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La increíble historia de Sebastián, un villamariense “suelto” en Italia

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La increíble historia de Sebastián, un villamariense “suelto” en Italia
Sebastián Pollioto no conocía Europa y en tres intensos años asegura que su vida cambió para siempre

Pollioto (34) se la jugó hace tres años para buscar nuevos horizontes y los encontró. Durmió nueve meses en un lavadero prestado, pudo jugar en la tercera división de Parma, es voluntario en Cáritas, se dedica a realizar ciudadanías y hasta tiene onda con el Papa. Cuidado con éste… porque se las trae

Sebastián Pollioto no conocía Europa y en tres intensos años asegura que su vida cambió para siempre
Sebastián Pollioto no conocía Europa y en tres intensos años asegura que su vida cambió para siempre

Hijo de Carlos, sobrino de Nelso, dos referentes del Fútbol Amistad de Villa María, Sebastián Polliotto es uno de esos “locos lindos” con los que da gusto cruzarse. Nunca había conocido Europa, y hace tres años “picó” a probar suerte con un par de mangos en el bolsillo, y un montón de sueños en la mochila. Le costó, pero se pudo acomodar y hoy vive una realidad que jamás pensó le tocaría. Tuvo suerte, es cierto, pero a la suerte, hay que acompañarla.

-¿Cómo y por qué decidiste ir a probar suerte a Italia?

-Primero porque soy medio loco y siempre me gustó viajar, explorar, ser curioso, inquieto… Lo cierto es que yo nací en Villa María, me crié aquí, también estudié y me recibí (ingeniero en sistemas); viví en Córdoba tres años y tuve la suerte de recorrer bastante el país gracias a mi trabajo. Y un día decidí salir a recorrer el mundo, así que compré el pasaje y me fui. No tenía ahorros ni nada, fue bastante “kamikaze” lo mío (risas). Además no sabía nada sobre el idioma, entonces se presentó todo como una gran aventura. Sí me llevé todos los papeles para hacer la ciudadanía, para poder estar legal y no tener problemas con ese tema, pero no sabía que había qué hacer, dónde ni cómo. La noche anterior antes de partir, yo ni siquiera había definido adónde iba a ir, aunque pensaba en un hostel o algo por el estilo. Así que hablé con la tía de una exnovia de mi hermano, una persona ‘x’, para jugármela y preguntarle si tenía un lugar hasta que me acomodara. Me dijo que sí, caí en Parma, y tuve un lugar para dormir en un lavadero donde me puso un catre… tenía pensado quedarme 15 días ahí y finalmente fueron 9 meses (se ríe).

-¿Qué sucedió con tu primer encuentro en un país diferente, a más de doce mil kilómetros de distancia?

-Es muy común escuchar ‘yo viajo a Italia porque es fácil el idioma, muy parecido al español, hago la ciudadanía al toque, trabajo encontrás rápido’, pero la verdad es que no es así, y lo digo porque yo fui con esa idea. Además sumale que aparecí allá sólo con 600 euros, dinero que se me había acabado en el primer mes, y a la semana había liquidado la mitad. Después llegó la magia del viaje. A mí siempre me gustó ayudar a la gente, y empecé acercarme a las iglesias para aprender italiano y dar una mano. El contacto más fuerte fue a través de Cáritas en Parma, donde conocí a una persona que había vivido diez años en México, por lo que fue un golazo de media cancha…Lo concreto es que para solicitar la ciudadanía es necesario cumplir una residencia y yo no tenía a nadie que me pudiera hacer ese favor. Me prestaron una bicicleta con la que conocí toda la ciudad (un poco más chica que Villa María) y empecé a trabajar en un comedor donde se brindaba asistencia a los inmigrantes, con comida, trabajo, estudio, ropa… todo.

-Acá en Villa María estabas bien…

-Sí, ni hablar. El pasar necesidades básicas que aquí en la ciudad nunca sucedió, allá pasó. Pero todo es hasta que te acomodás. Acá tenía una profesión, una carrera, una familia, entonces muchos te preguntan, ¿con qué necesidad elegís vivir esas situaciones? Yo quería explorar y probar…

