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“Cuando no tengamos políticos corruptos, esto va a mejorar”

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“Cuando no tengamos políticos corruptos, esto va a mejorar”
Gladys Cabezas

Nació en Avellaneda el 22 de junio de 1960. Es docente y licenciada en Psicología Social. Tiene tres hijos y tres nietos. Fue directora de jardín de infantes, dio clases en el Nivel Primario y su vocación es el trabajo social. Tras el asesinato de su hermano José Luis se divorció, crió sola a sus hijos y dedicó parte de su vida a luchar por la justicia. Trabaja en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y es parte del grupo que impulsó la campaña “Para que no te pase”

Pequeña gran mujer. Fue la frase que vino a mi mente al estrechar su mano y ver que su estatura media adquiría la altura y la fortaleza de un roble al reflejarse en su mirada o en cada palabra disparada por su boca rebelde. Gladys Cabezas es una guerrera, su escudo es el amor surgido del sufrimiento por su hermano asesinado y su espada, la solidaridad con el prójimo, con el que necesita ser escuchado, con el que está solo y espera.

No le tiembla la voz para decir sus verdades, no le tiembla el pulso para escribir una nueva página de la historia junto a los familiares de los muertos en democracia.

Al grito de “Cabezas, presente”, su sensibilidad se funde en un abrazo con la dureza y dejan grabado a su paso que el olvido ha sido el gran derrotado en esta batalla.

-¿Por qué le cuesta tanto a los familiares de las víctimas de la democracia ser escuchados y atendidos en los lugares que corresponde?

-Porque fue mucho más fácil negarlos durante 12 años y no decir que son muertos en democracia. Porque en democracia no podía haber muertos, como no podía haber un periodista muerto. Entonces es más fácil taparlos, estos fueron muertos tapados.

Y cuando hicimos esto con muchos familiares, cuando hicimos “Para que no te pase”, mostramos a esos muertos que estuvieron encajonados mucho tiempo. Y nosotros lo que quisimos era darle voz a esas voces que nunca tuvieron. Mostrar que su familiar había muerto y que nadie le daba bolilla.

Para mí fue un objetivo más que cumplido, que ahora nos estén llamando jueces y fiscales diciendo señora tenemos que cambiar esto pero nosotros también tenemos dificultades.

-¿Cuáles son las principales dificultades que plantean?

-No todo está bien, la Policía no puede ser la que investiga y le dé todo al fiscal. No puede investigar la misma bonaerense porque sabemos que está todo podrido. Y a mí que no me lo cuenten porque lo viví con mi hermano y hace veinte años que estoy diciendo basta de impunidad.

-¿En este momento, se siente más escuchada que antes?

-No sólo yo, todos nos sentimos más escuchados. Esto es un grupo de trabajo, hay mucha gente que pensamos igual y otras que porque le dieron dos mangos piensan que tienen que ser obedientes. Pero esa gente en realidad no sirve porque cuando llegás a esto, a hacer lo que hicimos nosotros (por la marcha) con mucho miedo, porque tenía mucho miedo que se desbande, pensaba acá te infiltran a alguien y sonamos.

Es más dijeron que esta marcha fue macrista, por otro lado que nos mandó Massa. No, a nosotros no nos mandó nadie, nosotros nos juntamos, Carolina Píparo, Matías Bagnato, la gente de Cromagnón, la gente de Once, la mamá de María Angeles Rawson.

Nos juntamos y dijimos basta, esto se tiene que terminar, estos muertos tienen que salir a la luz. Esta gente tiene que tener derecho a estar en un proceso justo, y al que no le pasó que no le pase, y que apoye todo esto.

Nosotros nos juntamos, lo hicimos sin un peso. Sí, tengo que ser honesta la Secretaría de Derechos Humanos nos prestó el espacio, ahí hicimos el spot, las fotos y la conferencia de prensa. En la ex-Esma donde yo trabajo.

Y nos puso el escenario y la pantalla pero después lo hicimos solos. Si vino mucha gente o no vino no importa, nosotros no regalamos choripán ni pusimos micros, nada. El que quería venir era porque su conciencia le decía “tengo que estar para que a mí no me pase”.

