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Alumni, aquel equipo subcampeón

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Alumni, aquel equipo subcampeón
Crocco por el centro, rematando, lo observa Sosa y más atrás Alaniz. Una curiosidad: Alumni con camisetas blancas, ante un rival con camiseta blanca y roja a bastones. El rival podría ser Sportivo Empalme

Hace 37 años se formaba el primer equipo de voleibol federado de la ciudad. El club apoyaba el proyecto del profesor Miguel Bravo y comenzaba a jugar en la Federación Cordobesa, donde obtuvo el ascenso

Alumni de blanco, en la imagen aparecen Fernando Rivera rematando, detrás Mario Sosa y Chiquitín Acuña. Semitapado Alaniz, al centro Alejandro Ambrosini (15) y al fondo, Sergio Ponce (las fotos son gentileza de Matías Holgado)

Escribe: Gustavo Ferradans

Corrían los últimos años de la década del 70 y el deporte de la ciudad se mantenía con pocas ofertas deportivas, a diferencia de lo que sucede en la actualidad.

El atletismo generaba valores interesantes de la mano del entrenador Guillermo Evans, Marcelo Ingaramo se erigía como una interesante promesa del tenis local, Adriana Bosco brillaba en el tenis criollo con sus títulos nacionales y Gustavo Ballas crecía como una figura del boxeo nacional. En el fútbol, Alumni predominaba en los torneos locales y comenzaba a participar de los “Regionalizados”, al igual que Rivadavia de Arroyo Cabral y Alem de Villa Nueva. Estas eran las figuras o referentes más importantes del deporte de la ciudad y región en aquel tiempo.

Casi en silencio, un profesor de Educación Física comenzaba a sembrar una semilla que hasta el día de hoy cosecha frutos, a través de sus herederos y los hijos de éstos.

Miguel “Chiche” Bravo, desde hacía algunos años, había reunido a un grupo de jugadores que, desde el Instituto Secundario Bernardino Rivadavia, comenzaba a mostrar al voleibol villamariense como protagonista de los intercolegiales a nivel regional y provincial.

Eran mediados de los 70 cuando el “amarillo y negro” comenzó a dominar en ese nivel de competencia, y surgían apellidos que, sin pensarlo, seguirían hasta la fecha identificados con la actividad, como Ambrosini, Alaniz, Crocco o De Zárate.

En 1979, el equipo de Rivadavia llegó a la final del Nacional colegial, y perdió en esa instancia, generando uno de los hechos deportivos más importantes de ese año. En aquel torneo había rivales que años más tarde se convertirían en figuras del voleibol nacional, como Daniel Castellani, Esteban Martínez (integrante de Necochea, al que vencieron en semifinales ese año), o Raúl Quiroga, que luego fueron protagonistas del histórico tercer puesto obtenido por el seleccionado argentino, en el Mundial 1982, que lo tuvo a nuestro país como sede.

Crocco por el centro, rematando, lo observa Sosa y más atrás Alaniz. Una curiosidad: Alumni con camisetas blancas, ante un rival con camiseta blanca y roja a bastones. El rival podría ser Sportivo Empalme

Pero el profesor Bravo, apodado Chiche, y también Coneja (sobre todo en el rugby donde también incursionó), seguía estudiando y pretendiendo que la actividad tuviera otra instancia de superación. Los directivos de entonces del Instituto Rivadavia no apoyaban la idea de Bravo de convertirse en equipo federado y menos lo de competir en los torneos de la Federación Cordobesa. Chiche pretendía que el equipo sumara partidos a lo largo del año, para seguir mejorando, ya que llegaban a cada provincial colegial con escasos partidos en la parte previa. El problema se acrecentaba cuando la competencia era nacional.

El espíritu estudioso e inquieto de Bravo lo llevó a mostrar su proyecto a dirigentes de Alumni. En aquella conducción aparecía la figura de un dirigente que haría historia en ese club, Daniel Esper, que rápidamente apoyó la iniciativa.

