Escribe Clara Trillini
De aquella iniciativa que nació con el nombre de F5, hoy salen los primeros egresados, técnicos superiores en fotografía digital. Así, y de a poco, el ser fotógrafo va pasando de oficio a profesión
Son los primeros ocho, y tras ellos vienen muchosmás, cursando, leyendo textos, preparando proyectos, rindiendo materias. La propuesta de una carrera académica en fotografía digital que surgió allá por el año 2007, hoy tiene un puñado de flamantes egresados. “Ellos son los full”, dice Juan José Oddino, el representante legal de F5 Foto Escuela. Y agrega, a modo de explicación: “Los primeros que terminaron de cursar y entregaron su trabajo final”.
El camino recorrido podría parecer largo, pero son apenas ocho años. Uno por cada nuevo egresado. “Este proyecto arrancó en 2007, desde un espacio que se llamaba F5 y lo conformábamos varios fotógrafos”, cuenta Oddino. “Ahí nace la propuesta de pensar y poner en marcha una carrera de fotografía. Y pensamos en una tecnicatura, que era lo que más se adaptaba a las aspiraciones que teníamos”, continúa.
Esa propuesta es la Tecnicatura Superior en Fotografía Digital, una carrera que, en el interior de la provincia, sólo se puede encontrar en la F5. En Córdoba, sólo hay dos ofertas, tanto en una institución pública como en otra privada. Y después, Buenos Aires.
Así, en 2008 recibieron a los primeros inscriptos a la carrera y comenzaron con los trámites en el Ministerio de Educación provincial para acreditar validez. Tres años después, con el expediente validado, celebraron la primera promoción oficial y, más tarde, en 2013, recibieron la autorización definitiva para entregar título oficial y de alcance nacional.
Los primeros de todos
Fabián Calderón, Vanesa Ardiles y Rodrigo Alvarez son tres de los ocho primeros egresados. Entre ellos, hay maneras diferentes de llegar a la fotografía y también distintos proyectos y aspiraciones al salir con el título bajo el brazo.
Vanesa y Rodrigo tienen un proyecto en común: la revista cultural Wam. Ella cursa la carrera de Diseño Gráfico y él, la de Comunicación Social.
“Empezamos fotografía porque nos gustaba. Y en un principio, no lo pensamos como una manera de diferenciarnos del resto. Viendo los contenidos entendimos que es mucho más de lo que se puede aprender en un curso o en un taller. Lo pudimos comprobar en el cursado, donde también aprendimos a filmar y editar videos, manejar programas de diseño, profundizar en cada rama de la fotografía”, explica Rodrigo.
“Es una oferta completa que nos permite hoy hacer un montón de cosas que desarrollamos profesionalmente y tienen que ver con la multimedialidad de los medios”, agrega.
Para Fabián, la llegada a la F5 es distinta. “He sido autodidacta, haciendo fotos por hobby, yendo a algún curso o taller. Y cuando decidí dedicarme a esto, me encontré con un aparato nuevo. Ya no había rollos, no era analógico. El desafío fue muy grande. Los que son más jóvenes vienen con la tecnología más incorporada y yo no”, cuenta.
En esa diferencia generacional, Fabián recuerda también que tiempo atrás, tener una cámara fotográfica era casi un lujo reservado para algunos, y que no todos tenían. “Llegué a la fotografía por no tener fotos de niño, porque mis recuerdos no están en ningún álbum. Tener una cámara no era lo mismo que ahora. Yo quería tener álbumes con fotos. Y por eso me compré una cámara y fui aprendiendo a prueba y error. Después me decidí a trabajar en esto, porque es lo que me gusta, lo que me encanta hacer”, dice.
Un nuevo rol de la fotografía
Este año, el Museo Municipal de Bellas Artes Fernando Bonfiglioli incorporó por primera vez fotografías a su colección, a través de un concurso donde hubo ganadores y menciones especiales. Oddino, quien formó parte del jurado de selección, opina que “todas las puertas que se abran para la fotografía son válidas”.
“Yo lo veo muy bien, creo que es muy positivo. Lo que pasa es que ese tipo de espacios generan algunas discusiones porque están cruzados por las tendencias actuales de la fotografía y tienen que ver más con artes visuales mixtas. Es decir, la fotografía es una parte y a mí me encantaría que siga teniendo su lugar clásico e histórico. Que siga siendo un arte visual en sí misma, sin necesitar de la integración con la pintura o con el grabado para ser arte”, explica.
