
Ramón Cabrera, un villanovense de 51 años, fue condenado ayer a un año de prisión por los delitos de “desobediencia a la autoridad” y “violación de domicilio”. Como hace un año que estaba preso, recuperó su libertad tras el juicio

Se llevó a cabo ayer en la Cámara del Crimen de Villa María una audiencia que terminó con la condena de un hombre acusado de delitos vinculados a la violencia familiar.
El acusado es Ramón Cabrera, un albañil de 51 años que, según él mismo admitió, tenía un consumo problemático de alcohol. El hombre fue condenado a un año de prisión en un juicio que tuvo el trámite abreviado, dado que el acusado reconoció la culpabilidad de los hechos.
Como está detenido desde el 21 de diciembre de 2015, ya cumplió la condena impuesta y en consecuencia, a poco de terminar el juicio, fue puesto en libertad.
Alcohol y violencia
“Cada vez que toma se pone agresivo”, había dicho en la denuncia la hija del ahora condenado, Mónica Andrea Cabrera.
Según la acusación, sostenida por el fiscal Correccional Horacio Vázquez, Cabrera había sido denunciado por hechos de violencia de género contra su esposa, Estela Marys Gatica, de la que está separado de hecho.
Como consecuencia de esas denuncias, la jueza de Paz de Villa Nueva ordenó la exclusión del hogar.
Pese a esa orden, emanada en octubre de 2015 y debidamente notificada, Ramón Cabrera ingresó el 8 de diciembre de 2015 al que fue al domicilio conyugal , sito en Independencia 440 del barrio Florida de Villa Nueva. Accedió a la casa rompiendo la cerradura de la puerta que da al patio.
Grande fue la sorpresa de su hija cuando llegó a su domicilio y vio a su padre tomando vino en el comedor. No tuvo alternativa, llamó a la Policía y el hombre fue llevado por la fuerza del lugar.
Esa primera experiencia no lo amedrentó. El 21 de diciembre del mismo año, en dos oportunidades (a las 14 y a las 22), volvió a la casa de la que había sido excluido. Otra vez tuvieron que llamar a la Policía, pero en esta oportunidad, fue a parar a la cárcel del barrio Belgrano, acusado de los delitos de “violación de domicilio” y “desobediencia a la autoridad”; es decir, por ingresar sin autorización de la dueña de casa y por hacer caso omiso a una orden de exclusión.
Cabrera llegó al juicio defendido por la asesora letrada Silvina Muñoz.
En la audiencia, tras confesar los hechos, admitió que consumía alcohol en exceso y relató que en la cárcel inició un tratamiento con el grupo de Alcohólicos Anónimos que funciona en el penal local.
Se comprometió ante la jueza Silvia Saslasky de Camandone a continuar el tratamiento en libertad. Además, informó que tenía un domicilio donde vivir, dado que su madre -ya fallecida- le había dejado una casa.
“Hemos acordado esta sanción porque no ha habido de parte de él amenazas ni acciones de violencia física”, explicó Horacio Vázquez, al referirse al acuerdo que hicieron con la defensa de Cabrera para condenarlo a un año de prisión. “También consideramos que los delitos por los que llegó a juicio fueron cometidos en el marco de una ingesta alcohólica y que está realizando un tratamiento para abordar ese problema”, concluyó.