Uno de los jugadores de aquel momento, Gustavo Crocco, señaló: “En 1977 comenzamos a participar en los nacionales, luego de ganar en el gimnasio del colegio el Provincial. A partir de 1979, para poder crecer, ya que íbamos a esos torneos casi sin competencia previa, surgió la idea de armarse como club. Entonces comenzamos a jugar en Alumni. Fue la primera experiencia federada, donde estábamos todos los jugadores de Rivadavia”.

Fernando Alaniz, integrante también de aquel equipo pionero, señaló: “Fue en 1980, yo estaba en quinto año. En ese equipo no estuvieron los que jugaron la final del 79, que habían terminado ese año la secundaria”.

Entre los jugadores estaban Fabián Alaniz, Gustavo Crocco, Alejandro Ambrosini, los hermanos Raúl y Mario Formento, Raúl (Wally) y Mario Sosa, Mario “Turco” De Zárate, Fernando Rivera, Fernando Alaniz, Lucarelli, Bompani, Chiquitín Acuña y Colorado Quintas.

Los jugadores de Alumni eran todos alumnos del Instituto Rivadavia que participaban de los colegiales. Los entrenamientos se dividían entre el gimnasio de la escuela y el Salón de los Deportes, donde se jugaban los partidos de la Federación Cordobesa los días sábados.

En esa Liga, Alumni tenía en Juveniles y en Primera, algunos de los que estaban jugaban en ambas divisiones.

La experiencia de aquel equipo duró apenas un año y terminó con el subcampeonato del ascenso, con lo que le permitió subir de categoría, perdiendo en un partido clave ante Asociación Cultural Israelita de Córdoba (ACIC), lo que le costó quedar en el segundo lugar tras finalizar el torneo.

“Jugamos en el ascenso. Perdimos en el partido decisivo, que no era una final, sino que fue un partido del torneo, que determinó que por la suma de puntos fuéramos subcampeones, contra ACIC que fue campeón. Subían los dos primeros”, recuerda Alaniz.

Fue la primera experiencia del voleibol villamariense a nivel federado. Posteriormente se pudo organizar el Instituto Rivadavia para inscribirse en la Federación y poder participar con todas las categorías en el Torneo de la Federación.

El equipo vestía camiseta blanca, de mangas larga, y con puños y cuello rojos. Los colores de Alumni. Lo curioso es que en las dos fotos de archivo a las que EL DIARIO tuvo acceso son enfrentando a un equipo de camiseta roja y blanca a bastones.

Un dato llamativo para esa época es que la camiseta contaba con publicidad en la parte delantera, que algunos creen recordar era de Oñate Pinturas.

En cada presentación de local el equipo era apoyado por la mítica “Bandita de Alumni”, y en la tribuna se lucía el recordado “Pato” Cortez con su trompeta. “Siempre estaban”, recuerda Crocco.

Fue una rica primera experiencia, y para este grupo de jugadores fue la posibilidad de competir en un nivel superior, con un trabajo más profesional.

La figura de Bravo, como persona y su vocación por el deporte, una mente avanzada y con afición al trabajo, que ha dejado marcas imborrables en este grupo de exjugadores a los que le generó un sentido de pertenencia y responsabilidad “que son valores que deberían seguir siendo banderas en todos los deportes”, destaca Crocco.

Alumni se convirtió en el primer equipo de voleibol federado y en la temporada siguiente el plantel ya figuró como Instituto Rivadavia dentro de los torneos de la Federación”.

“En el 81 ya jugamos como Rivadavia. Nos pusieron en Primera, por entender que era el mismo grupo de gente, con el mismo grupo de dirigentes, que al fin y al cabo éramos nosotros mismos.

La escuela no participaba con el compromiso que lo hace ahora. Se formó una comisión de padres y los mismos jugadores armábamos los quioscos. Ibamos a buscar cajones de gaseosas a la Embotelladora Villa María. Traíamos las Gini y las Crush, luego pasábamos por Hugo Yordan que tenía la venta de golosinas. El lunes se devolvía lo que sobraba y pagábamos lo usado. Totalmente autogestionado”, recuerda Fabián Alaniz.

Casi sin imaginarlo, Alumni hoy sigue en la memoria de muchos de aquellos pioneros que comenzaron esta historia del voleibol local que se mantiene hasta nuestros días.