En tanto, la directora de la institución, Vanesa Villarreal, agrega que “F5 ha aportado mucho a esa presencia de la fotografía en la ciudad. Que se estén dando estos cambios implica que muchos de los estudiantes y profesores estén participando activamente en estos organismos”.
De oficio a profesión
La fotografía, con experiencias como la de F5, pasa para algunos de ser un oficio a convertirse en profesión. En la ciudad se ofrecen decenas de cursos y talleres -de hecho, la misma Foto Escuela los tiene también- pero en la Tecnicatura hay, necesariamente, algo más.
Y así lo explica la directora: “La escuela tiene mecanismos de trabajo totalmente diferentes a otras, porque hay un continuo diálogo y debate con todos los docentes. El plan de estudio que tenemos es un plan que ha sido consensuado con ellos e inclusive vamos tomando la experiencia y si eso no funciona, lo volvemos a repensar. No es una cosa estática. La escuela tiene una dinámica que va acompañando a los grupos de estudiantes involucrados con las distintas innovaciones que van apareciendo. La fotografía está cumpliendo un nuevo rol en la sociedad. Hoy prácticamente cualquier persona puede tomar una imagen con su teléfono. Entonces ahí es donde la carrera tiene que brindar otros tipos de conocimientos”.
Más allá de los eventos sociales, también hay terrenos para explorar por quienes se aboquen a la fotografía digital y de manera profesional. “Hay una gran amplitud de posibilidades, laborales y artísticas. Entre los egresados, tenemos a Laura, que está trabajando en el relevo arquitectónico del cementerio de Río Cuarto, en un equipo multidisciplinario. Después, un estudiante de Bariloche está explorando en la posfotografía, que es una vertiente más moderna. Que ellos empiecen a ocupar esos lugares, también abre un panorama más amplio de usos de la fotografía”, asegura Oddino.
Entre esos lugares, está el de Rodrigo y Vanesa, quienes llevan adelante su proyecto editorial desde enero de 2015. “Arrancamos desde esta carrera. No sabíamos qué íbamos a hacer en relación a lo laboral, y terminamos uniendo todo: fotografía, periodismo y diseño gráfico en lo que hoy es Wam”, cuenta Rodrigo.
“Hacemos un poco de todas las cosas, desde la producción de fotos para entrevistas, nos ocupamos de la iluminación, de la puesta en escena, de subir a redes fotos creativas y de alta calidad”, comenta. Así, en la multiplicidad de actividades que conlleva editar una revista -que además tiene su versión digital- asegura que muchas veces “aprovechan el momento” y a las fotografías las hacen con el teléfono. Cuando hay más tiempo, cámara en mano, se abocan a una producción más extensa. “En cobertura de eventos, como presentaciones o muestras, sacamos fotos con el celular y las subimos, porque tienen un valor documental periodístico y además nos permite ser espontáneos, lo cual también es valorado en la actualidad”, comenta.
Estudiantes que llegan y sueldo que no
Oddino dice sentirse “orgulloso” del camino recorrido en F5. Entre otras cuestiones, por las actividades de extensión que tiene la escuela. En 2012, un contingente de estudiantes y profesores desembarcó en Colombia para una pasantía de dos semanas en una Universidad de ese país. Después, vinieron ellos y hasta dos estudiantes se quedaron para cursar un semestre completo en la Foto Escuela. “Eso nos da algunas coordenadas de la ubicación en la que estamos”, asegura. Pero como en todo camino, también hay piedras. Y en este caso, en el terreno de lo económico. “Tiene que ver con una dilación prolongada por parte del Gobierno de Córdoba en otorgarnos los aportes necesarios para pagar los sueldos de los docentes. Es un aporte que tienen todas las instituciones de nivel superior y a nosotros, al no tenerla, nos pone en una situación comprometida desde lo económico”, afirma.
Los ocho que se recibieron
Por orden alfabético Alvarez, Rodrigo Ardiles, Vanesa – Calderón, Fabián – Caporasso, Maida – Delsole, Laura – Godoy, Ana Paula – Massó, Sofía – Saliba, Cristian.
Y hay dos estudiantes más que ya rindieron su trabajo final sólo que el título está haciendo el recorrido administrativo y lo recibirán en breve: Ferreira, María Eugenia y Morale, Anete.