La referente de la Coordinación de Políticas de Prevención de Adicciones y del Consumo de Sustancias Psicotrópicas y Drogas con Impacto en el Mundo del Trabajo, Lucía García Blanco, se expresó acerca de la temática que fue eje de las jornadas que organiza ATILRA Villa María
En el marco de las “Jornadas de Capacitación de Formadores – Prevención del consumo problemático de drogas con impacto en el mundo del trabajo”, que tuvieron como sede a la seccional Villa María de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina (Atilra), se pudo apreciar los conceptos de la especialista en la temática Lucía García Blanco. Cabe destacar que García Blanco se desempeña activamente en la Coordinación de Políticas de Prevención de Adicciones y del Consumo de Sustancias Psicotrópicas y Drogas con Impacto en el Mundo del Trabajo (Copread), entidad que estuvo a cargo del evento.
“La creación de Copread data de 2010, pero nosotros venimos trabajando en el Ministerio de Trabajo desde 2008. En realidad, ésta fue una necesidad marcada en aquel entonces por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que unió a todos los ministerios expresando que se debía trabajar en este tema todos juntos, tratando de atacar la problemática desde todos los frentes”, manifestó García Blanco en la apertura de las jornadas.
“No creemos que las adicciones sean un problema de los trabajadores, sino que es un dilema social complejo. Las personas somos seres humanos que cuando llegamos al trabajo, llevamos esta problemática, como también podemos hacerlo hacia otros lados”, manifestó la coordinadora.
“Con el correr del tiempo, nos hemos ido dando cuenta de que no éramos los únicos a los que nos parecía que esto había que abordarlo desde el Ministerio de Trabajo, fundamentalmente los gremios que han reaccionado porque son sus trabajadores los que están en un estado de peligro”, admitió en otro tramo de su alocución la profesional que se desempeña como abogada y procuradora.
“Hay empresas privadas que también han empezado a entender que las adicciones son algo importante para afrontar. En estos casos trabajamos con los convenios colectivos de trabajo, intentando que la gente entienda que cuando un trabajador tiene derecho a un salario, esto no significa que sea sólo algo para su bolsillo, sino que significa que también son mejores condiciones de salud. De esta lógica se desprende que en los convenios se incorpore esto como un tratamiento de salud”, remarcó.
“Creo que también en este sentido, las empresas han empezado a reformularse. Esto no significa que el que toma o consume otro tipo de drogas es un vago, sino que hay una cantidad de condiciones sociales y laborales que hacen que el trabajador esté bajo presión y recaiga en la adicción como una muleta donde apoyarse”, redondeó.
Consumidores problemáticos
“Concretamente, nos dirigimos a los consumos problemáticos, o sea, aquellos en que incurren las personas sin saber que se puede tornar en un problema, ya que está tan acostumbrado y naturalizado al consumo, que no se da cuenta”, enfatizó la también licenciada en Psicología, conciliadora y mediadora.
“Si salimos de un partido de fútbol entre amigos y nos tomamos ocho botellas de cerveza, ¿quién piensa que está consumiendo más que a lo que su organismo le hace mal? La respuesta es sencilla: no lo piensa”, apuntó.
“Este es un tema en el que nosotros queremos que la gente tome conciencia. No se trata sólo del adicto que uno ve en la calle tirado y decimos ‘no tiene vuelta’. Para esa persona, el adicto, hay una sola solución, que es el tratamiento”, subrayó.
“Pero para quien tiene un consumo problemático que puede prever no caer en una adicción, hay muchas formas de tratarlo sin necesidad de decirle a nadie la opción es consumir o no consumir”, consideró la integrante del Consejo Suramericano sobre el Problema Mundial de las Drogas de la Unasur (Grupo de reducción de la demanda), en representación de la República Argentina.
“Nosotros no pretendemos abstemios porque sería algo infantil creer que quien consumió en forma problemática hasta hoy, escuchando lo que yo le diga, no va a consumir más”, agregó.
“Buscamos que la gente en este tipo de consumo, cuando de golpe tiene esta pequeña bisagra que le hace pensar, empiece a sentir que puede controlar y bajar su consumo, impactando esta conducta en su vida social y laboral de forma totalmente distinta”, concluyó.