Así que el objetivo nuestro se cumplió.

-Antes de comenzar la entrevista me comentó que usted para algunos es una gorila ¿por qué lo dice?

-Por esto, porque no estoy de acuerdo en que se le dé subsidios a la gente, porque para mí el subsidio es rebajarla, la gente tiene que trabajar y con su plata ir a comprar el saché de leche de la marca que quiere, comprar la harina que quiere y mandar a sus hijos al colegio que quiere.

No tiene que estar obligada y hoy por hoy un subsidio es cállate la boca y para mí eso es nefasto. Es obligar al otro lo que tiene que hacer.

La vida no es así, no es hacer lo que hicieron de negar la educación.

Acá tenemos un país que la educación se vino abajo y esto tiene que salir con educación y cultura.

La cultura al trabajo, la cultura al policía, la educación del pibe que está en primer grado que tiene que saber leer, escribir, sumar y restar. Y después aprenderá a dividir y multiplicar. No escribir en imprenta, poder escribir en cursiva y saber dónde están las puntuaciones.

Por eso los pibes no saben leer, no saben interpretar un texto, porque a los maestros le da lo mismo que escriban en imprenta que en cursiva.

gladys-cabezasHacer pasar un chico de grado por hacerlo pasar, para decir acá no tenemos analfabetos, sí señores tenemos analfabetos porque le hice pasar de grado y no sabía.

Y sabés quien sufre todo esto, la criatura porque el pibe que está en sexto y tendría que estar en segundo tiene muchos problemas, por eso las psicopedagogas, porque se siente menos, hay que entender a esa criatura, me parece que los padres se tendrían que poner las pilas y decir acá no hay una educación como la que tuvimos nosotros.

Yo me crié en un colegio del Estado y ahora andá a mandar un chico a un colegio del Estado.

-¿Por qué piensa que surge esta negación al aprendizaje?

-Porque venimos doce años de un gobierno donde era más fácil que seamos todos incultos y dejar que ellos sigan robando. Es eso, porque cuando nosotros nos empecemos a dar cuenta, seamos un poquito más inteligente, estudiemos, nos estaremos dando cuenta que nos están robando el país.

Y de ahí sale esto de la gorila “vos sos una gorila, no entendiste nada”, y yo entendí mucho, yo lo viví, viví doce años en la Secretaría de Derechos Humanos y sé perfectamente todo lo que hicieron.

Y ojo, que hubo otras etapas. Nosotros tuvimos un secretario que se llamó Eduardo Luis Duhalde que fue un tipo muy honesto y sacó mucha gente que ha robado muchísimo. Fue en la época de Néstor Kirchner porque Néstor era un tipo que bajaba una línea muy correcta, pero cuando falleció Néstor y falleció Eduardo Luis Duhalde vinieron cuatro años de Cristina, y estos chicos de La Cámpora, que fueron lamentables.

-¿A qué se refiere?

-Pusieron de nuevo a toda la gente que robó y se dedicaron solamente a defender a los presos. Nosotros teníamos que defender a los presos, nada más.

Yo no pido la pena de muerte, pero yo no soy lo mismo que un delincuente, vos no sos lo mismo que un delincuente, un delincuente tiene que cumplir su condena, que tiene que tener educación sí, es más yo pondría que el preso se pague su comida porque después salen y los jueces no pueden ni ver una pericia psicológica.

Una pericia psicológica no es que aprendió a barrer en la cárcel, o que se acostó a las 8 de la noche una pericia es que ese tipo se dé cuenta lo que hizo, que se dé cuenta que mató una persona, una vez que se dé cuenta lo podés largar a la calle, mientras tanto no.

-¿Y cuáles fueron para usted los factores que nos llevaron a tal deterioro ya sea a nivel educativo como también a nivel delictivo?

-Fue la política. La política nefasta que tuvimos durante doce años. O sea nosotros somos democráticos pero no somos republicanos. Porque la República tiene un límite, acá en la democracia todo vale. Y no es así, no todo vale.

Todo no vale señores, yo sé que hay grises en el medio, pero si vos robás o matás vas al negro, no vas ni al blanco ni al gris, vas al negro.

