Expresó que en esto no importan las jurisdicciones. Calificó de “grave” la “magnitud” del problema. Fue al firmar un acuerdo con la Asociación Nazareth
En el marco de la firma de un acuerdo con la Asociación Nazareht para atender la problemática de adicciones a las drogas, el intendente Martín Gill subrayó que “el Estado no tiene una política sostenida para abordar la magnitud” del flagelo pese a que “hay intenciones”.
Fue en un discurso de tono crítico y de un tenor poca veces visto en mandatarios. “Por la magnitud del problema nos resulta insuficiente lo que se hace desde el Estado. Y en esto no importan las jurisdicciones. El Estado como Estado hace muy poco”, disparó el jefe del Ejecutivo en un Salón Blanco colmado. Acto seguido, se centró en la cantidad de camas que tiene la Provincia de Córdoba para atender esta situación. “Es un puñado. No sé si sumándolas llegamos a cien. La magnitud supera lo que existe. Y lo supera también a nivel nacional”, expresó.
Contó que “no hay vez” que salga a recorrer la ciudad, en el marco de las actividades de su gestión, que no se encuentre con algún caso de esta naturaleza. Dijo que mamás y abuelas se acercan para plantearles el drama. “La magnitud es grave”, diagnosticó.
Remarcó la importancia del acuerdo con Casa Esperanza – Nazareth (ver página 3) y aclaró que conoce que “la demanda es terrible, pero por algo tenemos que comenzar”. Advirtió que se trata de “una inversión de toda la sociedad villamariense”. “No es un paso que abarca la totalidad, pero es un paso que va a salvar vidas, no hablando genéricamente, es cada vida”, manifestó.
Gill comentó que esta medida se da desde el Consejo Municipal de Adicciones, creado meses atrás. Detalló que desde el mismo trabajan en la idea de que el Hospital Pasteur contenga un centro de desintoxicación, que el edificio del viejo nosocomio sea un centro de día, que se genere una campaña pública y que se sostengan las “múltiples tareas preventivas” que lleva adelante actualmente la comuna, con 30 talleres culturales, actividades en playones deportivos y boxeo. En este marco, apuntó que “nos faltaba cómo dar respuestas desde lo terapéutico”, lo que se concreta ahora con el convenio con Nazareth.
“La problemática nos supera institucionalmente y requiere un abordaje comunitario entre todos los actores. La droga en sus diferentes versiones ha penetrado las organizaciones sociales en el mundo, también en las ciudades. Está vinculada a la violencia”, señaló.
Recalcó que conlleva la destrucción de la persona. “La droga hace pelota a las personas. Destruye absolutamente. No hay opción. Muchas veces se lleva puesta a la familia, el impacto es inmediato”, indicó ante la mirada atenta de los asistentes. Y advirtió que “en épocas de situaciones sociales conflictivas termina siendo un recurso utilizado como una cuasi salida, al obtener recursos para subsistir”.
En este sentido, Gill sostuvo que “el elemento central es generar proyectos de vida”.
En otro pasaje de su alocución destacó que “el campo de las adicciones es muy amplio en quien recibe una primera condena” en la Justicia. “No se trata de reprimir -aclaró-. A quienes habría que reprimir es a los responsables de hacer pelota a nuestros chicos. Son los grandes en este problema. Sentimos impotencia. Nosotros no tenemos las herramientas para enfrentarlos, pero sí para asociarnos” en pos de atender la problemática.