Una especialista del Conicet dio detalles de la problemática asociada al déficit vitamínico
Escribe: Natalia Serantes
COMUNICACION Y PRENSA
La vitamina D es indispensable para la salud músculo-esquelética y para la prevención y el tratamiento de la osteoporosis. También es fundamental para la salud general, ya que participa en muchas funciones del organismo. Su deficiencia se ha asociado al aumento de enfermedades infecciosas, autoinmunes, cardiovasculares, algunos cánceres, a la diabetes e incluso al aumento de la mortalidad.
“La fuente principal de vitamina D en el ser humano es la síntesis que realiza la piel por la exposición a la radiación ultravioleta del sol, ya que muy pocos alimentos la contienen. Sólo está presente en escasas cantidades en los pescados grasos como el salmón, el arenque y el atún; en huevos, hongos y en alimentos fortificados como los lácteos enriquecidos con vitamina D. Por eso las personas tienen ,mayor riesgo de deficiencia de esta vitamina cuando hay poca o nula exposición a la radiación ultravioleta”, explicó Beatriz Oliveri, investigadora independiente del Conicet y jefa del Laboratorio de Enfermedades Metabólicas Oseas del Hospital de Clínicas de la Ciudad de Buenos Aires.
Entre los motivos de esta deficiencia, la especialista explicó que “puede ser causada por razones geográficas (altas latitudes, como en la Patagonia), en ciudades (por la edificación, hacinamiento, escasez de espacios abiertos y contaminación ambiental), por la utilización de pantallas y filtros solares y por evitar el sol por el riesgo de cáncer de piel”. Y agrega que “con la edad, además, disminuye la capacidad de síntesis en piel de vitamina D a 1/3 de lo que sintetiza un joven”.
En diferentes estudios realizados en Argentina en adultos mayores de 65 años se ha detectado una alta incidencia de deficiencia de esta vitamina. Esta aumenta significativamente en el invierno, llegando a valores de entre 52% y 94%, mientras que en el verano los números oscilan entre el 35% y el 40%.
“La deficiencia de vitamina D -con sus consecuencias nocivas para la salud- ha llevado a reconocer la importancia de poseer niveles adecuados que se valoran por su medición en sangre y que pueden ser alcanzados con suplementación disminuyendo así el riesgo de osteoporosis, fracturas y caídas, mejorando la función y fuerza muscular y también la respuesta a otros tratamientos para osteoporosis”, explica.
En Argentina existen varias formas de presentación oral de vitamina D3, lo que permite a los médicos indicar la más adecuada para cada paciente. La administración puede ser diaria o semanal en gotas (1.000 UI/gota) o a través de dosis intermitentes mayores (100.000 UI) que logran aumentar más rápidamente los niveles cuando éstos son muy bajos y que en algunos pacientes favorecen el cumplimiento.
“Los complementos son indicados por el médico con una frecuencia de entre uno a tres meses. Hasta el momento estas dosis de 100.000 UI se comercializaban sólo en solución bebible de 2 ml y recientemente ha salido la presentación en cápsulas blandas, más fáciles de ingerir y con mayor aceptación porque no tienen sabor y no dejan el gusto oleoso que muchas veces producen las ampollas”, explica Oliveri.
Particularmente en una evaluación se observó que a fines del invierno y durante la primavera, los mayores de 50 años que no recibían suplementación con vitamina D alcanzaban un 48% de niveles de deficiencia.
“Los estudios en pacientes con fractura de cadera han documentado incidencias de entre 80% y 90% de deficiencia de esta vitamina. Es importante recordar que la fractura de cadera es la más severa por su alta mortalidad y por causar discapacidad, pérdida de calidad de vida e independencia y aumentar el riesgo de nuevas fracturas”, advierte Oliveri.