Y yo no soy igual que un delincuente, ni yo, ni la gente que labura todos los días, no somos igual que ellos y últimamente nos ponían como los delincuentes, al carnicero, al médico lo pusieron como más delincuente que al tipo que le fue afanar, al tipo que le rompió la vida de laburo de muchos años.

-¿Justifica tener armas para defenderse?

-No justifico que tengan armas en la casa, yo no tengo, pero no sé si un día vienen y tengo un palo y se lo doy en la cabeza. No lo sé, no voy a ser hipócrita.

Cuando fue el juicio de mi hermano yo le quería pegar a Prellezo, le quería pegar, me sacaron los policías.

Yo admiro a mi viejo, la fortaleza de mi viejo que nunca nada. En cambio, yo le quería pegar.

Y no soy ni gorila, ni de izquierda, soy una persona que se crió en un lugar que le dieron cultura, amor, educación, unos padres laburantes. Se pudieron comprar su casa, mi papá se jubiló y al otro año le mataron al hijo y tuvieron que vender su casa y se les terminó la vida. Laburaron siempre y vengo de eso y mis hijos están educados así.

-Y cuándo dice que le enferma el país

-Me enferma que la gente sea como sea. No puedo tolerar la hipocresía, que te estén mintiendo en la cara, esto del piripipi. Ahora que nos están llamando los jueces, vamos todas las mujeres, todas bastante indomables, vamos con los tapones de punta y les decimos basta de piripipi.

Porque acá primero tienen que pedir disculpas por no haber alzado la voz, porque acá es mentira que los tres poderes son independientes, el teléfono rojo existe y hay que cortarlo. Ustedes (por los jueces) tendrían que haber levantado la voz.

Si un juez tiene dos años el escritorio lleno de expedientes, hay que decirle señor qué hizo, nada, bueno váyase y que pongan a otro. Es simple, es fácil pero siempre y cuando la política no se meta. La política no está para meterse.

Yo apuesto por el cambio y esto de que los jueces nos estén escuchando no lo podía creer, estamos hablando el mismo idioma.

-¿Ellos confiesan haber sido presionados?

Presionados no, pero ellos hacen lo que la Policía les trae, ahora me imagino que con el caso de mi hermano el juez tuvo en un teléfono a Menem y en el otro a Duhalde para decirle lo que tenía que hacer. Porque el tema de mi hermano fue Menem, Duhalde y Yabrán, Yabrán era un Lázaro Báez y arriba de él había otra gente, no seamos tontos, y él no tenía que salir como no tendría que haber salido Lázaro Báez y el otro con los bolsos.

Yabrán era eso, un testaferro de toda esta gente que afanaba.

-Pensar que todo se desencadenó por una foto…

-Porque es la mafia y la mafia no se deja ver. Si Yabrán iba a hablar, menos mal que se mató, porque el tipo iba a denunciar todo y el último que apague la luz. Y es lo que está pasando hoy, para mí esto es un deja vú. Lo que está pasando con Lázaro Báez es un deja vú, es lo mismo que el Gobierno de Menem, es lo mismo.

Es la política, los políticos corruptos que tenemos.

-Hábleme de su infancia con José Luis.

-Fue muy linda, muy linda. Nosotros vivíamos en una casa vieja que era de mis abuelos, esas casas con galería y una parra y teníamos una escalera a la terraza. Nosotros nos sentábamos en un escalón y hacíamos que era nuestro coche, un chevy rojo, nosotros le poníamos chevy rojo porque nos gustaba (sonríe).

Entonces hacíamos que subíamos y bajábamos del auto, que éramos hermanos que viajábamos por el mundo, era hermoso, y jugábamos mucho. Mis viejos siempre nos criaron muy juntos, los amigos del barrio lo compartíamos, mi casa estaba siempre llena de chicos porque mi mamá quería que vinieran a mi casa, y la adolescencia también.

Eramos muy compinches, mi mamá quería que fuéramos juntos a todos lados, entonces nosotros llegábamos a la esquina y nos íbamos cada uno por su lado (se ríe) y después nos juntábamos en el mismo lugar y llegábamos juntos.

Porque antes la mujer, cómo iba a salir sola.

-¿Y su padre?

