Viajó junto a su esposa a Europa y encontró a familiares de su abuelo. Cuando gestionó la ciudadanía entabló una amistad con el embajador, quien le propuso el cargo
Es, al menos, curioso entrar en la oficina de una reconocida mantequera de la ciudad y ver en el escritorio una bandera de Portugal en miniatura.
Resulta que el empresario Sergio Limber Servio, además de administrar esa empresa, está a cargo del Consulado de Portugal en Córdoba desde el momento de su apertura, es decir, desde hace un año.
“Es una historia larga”, anticipa el entrevistado para adentrarse en un relato que tranquilamente podría ser el guión de un documental.
“Mi abuelo era portugués y me acuerdo de que en mi familia siempre se dijo que querían en algún momento volver al lugar en donde había nacido”, comenzó comentando Servio.
En un viaje a Europa con quien en ese entonces era su novia, actualmente su esposa, decide emprender la búsqueda de sus raíces hacia el lugar que indicaba la historia oral de su familia: São Paio, un pueblito pequeño con calles angostas y de adoquines de piedras.
“Una de las cosas que contaba mi abuelo es que al lado de la casa de él había una capillita donde él era monaguillo y ayudaba en la misa de los domingos. Yo iba con algunos datos de qué podía ser y qué no”, narró el empresario.
El destino familiar
Una vez llegado al pueblo, donde, según detalló, estaba lleno de mujeres vestidas de negro, la mayoría de avanzada edad y con lazadas con las que trabajaban en el campo, comenzó a indagar a distintas personas del lugar mencionando el nombre de su abuelo: José Servio.
“Todos me hacían que no con la cabeza, hasta que una mujer joven me pregunta qué estaba buscando, le digo y me pide que la siga.
Mientras caminábamos por esas calles le digo a mi señora, que era mi novia todavía, ‘pucha, esto empieza a parecerse a lo que contaba mi abuelo’”, describió el ahora cónsul.
“Cuando llegamos a una casa sale una señora muy mayor que no dejaba de mirarme mientras hablaba con la joven. En un momento se va para la parte de atrás de la casa, que era toda abierta, y de allá viene con un portarretrato limpiándolo y soplando la tierra que tenía.
Al mostrármelo le digo: ‘Manuel, Arruindo y José. Era mi abuelo con los dos hermanos. Soltó el cuadro, me abrazó y se largó a llorar; no había forma de consolarla”, relató.
La mujer resultó ser una prima hermana de su abuelo.
De ese viaje, Sergio Servio se volvió con la promesa de regresar todos los años a visitar y seguir conociendo al resto de la familia.
A su vez, decidió comenzar los trámites en la Embajada de Buenos Aires para obtener la ciudadanía portuguesa.
“Un día estaba sentado esperando y le digo a la secretaria ‘dígale al embajador que hay un portugués de Córdoba’. Y el tipo me escuchó. ‘Pero si en Córdoba no hay portugueses’, me dijo. Y ahí empezó una relación con ese embajador que terminó en una amistad.
A él después lo trasladan, pero la primera propuesta que me hace era que yo fuera el cónsul en Córdoba. Cuando se va, el actual embajador, Henrique Silveira Borges, continúa con los trámites para que yo sea el responsable del Consulado que antes no existía. Con él también nos hicimos muy amigos”, señaló Servio.
Un año del consulado
El Consulado de Portugal en Córdoba existe oficialmente desde hace un año y la apertura tuvo que ver con la cantidad de consultas que llovían desde nuestra provincia hacia la Embajada de ese país en Buenos Aires.
Ahora, los descendientes portugueses que necesiten realizar la ciudadanía, o bien quien quiera tramitar visas de trabajo, transcripciones de matrimonio, ciudadanías, entrega de documentación (cartas y pasaportes) no necesitan viajar a la Capital Federal.
Villa María, San Francisco y Río Cuarto son las ciudades con más portugueses de la provincia.
Las oficinas en Córdoba están ubicadas en el barrio Cerro de las Rosas, calle José Roque Funes 1723, tercer piso, oficinas 7 y 8, Complejo Vista Office II. La casilla de correo de contacto es contacto@consuladoptcba.com.