La fiesta anunciada en el centro de la vecina ciudad contó con 52 pequeños disfrazados que realizaron tres obras de teatro ante un buen marco de público
En una plaza Capitán de los Andes repleta de niños, padres y público en general con sus reposeras y sus mates y el árbol de Navidad encendido de fondo, se realizó la fiesta de cierre de las Salas Cuna de la vecina ciudad.
Vanina Urquiza, secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad, dialogó con EL DIARIO y manifestó su alegría por la posibilidad de los chicos de mostrar el trabajo que realizaron durante todo el año: “Antes se llamaban centros socioeducativos, hoy pertenecen a un programa provincial al que se ha adherido la Municipalidad en septiembre y pasaron a llamarse Salas Cuna. Eso fue muy importante para nosotros”.
El intendente envió saludos a todos los presentes y lamentó no poder asistir por encontrarse en Buenos Aires realizando gestiones para la ciudad.
Las Salas Cuna tienen tres ejes sobre los que trabajan, que son el pedagógico, el nutricional y el acompañamiento a las familias. Esto es dirigido por un equipo técnico formado por la trabajadora social Sara Pereyra, la psicóloga Victoria Carreras, la psicopedagoga Victoria Sarasped, la nutricionista Yanina Carreras y cada una de las directoras de las tres Salas Cuna.
Ampliación
Para el año que viene se ampliarán los horarios y habrá salitas a la tarde. La Sala Arturo Illia también se abrirá a la noche, para brindar la posibilidad a los padres que trabajen de noche o estudien.
Cincuenta y dos chicos son los que egresaron anoche, con edades que van desde los 45 días a los 3 años.
Teatro y colores
Los primeros en subir al escenario fueron los niños de la salita Justo Páez Molina. Pequeños disfrazados de árboles, cebras, jirafas, sapitos, tigres, elefantes, abejas y ardillas interpretaron un cuento sobre un león al que no le gustaba festejar su cumpleaños, y terminaron todos bailando reggaetón.
Al león le siguió el cuento “El patito feo”, interpretado por la Sala Cuna Los Olmos. Una impecable confección de los trajes de pato que usaron los chicos acompañó una simpática actuación de los pequeños.
Por último, la Sala Arturo Illia pintó la noche de amarillo, naranja, rojo, violeta, verde, índigo y azul, destacando la importancia de la amistad y la integración a través de la historia de los colores del arcoíris.
Luego de los niños llegó el turno del Payaso Tuerca, que con su gracia y acrobacia hizo reír a grandes y chicos, haciéndolos subir al escenario y divirtiéndose con ellos.
Antes de despedirse hasta marzo de 2017, las autoridades entregaron los diplomas a los egresados de las tres salitas.