-Mi viejo siempre laburó, recuerdo que cuando iba a la primaria un día la llamaron a mi mamá porque yo dibujaba a mi familia y a mi papá siempre lo dibujaba lejos. Porque mi papá no estaba nunca, tenía tres laburos, se iba muy temprano y venía muy tarde y a veces lo esperaba y me quedaba dormida en la mesa.

Mi papá trabajaba en una empresa cerealera, tenía un taller de repuestos y a la noche trabajaba con mi vieja limpiando unos consultorios. Había que trabajar, ellos vivieron siempre de alquiler y cuando se pudieron comprar su casa al año mataron a mi hermano. No disfrutaron de nada.

-¿Qué soñaban con su hermano?

-Fui una vaga en el colegio y mi hermano también, del primer colegio nos echaron por ratearnos (se ríe). Yo soñaba con ser maestra, primero soñaba con ser peluquera y mi papá decía no. Empecé estudiando comercial, nos echaron y mi viejo cuando se enteró que nos quedamos libres casi nos mata y nos mandó a un colegio de señoritas que ese año aceptaban a varones.

Fue tremendo, pero estudiamos y nos recibimos.

A José Luis no sé bien cuando le empezó a gustar la fotografía, teníamos un primo que era fotógrafo y él lo ayudaba, mi hermano dejó un trabajo en un laboratorio medicinal bien pago y lo dejó para estudiar fotografía. Cuando se recibió fue a sacar fotos a las plazas y me acuerdo que yo lo ayudaba porque él sacaba las fotos y yo le llevaba las fotos a las madres y las cobraba.

-Usted dijo que nunca le había prestado atención al trabajo de su hermano

-No, jamás. El empieza a trabajar en la revista Noticias porque le saca una foto al ministro (Miguel Angel) Roig en la Embajada francesa, él trabajaba ahí como fotógrafo, y saca la foto y a la noche el ministro muere y él tenía su última foto. Y la lleva a Perfil y ahí empieza a trabajar.

La verdad que cuando nos juntábamos era compartir a los hijos, a los viejos, contaba algunas cosas por ejemplo lo de Carlitos Menem que eran cosas que lo habían conmovido pero yo nunca había comprado la revista Noticias.

Y cuando empecé a ver sus fotografías, me sentí como media culposa y por eso, esto de acompañarlo en las muestras me parece que lo estoy acompañando a él.

Porque lo que tenemos en este mundo es que siempre reconocemos a las personas cuando mueren, les damos premios y ellos nunca se enteran. Por eso mi compromiso es acompañarlo. Por eso siempre estoy en las muestras.

-¿Desde antes de la muerte de José Luis ya era una luchadora o surgió a raíz de la pérdida?

-Siempre fui rebelde y no obediente. En casa cuando pasaba algo, José Luis era muy mamero y mi vieja con José Luis era todo y pasaba algo y para mi vieja siempre era yo la que armaba lío.

Era así un poco revolucionaria, de decir hagamos lío.

Pero nunca se me dio la oportunidad de hacer una militancia activa, a partir de José Luis se me dio la oportunidad y la verdad, lo social es lo que me encanta.

A ver, yo tuve oportunidad de ser diputada, de que me dieran mucha plata para decir que Yabrán no fue, me querían regalar la casa, pero yo decidí seguir trabajando y hacer lo que quiero.

Nadie me tiene que callar la boca, yo soy libre, en la vida soy libre.

-¿Cómo vivió el proceso del duelo? porque todo duelo tiene sus etapas

-Fue tremendo, primero que no entendíamos nada, te imaginás estábamos de vacaciones y nos enteramos por la radio. Hasta que empecé a darme cuenta tenía mucho miedo, dormía con la luz prendida y hasta que salió el ADN de mi hermano, yo a mi hermano lo veía en cada esquina. Y los primeros días atendía el teléfono pensando que era mi hermano que me pedía ayuda.

Y después tenía que ver la autopsia, necesitaba saber qué había pasado, me fui hablar con los presos para ver como lo mataron, necesitaba saber, porque en este país que nunca sabés lo que pasa, si llegábamos a un juicio y los tipos no eran, y estabas metiendo en cana a un tipo que no era.

