En las inmediaciones de Carlos Paz, el pueblo ofrece contacto directo con el Lago San Roque y las playas del Arroyo Las Mojarras y hermosas vistas de las Sierras Chicas y las Sierras Grandes
Villa Parque Síquiman es una aldea suave y agraciada que se recuesta en los bordes noroccidentales del Lago San Roque, tomando de él su esencia de frescura y sol. Con ello llama al viajero, quien se dispone en cuerpo y alma a disfrutar de la propuesta.
A escasos kilómetros de Villa Carlos Paz y un vendaval de turistas, la somnolienta localidad plantea un juego viejo e irresistible. El de tirarse en la costa a sacarle el jugo a las postales que arroja el dique, con las Sierras Chicas marcando los fondos hacia el este, en sabrosa imagen. Se aprecia el Pan de Azúcar y sus hermanos, y las quebradas iluminadas de verde. Es el Valle de Punilla a pleno.
Así, los días se pasan entre reposeras, sombrillas y gente sencilla, la de las ojotas y el mate, el folklore en el estéreo del auto, la caña lanzada mil y una veces en búsqueda de pejerreyes, carpas y dientudos. Dato no menor el de la pesca, que en estos lares es religión, a pesar de que el pique no ande como antaño. Qué más da. Lo importante es aprovechar el escenario, sobre todo en verano.
Ello, incluye la posibilidad de lanzarse a nadar o de navegar en lancha, en moto de agua, en catamarán (las excursiones se contratan en Carlos Paz) o incluso en kayak o tabla de windsurf. Inconfundible la foto mental del tapiz en azul decorado de velas al viento tenue, la estela de espuma que dejan naves pequeñas, la impronta magnánima pero pueblerina de la montaña.
Para acceder al embrujo, apenas hace falta llegarse a la bajada, en la parte norte del pueblo, o ingresar a algunos de los campings que invitan a descender a la pradera. También hará falta ignorar el espanto que representan unos edificios irrespetuosos que mañana serán condominios y complejos turísticos, y que afean algunas vistas en el sector sur de la comuna.
A las espaldas del gigante
Pero no todo es San Roque en el quehacer de Villa Parque Síquiman. A las espaldas del gigante de agua (del otro lado de la Ruta Nacional 38), hace su aparición de aplausos el Arroyo Las Mojarras. Torrente de varias virtudes, que en una “U” despreocupada conecta luego con Villa Carlos Paz, antes de lanzarse a los brazos del dique.
Aquí, en el pueblo, Las Mojarras ofrece playitas de arena y roca, y dos balnearios de fama ganada entre los que buscan ambiente familiar y saludos a la naturaleza: La Toma y La Olla. Ambos convidan con sauces, paraísos y aura serrana.
En torno al Arroyo, la contemplación llega también con ofrendas de las Sierras Grandes. El sector norte de la cadena, muestra a Los Gigantes y cofrades rocosos de la misma cepa. Todo, con las patitas en al agua.
En cambio, las zapatillas las usamos para subir al Mirador. Rincón privilegiado para volver a suspirar con las Sierras Chicas y las Sierras Grandes, y el espejo capitán que nos alegra las cuatro estaciones.