El perro Tutuca, la gata Micha y el loro Pepo viven juntos y son muy unidos. Son populares en un sector del barrio Lamadrid y generan una historia muy particular
Es interesante encontrar un espacio en donde la raza ni el tipo importa. En una vivienda del barrio Lamadrid sucede esto. Allí se encuentra la casa de Eduardo, donde una hermosa gata, Micha, un loro parlanchín, Pepo, y un muy juguetón cachorro, Tutuca, conviven, duermen y se miman juntos, en un hecho que marca positivamente las relaciones en el mundo animal.
Los encontramos disfrutando bajo una alegre música cuartetera, de la compañía de dos perros guardianes y un inesperado nuevo miembro: Un pichón de tero.
Tutuca, el perrito, pertenece a la hija de Eduardo y tiene como particularidad que disfruta de los viajes en auto.
Hace tres años que el perrito forma parte de la familia y hace 6 meses disfruta de compartir sus corridas a la esquina y sus siestas junto a Micha, la gata, que posee una trágica historia familiar, ya que fue abandonada por su madre y su padre. No obstante, su ahora fiel compañero y Pepo, el personaje del barrio, cuidan de ella incondicionalmente. Por ello les denominamos “los tres mosqueteros”, siempre unidos.
Pepo, llegado hace tres años desde el norte casi sin plumas, es el alma de la fiesta y provoca múltiples dolores de cabeza a sus dueños, más allá que le fascina trepar cosas y merodear por las alturas.
Es todo un galán puesto que le encanta piropear a las chicas, pero a la hora de elegir no halaga a todas, ya que a una vecina le llama “Bicho Fiero”.
Para sumar a este inusual grupo de compañeros, hace una semana se unió un pichón de tero, que fue hallado luego de ser abandonado en la ruta y decidieron salvarlo.
El tero, enamorado del foco que le brinda calor, se acurruca a sus nuevas plumitas y al peluche que lo acompaña en este acogedor hogar. Al principio lo vieron tímido hasta que se sintió cómodo y resultó ser nada más y nada menos que un glotón.
Al recorrer estas calles no sería raro que encuentres a Micha, la gata que se cree perro, jugando a las carreras con Tutuca.
Ellos son muy cercanos, sobre todo luego de la operación de la gata, a partir de la cual el perro se recuesta junto a ella y le cura la herida. Y en medio de ellos, no sorprende si llega Pepo a saludar para obtener una una jugosa conversación.
Eduardo comentó: “Andan todo el día juntos, vos vieras como corren, juegan y van hasta la esquina, se enloquecen los dos. Ella también disfruta con Pepo y a veces me dicen que me lo va a comer, pero ya sé que sólo están jugando”.
El único problema
Como sucede en el mundo animal, no todo es paz y amor. A la hora del almuerzo se arma la guerra. Pepo defensor de su comida es astuto y veloz, capaz de todo; Micha y Tutuca están siempre atentos para atacar en el momento indicado en que la comida del loro llueva, pero al parecer siempre salen perdiendo.
Estos tres mosqueteros no sólo brindan felicidad a su familia sino también al barrio, ya que los vecinos adoptaron, en parte, a estos pequeños a quienes visitan regularmente.
Y es por esto que esta familia es el vivo ejemplo del que todos somos, tengamos plumas, pelo o piel, ya sea que rujamos, maullemos o cantemos. Todos poseemos una parte de Pepo, Tutuca y Micha.
Delfina Maldonado y María Laura Godoy
Pasantes de sexto año del Grupo Educativo Trinitarios