Para mí era una responsabilidad, como es hoy una responsabilidad que estos tipos que lo mataron estén escrachados de por vida, no se los puede condenar más pero por mí van a estar escrachados de por vida.

Yo voy a Madariaga y me paro en la puerta del policía que mató a mi hermano y se hizo una re casa y me paro y digo salí. De mí no se van a salvar, voy hacer una piedrita en su zapato.

-¿Desde el primer momento se habló de Yabrán?

-No, en el primer momento se habló de que fueron Los Pepitos, que era una banda de mujeres que trabajaba la noche, a nosotros no nos sonaba mucho esa idea y decían que mi hermano había extorsionado.

Sí, en el velatorio entraron algunos políticos que decían que esto era obra de Yabrán y otros que decían es la maldita policía.

Después aparecieron Los Horneros y hablaron de Prellezo y Prellezo empezó a hablar de Yabrán.

-¿Nunca tuvo ganas de enfrentarlo a Yabrán?

-No, yo vivía en los juzgados, porque al principio no nos daban los expedientes, entonces teníamos que ir a grabar y yo ayudaba a los abogados. Era una locura.

-¿Imaginó alguna vez que “No olviden a Cabezas” iba a permanecer a través de veinte años?

-No, la primera marcha de mi hermano se hizo en la calle Corrientes, en la esquina de la editorial y yo me subí al séptimo piso y miraba para abajo y veía tantas cabecitas juntas, gente y más gente y yo pensé ¿quién era este tipo?

Porque yo conocía el jodido, el que nos peleábamos, pero ese tipo, que todo el mundo salga a decir “Cabezas, presente” me asustó. Y ahí me empecé a dar cuenta de la dimensión del crimen, que un periodista no tiene que ser noticia, un periodista es el que va a buscar la noticia, ahí me di cuenta la mafia que había y pusimos por primera vez un abogado.

-Los políticos la llamaban…

-Sí, venían a sacarse a fotos, al principio los dejaba pero ya después me molestaban. Te cuento, mi papá sufrió siempre del corazón, cuando fue lo de mi hermano fue lo peor, y una vez lo internaron y claro los periodistas querían saber cómo estaba y se le colgaban de los techos, entonces viene un día el director y me dice mire señora salga hablar porque me están copando el hospital.

Y otro día viene el director y me dice vino el médico del presidente. Me preguntó si necesitaba algo y yo le dije dígale al presidente que lo único que necesito es que descubran quién mató a mi hermano.

No tenía nada que hablar con esa persona, qué es lo que querían, ahí empecé a entender ese juego perverso de “te doy pero cállate”.

-¿Ese juego perverso continuó durante los últimos doce años?

-Mirá yo voté a Néstor y a Cristina y me defraudaron, porque yo pensé que la cosa iba a cambiar y no cambió nada. Entraron para afanar guita y cag… en todo el mundo porque era eso “te doy, pero callate”. Entonces, esos doce años me dolía mi Argentina porque ya lo había vivido antes.

-¿Recibió amenazas?

-Sí, en el barrio estaban los custodios de Yabrán, me sacaban fotos, o me mandaban pizzas que no había pedido, a mis viejos también los amenazaron y ellos tuvieron protección, yo no quise.

Pero la verdad nunca tuve miedo, porque me sentí protegida por los periodistas, para mí son mis hermanos del corazón, siempre me ayudaron.

-En el acto de presentación de la muestra, usted habló desde el amor

-Sí, porque el dolor se puede transformar en odio, en morirte como se murió mi papá de tristeza o en esta lucha, en el amor. Esto se construye con educación, cultura, con amor al prójimo. Con mirarte a los ojos, reírte, llorar, comprender al otro.

-¿Por qué los argentinos tenemos este desencuentro o grieta como la llaman?

-Porque no todos pensamos igual pero hay respetar al otro, lo que no se respeta es el fanatismo. En ninguna parte, en Boca o en River porque se matan, y en política menos. Porque vos no podés defender lo indefendible.

El fanatismo no es bueno.

-¿En algún momento sintió odio?

