Desde el lunes no podían moverse de Aguas Calientes por una protesta. Miguel Marchetto, de 69 años e insulinodependiente, necesitaba medicamentos. Finalmente, anoche lograron llegar a Cuzco
Turistas villamarienses habían quedado varados desde el pasado lunes en la localidad peruana de Aguas Calientes, al pie del Machu Picchu, como consecuencia de una protesta contra el servicio de trenes.
Se trataba del matrimonio de Miguel Marchetto (69 años) y Mari Fracaroli (58), quienes estaban junto a Dora Rappo (63) y Hugo Berardo (70), se hallaban de vacaciones en aquella región y quedaron en medio de la disputa entre el Frente de Defensa de la Población de Machu Picchu y el servicio de trenes que consideran deficiente.
Por fortuna, en las últimas horas de ayer, EL DIARIO pudo constatar que los cuatro villamarienses habían logrado llegar a la localidad de Cuzco, sanos y salvos. El hermano de Miguel, Jorge Marchetto, señaló a este medio alrededor de las 22.30 de la víspera: “Nos acaban de mandar un mensaje de que están bien, sin problemas y Miguel ya está medicado”.
Prácticamente incomunicados
Desde el lunes, el paso de los días mantuvo en vilo a los familiares en nuestra ciudad. Mari Marchetto se había contactado el martes a Villa María con el siguiente mensaje: “Estamos muy preocupados, yo particularmente porque mi esposo tiene problemas de salud y tiene insulina hasta esta tarde”. Tras aquel contacto, las llamadas con Argentina se perdieron.
«Aparentemente hay una tregua, pero ellos tienen que esperar que llegue el tren de Cuzco. Estamos esperando noticias. Mi papá se quedó sin su medicamento para el EPOC, es diabético y no vive sin insulina. Está imposibilitado de bajar a pie porque es un hombre grande, tiene casi 70 años», había señalado Florencia Marchetto a los medios.
Tanto los familiares desde Villa María como los propios turistas varados en Perú trataron de comunicarse con funcionarios consulares, pero sin éxito.
«César -uno de los hijos del matrimonio Berardo- intentó hablar con la Embajada acá y llamó 20 mil veces, pero no lo atendieron», relató Florencia.
También dijo que su mamá se comunicó con el consulado en Perú y le contestaron que «son problemas gubernamentales que ellos no podían resolver». Jorge, por su parte, acotó que les habían dicho que “estaban comiendo con las luces apagadas por temor a represalias”.
Finalmente, las últimas noticias calmaron a los familiares.