El extribuno de Cuentas, José Naselli, le apunta al ámbito político local, haciendo eje en la transparencia. Desde allí propone una mirada crítica de los dirigentes, de los que dice que “repiten conductas para ocultar los desaciertos de la gestión accastellista”
“En materia política, la transparencia es el conocimiento profundo y detallado de las decisiones tomadas por los poderes del Estado, sus motivaciones y justificaciones, la manera en la que se ha hecho la colecta y uso de los datos, la información sobre los costos reales de los proyectos.
La transparencia es un mecanismo que previene actos de corrupción y permite a la ciudadanía conocer el funcionamiento interno de las instituciones y el manejo de los fondos públicos.
Del discurso a la realidad
Cuando hace más de ocho años asumí como tribuno, me llamó la atención la frecuencia con la que Eduardo Accastello, utilizaba (con destreza discursiva), una palabreja que automáticamente arrancaba nutridos aplausos de la corte de adulones y sumisos que siempre le acompañó y aún le acompaña y protege.
Me refiero a su reiterada promesa de que su Gobierno sería el más transparente de la historia de la ciudad. Sin embargo, quien se autoproclamara el “campeón” de la “transparencia”, incumplió con su deber como funcionario cuando omitió proporcionar al Tribunal de Cuentas los informes que se le solicitaron, incluso en casos muy graves, como ser, los casos de firmas apócrifas, falsedad documental evidente, falta de rendición de cuentas y una larga lista de otras irregularidades.
La construcción del “relato” propio
Quizás la explicación a esta exasperada tendencia que aqueja a políticos y gobernantes, que los lleva a prometer llegar a ser, lo que obligatoriamente tendrían que ser, es más bien de orden psíquico compulsivo. Porque prometer una gestión transparente, es nada más que una frase de circunstancia, inútil, baldía, superflua. Casi rayana en lo ridículo. Es como si un juez, prometiera que sus fallos van a ser “justos”.
Lo extraordinario es que quienes se apresuran a comportarse con “transparencia” en su mayoría son aquellos enrolados en el aglomerado político denominado “Frente para la Victoria” y sus anexos locales.
En realidad, quizás sin pensarlo, están construyendo su propio relato, que luego dista años luz de la realidad comprobable.
Villa María, “ayer”
En los primeros días de la actual administración, también escuché (y leí) con cierta asiduidad la palabreja “transparencia”. En una de mis notas, (marzo/16) celebraba la puesta en marcha de la denominada “plataforma para la apertura de datos municipales”. Pero al mismo tiempo alertaba: “…la apertura de datos anunciada, se asemeja a un puente que apenas ha comenzado a construirse, pero los bolsones de corrupción que anidan en algunos espacios de la comuna, subsisten intocables…” y terminaba alertando que de no proseguirse con la “construcción del puente”, llegaríamos a la paradoja de la novela “El Gatopardo”, o sea, promover cambios, para que nada cambie.
Villa María, “hoy”
Lamentablemente, pareciera que la “genética” ya ancestral de los políticos del denominado “Frente para la Victoria” (en todas sus sub-variantes y ramificaciones) se impone como la naturaleza ínsita en el escorpión que termina picando a la rana, aún a costa de su propia vida.
Hay mil preguntas que no tienen explicación: ¿por qué no se auditan las cuentas de los últimos años de gestión accastellista? ¿Por qué no se dan a conocer los datos sobre los costos originados en la apertura y cierre de una inexistente repartición municipal en la ciudad de Córdoba? ¿Por qué se mantienen en sus puestos a quienes se burlaron impunemente de las ordenanzas, incumpliendo con el deber de rendir las cuentas?
¿Por qué las 250 viviendas se encuentran sin terminar, y por qué las empresas constructoras que intervinieron en los primeros tramos de la obra y cobraron los importes previstos, fueron relevadas de sus obligaciones sin explicación alguna? ¿Qué pasó con la “ponderada” (para no decir “cacareada”) auditoría del Eninder? ¿Existió o no existió una delictual violación del deber de custodia de las declaraciones juradas de los funcionarios comunales?
¿Por qué razón el mueble que contenía las declaraciones juradas que debía custodiar la auditora General señora Alicia Peressutti fue cambiado de lugar y puesto fuera de la vista de los empleados de la oficina respectiva? ¿Por qué fueron “limpiados” tres empleados (facturantes) de su oficina? ¿Por qué se guarda espectral silencio sobre este posible hecho? ¿El retiro delictual de las declaraciones juradas de Accastello, sucedió o fue fruto del imaginario de algún enfebrecido? Y así podríamos seguir preguntando hasta el infinito.
Ignorando la historia
Si quienes hoy ocupan sitiales de poder en nuestra comuna, creen que es cuestión de dejar pasar el tiempo y que ciertas cosas se olviden, les recomiendo que se anoten en algún curso sobre historia universal. Podrán salvarse del papelón gracias a los jueces “legítimos” y a los magistrados que se prestan al servil papel de archivadores seriales de causas.
Podrán autoproclamarse “transparentes” y al mismo tiempo especializarse en ocultar la realidad. Con humildad, pero con profunda convicción, les recuerdo la locución latina “Sic Transit Gloria Mundi”, que significa literalmente “Así pasa la gloria del mundo” y que se utiliza para señalar lo efímero de ciertos “triunfos” en nuestra existencia.