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Un árbitro con control y credibilidad

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Un árbitro con control y credibilidad

Silvio TruccoSilvio Trucco mostró toda su categoría para llevar adelante una final de manera tranquila. En ningún momento tuvo complicaciones para arbitrar, ni cuando le mostró la roja (acertada) a Franco Vos, allá por los 36’ de la primera etapa, por infracción contra Díaz. El colegiado cumplió con las expectativas.

Previo a su actuación en la Placita, Trucco brindó una conferencia de prensa en la sede de la Liga y, entre otras frases, se destacó lo siguiente:

“A Villa María la vi hermosa, enorme, prolija y limpia. Venía en el auto con mi mujer y le iba mostrando los lugares donde comía, donde hacía dedo, donde me hospedaba y eso me llenaba de nostalgia porque aquí comenzó mi carrera arbitral”.

“La gente de la ciudad se portó muy bien conmigo y no me olvido. Más allá de tener grandes amigos como Diego Gallo (exárbitro nacional) y de haber hecho el curso de manera gratuita, pude conocer gente increíble como Angel Torroela (expresidente del Colegio de Arbitros local y responsable del curso de arbitraje del cual surgió Trucco), que me ayudó desde el primer día que estuve aquí en la ciudad en donde tuve la desgracia de ser atropellado por un auto y don Angel fue quien, sin conocerme, estuvo a mi lado e hizo desde que me atiendan en una clínica a darme un lugar donde hospedarme”.

Sin embargo, el juez dejó clara su posición de cara al encuentro entre santos y lobos y se despegó un poco de aquel inexperimentado joven rafaelino que visitaba la ciudad todos los meses en busca de su sueño: “Cuando vine la otra vez a Villa María estaba en una etapa de formación, ahora tanto los clubes, como la Liga y la gente, espera mucho de mí. Tengo que demostrar esa formación que recibí”, apuntó Trucco.

También se refirió directamente al partido, demostrando profesionalismo y humildad: “La única diferencia entre los partidos de Primera división y los de Liga es que en primera los jugadores son profesionales y aquí no, son simples trabajadores o estudiantes que dejan su actividad por un momento para jugar al fútbol, entonces es donde uno debe poner más esfuerzo, porque los mismos jugadores ponen muchísimo esfuerzo para poder jugar. Lo hacen por vocación, no por dinero, y si vos venís relajado la vas a pasar mal porque de alguna manera les faltás el respeto”, expresó.

“Los jugadores te tienen que creer, si no perdés autoridad y no controlás el partido. Si los jugadores aceptan lo que cobrás porque creen en vos, tenés gran parte del partido resuelto”.

“El bichito del arbitraje me picó desde chico porque mi viejo fue asistente internacional. Yo jugaba en Peñarol de Rafaela, pero finalmente me decidí por el arbitraje al igual que mi hermana que también es árbitro nacional. Es más, gracias a esta profesión no sólo que puedo mantener a mi familia, sino que pude estudiar y estoy a cuatro materias de recibirme de Veterinario. Estoy muy orgulloso, porque esto es hasta una edad, pero el estudio es para toda la vida”.