Hay personas en la ciudad que han dejado una huella imborrable y una de esas es Juan Carlos Mulinetti.
Un día como hoy, el por entonces jefe de Bomberos local perdía la vida en la zona de las compuertas de nuestro Balneario, tras rescatar a dos jóvenes que habían caído al río.
Les salvó la vida entregando la suya.
Amigo, compañero e integrante del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Villa María, el doctor Miguel Sponer lo recordó con un afecto inquebrantable y en nombre de muchos que siguen teniendo en la memoria al Mula como un héroe:
“Hace hoy hace 33 años, pasadas las 3 de la tarde, la ciudad lloraba silenciosamente la pérdida de quien posteriormente se transformaría en uno de los grandes íconos de nuestra querida Villa María.
Un bombero sencillo que entregó su existencia por una causa: la del servicio y la solidaridad. En él, en el inolvidable Mulita, habitaba un ser de dimensiones inconmensurables. Ese cuerpo portaba todos los adjetivos que definen a los valores más sobresalientes de las personas.
En el intento por salvar una vida, perdió la batalla en ese río que lo viera nacer y crecer.
Bombero por vocación y arriesgado por convicción, no dudó ni especuló a la hora de dar el salto y beberse las aguas. Las compuertas fueron mudas testigos del final del Mula. Un tronco se estrelló en su pecho y aún así, herido de muerte, pudo arrastrar a quien había decidido una maniobra alocada.
Esas sin razones que cuestan adioses definitivos se habían consumado. Juan Carlos era agua y fuego a la vez. Héroe sin fronteras. Las dimensiones de su ser iban mucho más allá de su anatomía.
Fue por años el luchador cotidiano contra los siniestros más conmocionantes que viviera la ciudad. Miles de temerarias anécdotas sobre sus arriesgadas acciones ganaron la consideración cotidiana. Estas pocas líneas sólo pretenden no olvidarlo.
Que siga siendo el ejemplo del jefe amigo y guía. El que llevó como nadie, o como muy pocos, el uniforme bomberil.
Quien instaló su nombre más allá de todas las fronteras. Ya van 33 años de su ausencia, 33 años de una raíz que difícilmente vuelva a crecer.
Le decían el Mula; para nosotros, que formamos parte de aquella tropa, era Juan Carlos, el jefe, el hombre “agua y fuego” imperecedero en el tiempo y en la memoria colectiva de una ciudad que nunca habrá de olvidarlo.
Por siempre vos, ‘Mula’, en este 33 aniversario de tu fallecimiento”.