
“Nos vamos a reír, emocionar y sentir que los personajes no son tan ajenos a nosotros”, promete el actor villamariense afincado en Buenos Aires

Cuando pensamos en los lazos familiares, lo primero que relacionamos es el trinomio madre-padre-hijos, emparentado automáticamente con el significado familiar, con el bienestar, el afecto, la contención; todo eso nos lleva a lo que suponemos como felicidad. Pero claro, sabemos que es muy raro encontrar a la familia ideal, ya que es inherente al género humano flaquear en las relaciones afectivas, cualquiera sea su naturaleza.
Ahora bien, sabemos que los lazos familiares no son fáciles, pero en el común denominador esos lazos son buscados. La mayoría de las personas persigue continuar su estirpe como lo hicieron sus antepasados, buscar una pareja, casarse y tener hijos que cumplan a su vez con ese mandato familiar. Hasta aquí casi el fiel reflejo de nuestra sociedad con sus bemoles y particularidades. ¿Pero qué pasa cuando la génesis de la familia no es lo estipulado? ¿Qué pasa cuando se transciende el común denominador de los mandatos familiares y sociales?
Bueno, aquí “Pobre mi alma”. Momi, es una mujer de aproximadamente 65 años, artista plástica, muy bien relacionada. Con un marido mucho mayor que ella, que la ha acercado a un mundo social muy tentador y madre de un hijo con el que no tiene mucha afinidad, va llevando su existencia entre su egocentrismo casi histriónico y el amor de su familia. Edi, un muchacho de 35 años, hijo de dos padres que no han estado lo suficientemente presentes en el desarrollo de su vida, tratando de construirse a sí mismo desde un lugar totalmente antagónico a lo que son sus progenitores.
Alma, una mujer que ha dedicado su vida a trabajar en un hogar como empleada y criando a un hijo que no tuvo. El vertiginoso diálogo de Momi y Edi entre enrostramientos y recuerdos genera situaciones disparatadas y emocionantes, que dejan espacio al humor y a la reflexión. La pieza recuerda los primeros años de la década del setenta, con toda esa fantasía casi idílica de la revolución de la moda, con sus minishorts, peinados nuevos. La música de la obra es casi protagónica y resalta a Tony Ronald, cantante de la época.
Actuarán Marcela Fernández Señor y Andrés Fraire. Escenografía, vestuario y asistencia de dirección están a cargo de María Julia Boselli y Magdalena Morea, y la dramaturgia y dirección general de Guillermo Farisco, quien tiene más de 34 años de trayectoria como actor y ha trabajado en obras como La lección de anatomía, Jesucristo Superstar, Las Troyanas, El Fantasma de Canterville. En 2015 integró el elenco Radioteatro para ver en el Centro Cultural Kirchner. Comienza su carrera como dramaturgo compartiendo la autoría de “Para comerte mejor, un programa para meterse en la boca del lobo” y “1223 DH” con Marcela Fernández Señor.
Marcela Fernández Señor cuenta con una extensa trayectoria como actriz , participando en cine, televisión y numerosos espectáculos dentro del ámbito oficial en el Teatro Nacional Cervantes y el Teatro Presidente Alvear y en el ámbito independiente bajo la dirección de prestigiosos artistas. Por otra parte se especializa en caracterzaciones vocales, habiendo trabajado en los programas radiales “La ciudad desnuda” en FM Palermo y en “Apagá la tele” en la Rock & Pop, además de realizar doblajes y actuaciones en comerciales para radio y televisión para reconocidas marcas nacionales e internacionales. Siendo nieta de emigrantes gallegos, se encuentra activamente ligada a la comunidad española en la Argentina.
Andrés Fraire tiene 30 años. Desde chiquito tuvo inclinación por el arte, la música, las imitaciones. A los 17 cursando el último año del secundario su profesor de Teatro lo invitó a realizar funciones de una obra para chicos. Desde entonces supo que actuar era su vocación. Se recibió a los 21 años de profesor de Artes en Teatro en el Instituto Integral de Arte de nuestra ciudad. Con 22 años llegó a Buenos Aires con la intención de seguir formándose. Tuvo la posibilidad de estudiar con maestros de actores tales como Jorge Marrale, Osvaldo Santoro, Javier González, Virginia Cardoso, entre otros. Tomó clases de canto, acrobacia en tela y aro, actuación frente a cámara y guitarra. Participó en obras como “Hamlet”, de William Shakespeare, “Extraño juguete”, de Susana Torres Molina, “Antígona”, de Sófocles , “Segismundo, vida o sueño”, de Guillermo Farisco, “El zoo de cristal”, “Desde el andamio”, “Isidro vs Isidro”, entre otras. En televisión participó del ciclo «Historia clínica», unitario producido por Underground y Telefé.
La función se concretará en el Centro Cultural Comunitario Leonardo Favio el venidero sábado a las 21.30. El derecho de espectáculo ha sido fijado en 100 pesos.