-No. Yo fui a ver a los presos de mi hermano, y no puedo odiar. Mi mente no puede llegar a entender cómo se puede matar a una persona, en mi casa no hubo odios, al contrario.

Por supuesto no haría un pijama party con ellos pero no los odio.

En mi familia siempre hubo amor, esa cosa de familia, eso de sentarse y conversar y por eso no soy mucho de la tecnología.

-¿Le quedó algo pendiente con su hermano?

-No, yo soy muy bocona, muy espontánea, no me guardo nada. La verdad que no me quedó pendiente nada, lo que tengo que decir lo digo, yo soy muy transparente y cuando algo no me gusta se me nota en la cara.

Soy muy sensible, así como me ves de dura, y no cualquiera me moviliza, pero yo quiero a muchas personas y si me traicionan me duele en el alma.

Y no pongo la otra mejilla, para mí fue.

-¿Se sintió muy traicionada?

-Y sí. Yo perdí a mi mejor amiga, ella fue la madrina de mis hijos, la testigo de mi casamiento, yo fui la madrina de su hija y la perdí, tal vez porque ella tuvo miedo y me dijo que yo no era la misma. Y la perdí y a veces pienso “tengo que llamarla” pero no, porque si no me puede acompañar en este momento… Porque es muy fácil acompañar en las buenas, hay que acompañar en las malas.

Y yo soy de acompañar en las malas, tal vez no voy a una fiesta pero cuando estás mal me vas a tener, mi familia fue así, mi viejo era sí, mi vieja era así.

Mi familia era muy solidaria, mi viejo era lo más, vino de España muerto de hambre y amaba a la Argentina y la Argentina le quitó a su hijo, mirá vos.

-¿Esta comunión de corazones que lograron los familiares de las víctimas de qué manera la vive?

-Somos una comunión, somos familia, porque a todos nos pasó lo mismo, lo que yo te cuento les pasó a ellos, porque detrás de esas familias hay otras familias y ¿cómo armás el rompecabezas?, te faltan piezas.

Y las piezas las vamos llenando con la solidaridad y el apoyo.

-Para que se haya llegado a tal nivel de violencia ¿qué pasó?

-La política, que apadrina y tapa. Cuando no tengamos políticos corruptos esto va a mejorar. Yo ahora voté al Pro por María Eugenia Vidal porque trabajamos con ella antes de ser gobernadora y es una excelente persona.

Y lo voté porque pienso que vamos a salir, que vamos a empezar a ser escuchados.

-También estuvo en la marcha de Ni Una Menos.

-Es muy fuerte, todavía no puedo entender que un tipo pueda matar a una mujer que es la que le dio la vida. Eso hay que apoyarlo, la trata de personas, los menores extraviados, hay que salir, dar charlas, asesorar a los maestros.

-La última, ¿cuál es su sueño hoy?

-Si con mi granito de arena puedo cambiar un montón de cosas bienvenida sea y dejarles el mejor país a mis nietos apostando a la educación y a la vida.

 

Opiniones

Mauricio Macri

Creo que agarraron un gobierno destrozado, yo que estoy trabajando en la Secretaría hace dieciséis años vi como destruyeron todo. A las notebooks que no se pudieron llevar les tiraban agua caliente para quemarlas. Yo vi las cosas que destrozaron, no me la contaron. Y vi los que entraron a último momento ganando el triple de los que estábamos ahí y que no hacían nada.

Lo único que venían era a romper, yo lo viví.

Y tengo expectativas que este país va a cambiar, vamos a trabajar y apoyar estos cuatro años porque el país es una República y si se destruye esa República nos destruimos nosotros.

 

María Eugenia Vidal

Es lo más. Y a ella le pasa lo mismo, trabajar en la provincia de Buenos Aires es muy jodido, tenés la Policía bonaerense, los barones del conurbano y ella está construyendo.

La conocí cuando trabajaba en Asistencia Social y ayudaba a la gente y le metía pila.

Confío en ella, pero es responsabilidad de toda la sociedad que se calló mucho tiempo. A mí me dicen gorila porque nunca me callé, pero no soy la única, somos un montón a los que nos dicen gorilas.

Y tuvimos una sociedad que se calló por miedo, por no perder el trabajo.