-Fuiste a jugártela y terminaste jugando al fútbol…

-Sí, increíble. Un tipo de Cáritas era dirigente del Parma, me preguntó si jugaba al fútbol, le dije que sí, y me dijo si quería probarme… obviamente respondí que sí, tenía unas ganas bárbaras. Así que voy a un entrenamiento, me corrí todo, metí dos goles (siempre fui ‘9’), al técnico le gustó y me hicieron firmar un contrato en la tercera categoría del Calcio. Fue una cosa de no creer. Apenas firmé le saqué una foto al contrato y se lo mandé a todos mis amigos gastándolos porque algunos habían jugado en Belgrano y Talleres, pero yo había llegado sólo hasta la reserva de Alumni y dejé de jugar después de que me quebré a los 19. Todo fue increíble, esto me pasó a los 31, es decir doce años después de dejar el fútbol. En el primer partido metí un gol de afuera del área, salí en los diarios locales y se hablaba del argentino viejo que la metía (risas). Fui jugador profesional del Calcio en tercera durante un año, sin plata, durmiendo en un catre dentro de un lavadero con 14 grados bajo cero, una ventana que no se cerraba del todo, y laburando en Cáritas con una bici prestada. De la vida común y rutinaria que tenía a todas esas cosas que me estaban sucediendo, el cambio en mí era enorme, y estaba muy feliz, ya que al jugar al fútbol empecé a conocer Italia…

-Después del fútbol… ¿qué vino?

-Puede haber trabajo en Europa, pero si no tenés un contacto, como en todos lados, es difícil. Conocí a una chica que me presentó al subdirector de un bingo en Parma (chaqueño), me dijo que ahí estaba complicado, pero que en Roma había posibilidades, y yo realmente quería estar en Roma, y se dio después de una entrevista con el director que era su amigo. Hoy vivo en la capital, a la vuelta del Coliseo, al toque del Vaticano, y me pasan cosas tan locas como desayunar con Francisco (la última vez sucedió antes de venir a la ciudad) o tener gran amistad con su secretario personal, con quien nos juntamos comer o a tocar la guitarra, el güiro y cantar (se ríe).

-Hoy estás abocado a otra cosa, después de haber transitado el período de adaptación.

-Todo comenzó a acomodarse poco a poco, y yo que siempre escribí, empecé a registrar todo para lo que hoy es el libro que presenté de cómo realizar la ciudanía de principio a fin, y desde hace dos años vengo haciéndolo, a punto tal que este libro lo presenté ahora en Buenos Aires, Rosario y Córdoba. Hoy saco fotos, y desde hace un tiempo tengo un blog (“1000 cosas interesantes”), donde subo escritos y artículos que parecen gustan mucho y tienen mucha repercusión. En el último tiempo me dediqué a explicar el paso a paso de la ciudadanía, con las experiencias personales de cada uno, porque cada trámite es un mundo diferente. Entonces hay muchísima gente interesada que entra al blog, que se vincula con el canal de YouTube, y a través de eso, de los medios de comunicación digitales genero mis ingresos, porque los receptores son de toda Latinoamérica.

-Sos muy reconocido en Argentina por eso…

-Me dedico a facilitar los trámites y asesorar a argentinos que quieren viajar a Italia, porque es lo que me faltó a mí cuando fui, y la verdad es que se complica bastante no sabiendo nada. Hablo con 40 personas por día y es espectacular. Yo no cobró por brindar asesoramiento o dar información, sino que encuentro la veta por YouTube, los clicks, y las publicidades. Entonces puedo ayudar, y al mismo tiempo ganar algo de dinero. Sigo siendo trabajador voluntario de Cáritas y siempre estoy, pero ahora también tengo mis cosas y verdaderamente me siento muy feliz de poder realizarme y a la vez dar una mano.

-¿Ayudar a obtener la ciudadanía se transformó en un boom para tu vida?

-Sin dudas. Realmente estoy en medio de una revolución con todo lo que se ha generado en torno a ser un nexo para la obtención de la ciudadanía. Dejé el bingo, sigo en Cáritas, y estoy abocado full time a este tema, y el fenómeno es cada vez más grande. Hice amigos (uno abogado y otra traductora) con quien nos juntamos para empezar a hacer todo esto que hoy es una revolución para nosotros y que tiene un gran impacto en Argentina y Latinoamérica, será quizás que somos cordobeses, y los de Córdoba tenemos algo especial (se ríe). Yo salí a conocer el mundo, caí en Parma, escribí como una cosa más mi experiencia, y casi sin querer vivo este presente…

Mañana se vuelve a Europa, a seguir con esta vida que construye día a día con una sonrisa y buena onda, pero este “loco lindo” villamariense, nos contó su historia, antes de partir…