Fernando Páez, secretario de STIA, manifestó su preocupación ante la actitud tomada por los directivos de la fábrica Santa Clara
El último jueves un grupo de 27 trabajadores de la fábrica láctea Santa Clara, que funciona en la ex-Nestlé de Villa Nueva, se manifestaron frente al ingreso de la planta por haber recibido el telegrama de despido ya que, según aludió la firma, el precio de venta de la tonelada de leche en polvo ya no era rentable.
Preocupados por la situación, los trabajadores realizaron una protesta frente a la delegación villamariense del Ministerio de Trabajo de la Provincia de Córdoba. En esa dependencia, luego de una «acalorada» audiencia que se extendió aproximadamente durante dos horas, la cartera laboral dictó la conciliación obligatoria.
Eso trajo paz entre los empleados cesanteados ya que la medida implicó que la empresa debía dar marcha atrás en materia de despidos y reincorporar a los cesanteados, al menos mientras dure la conciliación acatada por la firma láctea.
Pero con el comienzo de una nueva semana, ayer volvió a darse un hecho que generó la alerta de los trabajadores. «La planta permaneció cerrada el sábado y el domingo, pero cuando los compañeros cesanteados quisieron reintegrarse ayer a sus actividades, tal como se dictó en la conciliación obligatoria, se encontraron con que el portón de ingreso estaba cerrado con un candado y no podían ingresar a trabajar», relató Fernando Páez, secretario del Sindicato de la Industria de la Alimentación (STIA), en diálogo con la emisora radial LV 28.
A la vez el dirigente gremial indicó que «aquellos que no fueron cesanteados sí pudieron ingresar ayer a la planta».
«Vamos a continuar con las negociaciones porque la empresa ha violado la conciliación obligatoria», señaló con marcados signos de preocupación.