Un estudio de la cadena láctea encomendado por el Ministerio de Agroindustria indica que hay prácticas de dicho sector que debería analizar la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, dado que perjudican al productor
El “estudio sobre las condiciones de competencia en el sector lechero de la Argentina” traza una mirada crítica hacia el sector industrial y comercial.
Sobre el primero, señala que «hay algunos elementos que facilitan la coordinación entre empresas» y que «no favorecen a la competencia y actúan como prácticas facilitadoras de conductas cartelizadas».
Entre ellos, mencionan “en el caso del precio pagado al productor primario, existen ciertos factores que contribuyen a que no aumente, al menos no al mismo ritmo que la suba generalizada de precios en el marco inflacionario nacional. Por un lado, el llamado ‘clearing lechero’ -intercambio de leche cruda entre empresas industriales que tienen exceso de materia prima y aquellas que requieren un mayor nivel de abastecimiento-. Esta práctica hace que la demanda de leche cruda al sector primario sea menor a la demanda efectiva de leche cruda por parte del sector industrial y, por lo tanto, limita la suba del precio pagado al tambero. El porcentaje de leche cruda adquirido de otras empresas industriales en relación al total de leche cruda comprado por la industria (a tambos y otras empresas procesadoras) es de un promedio del 3% para los últimos tres años. En el mismo sentido, la tradición existente que implica que las empresas industriales no se quiten tambos entre sí -“lealtad al proveedor”-, con lo cual no compran leche cruda a productores que abastecen a otras empresas, también contribuye a que el precio pagado al productor primario no suba. Los últimos dos años sólo 529 tambos cambiaron de industria a la cual proveen leche cruda -de un total aproximado de 7.800 tambos registrados como proveedores de las industrias que informan al Sistema de Pago por Calidad a qué tambos compran la leche que procesan», indica el informe.
Por otra parte, apunta al sector comercial, centralmente el supermercadismo, que concentra el 60% de las compras de lácteos, dejando sin margen de negociación de precios a la industria.
Como conclusión, el informe elaborado por el consultor Diego Petrecolla a pedido de la cartera de Agroindustria indica que “se sugiere a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) que inicie una investigación de mercado donde se estudien con profundidad las conductas de ‘clearing lechero’ y ‘lealtad al proveedor’ porque podrían ser conductas facilitadoras de una cartelización. Se recomienda, asimismo, estudiar si tales conductas no se generan por razones de eficiencia -es decir, que resulten convenientes para las empresas por razones económicas- y no con un fin de conducta anticompetitiva.
Por otra parte, se recomienda que la CNDC analice las relaciones entre la industria procesadora de leche y productos lácteos y los supermercados para evaluar la existencia de problemas de poder de compra de parte de los supermercados que puedan influir en los precios a los cuales compran los productos a las industrias.
Finalmente, se recomienda capacitar al Centro de la Industria Lechera (CIL), a la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel) y otras asociaciones de industriales del sector en temas de defensa de la competencia. Es decir, la implementación de programas internos de formación a funcionarios de este tipo de instituciones para que no cometan conductas anticompetitivas, creando una cultura de defensa de la competencia en la industria».