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Aguinaldo: antecedentes y reclamos en Villa María

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Aguinaldo: antecedentes y reclamos en Villa María

Escribe Jesús Chirino

En un tiempo el aguinaldo fue sinónimo de regalo de fin de año, luego se transformó en sinónimo del sueldo anual complementario, un derecho de todos los trabajadores. La historia de esa transformación está jalonada por la demanda de los trabajadores y decisiones de gobernantes. Aquí repasamos, someramente, algunos antecedentes y recordamos reclamos de empleados de Villa María por el pago de aguinaldo en 1917.

El inicio de la historia del pago del aguinaldo a los trabajadores, en Argentina, suele situarse en 1924. Más precisamente el 30 de septiembre, cuando los diputados Jorge Villafañe y Arturo Palisa Mujica presentaron un proyecto en la Legislatura de Jujuy para que el Gobierno del radical Benjamín Villafañe pagara el aguinaldo a todo el personal de servicio y ordenanzas públicos. Dejaron fuera del beneficio tanto al gobernador de la Provincia como a su vice. En poco tiempo se aprobó la Ley Provincial 619, que textualmente decía «acuérdase al personal de servicio y ordenanzas de la administración medio mes de sueldo imputando el gasto a rentas generales».

Pero el término aguinaldo hunde sus raíces en tiempos muy pretéritos, una versión lo lleva hasta el primer monarca de Roma a quien sus colaboradores le obsequiaron, el primer día de un año, ramas cortadas de un frutal del bosque de la diosa Strenia.

El gesto fue repetido cada primero de enero, llamándoselo «strena» y visto como buen augurio para el resto del año. Luego los presentes fueron tornándose más sofisticados, incluso llegaron a ser de naturaleza tributaria, cuando los siervos les regalaban a sus amos o gobernantes.

Por otra parte, las strenas podían ser donativos cuando eran los poderosos quienes se las ofrecían a sus súbditos en señal de buenos augurios para el futuro. En cuanto a la palabra, aguinaldo es el resultado de la deformación de la expresión ac in anno (latín) a la que se le dio el significado de «regalo que se da en Navidad o en la fiesta de la Epifanía».

En relación al pago del sueldo complementario a los trabajadores, en Europa, el primer Estado que lo institucionalizó fue Alemania, en el año 1935, bajo el gobierno del terrible Adolf Hitler.

La concepción del aguinaldo como regalo de fin de año se mantuvo por mucho tiempo. A esta costumbre también la encontramos en nuestro propio medio, incluso hallamos documentos que lo testimonian. Tenemos que, por ejemplo, el diario la Voz del Interior, en su edición del jueves 6 de enero de 1910 publicó un aviso de la tienda Los Nuevos promocionando su aguinaldo por la Navidad y Año Nuevo. Entre otras cuestiones el texto de la publicidad dice: «Con motivo del fin de año y también de nuestro balance anual, hemos resuelto hacer un verdadero obsequio a nuestra clientela en agradecimiento del favor que nos viene dispensando», y habla de diferentes productos propios de la época como «Corsés Luis XV a un peso…».

Días antes, en el mismo diario cordobés, se publicó una nota bajo el título «Aguinaldo para los pobres», luego se aclara «Liberación de máquinas empeñadas». La información era que el Gobierno provincial en pos de «favorecer en cuanto sea posible a aquellas personas que por su extremada pobreza» había entregado sus máquinas de coser en la casa de empeño «para proveer a sus necesidades y por vía del aguinaldo de año nuevo, el Poder Ejecutivo decretó acordarles recursos a fin de que abonen y puedan rescatar las máquinas».

Pero el concepto fue modificándose y los trabajadores reclamaron lo que entendían como un derecho. Así es que mucho antes de que el coronel Juan Domingo Perón, en 1945, generalizara el pago del aguinaldo mediante la resolución (Decreto-Ley 33.302), en Villa María se reclamaba el pago de ese sueldo complementario.

Fue en mayo de 1910 cuando en una reunión de la Comisión Administradora Municipal, a cargo del Estado local, se leyó el pedido de trabajadores municipales que reclamaban «un mes de sueldo como aguinaldo, con motivo de la celebración del primer centenario».

Si bien las autoridades celebraban el centenario patrio, incluso pusieron ese nombre a la plaza del Norte, no les alcanzó el ánimo festivo para disponer el pago del aguinaldo. Las razones que dejaron escritas son similares a las argumentadas cada vez que la patronal quiere justificar el no pago de una mayor suma a los trabajadores.

En el libro de sesiones quedó asentado que decidieron «no acceder» al pedido, «pues de dárselo a ellos debieran dársele también a los demás empleados, ascendiendo así a una suma bastante elevada y que en los actuales momentos sería gravoso al Tesoro Municipal».

Recién siete años después, en diciembre de 1917, otra Comisión Administradora Municipal a propuesta de su presidente, Serafín Olivero, «y con el fin de que puede servir de estímulo en la prosecución de sus trabajos la H. C. resolvió conceder en concepto de aguinaldo el importe de medio mes de sueldo».

Pero el beneficio no fue para todos los empleados municipales, pues las autoridades establecieron que sólo lo cobraran «secretario, tesorero, inspector y submunicipal, escribiente y portero del D. E. de esta Municipalidad».

La erogación fue imputada a la cuenta de «cargo de eventuales». Ese es el primer pago de aguinaldo a empleados municipales que se tiene registro. Aunque debe aclararse que luego, por varios años, no se registran pagos de ese tipo.