nos vamos a olvidar lo que vivimos ayer en la pista. La Borrega Diente de Leche tuvo que pelar, por decirlo de alguna manera, contra otros 14 ejemplares, todos muy buenos y pertenecientes a los establecimientos más importantes de la Argentina, y a eso se sumó la obtención en Reservada Campeona Oveja”, cuenta la responsable del IPEA.
“Es muy meritorio el logro, porque hay que tener en cuenta que en el colegio nosotros manejamos un plantel de entre 50 y 60 madres y tenemos que ponernos a la par de cabañas que manejan más de 400. La presión de selección que tenemos es mínima porque de 10 ó 20 animales hay que elegir seis para que vengan acá”, explica con una pasión que le brota por todos los poros. Pasión y orgullo, este último delatado por la humedad que cubre sus ojos cada vez que habla de sus docentes y estudiantes.
Jerarquía mundial
Poner en contexto el logro alcanzado por estos chicos y profes del interior cordobés no es fácil. Para empezar, la mencionada exposición es conocida mundialmente como “La Ganadera de Palermo”, es decir, que su prestigio en materia de genética pecuaria traspasa las fronteras. Como bien mencionó la directora, hay que competir contra grandes cabañas que llegan desde todas las provincias y, por último, no hay que olvidar que el principal objetivo de este esfuerzo que realizan es la educación.
“Todo el trabajo lo llevan adelante los chicos guiados por los docentes. Y es un proceso que tiene su cierre luego de varios años de genética: por ejemplo, los animales que están naciendo ahora recién van a estar en condiciones de participar en 2017 ó 2018. Elegir los nombres, hacer el tatuaje, la selección, seguir la evolución, todo lo hacen en una materia de sexto año que es Producción de Carne. La raza que trabajamos, Hampshire Down, es productora de carne”, grafica María Elena.
El nacimiento
“Esto nace 23 años atrás, cuando la cabaña La Angelita de General Cabrera nos dona un plantel de tres madres y un macho. Empezamos a trabajar, hicimos la inscripción, porque para ser cabaña de pedigrí hay que estar registrado en la Sociedad Rural Argentina, y así comenzamos a adquirir otros ejemplares y llegamos a la actualidad con un plantel de 60 madres”, cuenta.
La simpleza de reducir un proceso de 23 años en un párrafo se da de bruces contra lo que en realidad implica llevar adelante un trabajo de estas características. Las tareas implican, entre otras cuestiones, mezclar una tonelada de raciones a pala y en muchas ocasiones turnos entre todos los involucrados para las actividades que se tienen que hacer fuera de los días y horarios de clase. Las ovejas nada entienden de recreos, fines de semana o feriados y demandan atención permanente.
“Si estás vacunando, no vas a cortar porque tocó el timbre, hay que seguir. Los días de lluvia, mover los corrales… En fin, es arduo. Pero es tal el compromiso de los chicos que lo hacen con gusto. No pasa muy seguido que un estudiante desde que empieza el secundario quiera que llegue rápido sexto año para poder trabajar en un proyecto educativo, y con la cabaña lo hemos logrado”, finaliza la directora.
Las ovejitas de…
“Disculpame, ¿las ovejitas de la escuela sabés dónde están?”, pregunta entre la multitud que ingresa al predio porteño un señor con su hijo sentado sobre sus hombros. Ese tipo de milagro cotidiano es lo que han generado estos chicos, que consiguen logros reservados para los adultos, y estos adultos que se sienten como chicos ante cada conquista del cole; o haber exportado en el año 2009 animales a una cabaña de Paraguay.
El naturalista Herbert Spencer dijo alguna vez que el gran objetivo de la educación no es el conocimiento, sino la acción. En un lugar del mundo que se llama General Cabrera, en la provincia de Córdoba, un grupo de alumnos y docentes no se detuvo a analizar el significado de esas palabras. Las puso en práctica.
Más cordobeses
Junto a la cabaña Don Manuel del IPEA Nº 291, representan a la provincia de Córdoba otros tres establecimientos ovinos. La cabaña Don Alfredo, de Luis y Jorge Piancatelli, que se llevó el premio Reservado Gran Campeón en raza Hampshire Down; la cabaña Don Marcial, de Santiago Nasello; y la cabaña La Esperanza, ubicada en Laborde. Las dos últimas también tienen la posibilidad de alzarse con galardones.
Estos establecimientos dejan bien alto el prestigio de Córdoba.