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El cantor que nunca se calló

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El cantor que nunca se calló
El 13 de febrero de 2009, Guarany actuaría junto a Soledad en el Festival de Peñas, en nuestro Anfiteatro
El 13 de febrero de 2009, Guarany actuaría junto a Soledad en el Festival de Peñas, en nuestro Anfiteatro

A la edad de 91 años falleció ayer el gran compositor, cantante folclórico e ídolo popular Horacio “el Potro” Guarany, tras un paro cardiorrespiratorio, en su querida localidad de Luján, provincia de Buenos Aires.

Eraclio Catalín Rodríguez (así su nombre real) había nacido el 15 de mayo de 1925 en Las Garzas, provincia de Santa Fe, había llegado a grabar 57 discos y había obtenido el premio Konex de Platino en 1985 como el más importante cantante masculino de folclore de la historia en Argentina.

De padre indígena y hachero oriundo de Corrientes y de madre española, fue el antepenúltimo hijo de 14 hermanos. En 1943 viajó a Buenos Aires a intentar con el canto. Vivió en una pensión, y cantaba en el barrio de la Boca, en el boliche La Rueda, sobreviviendo. Trabajó luego embarcado de cocinero, y también como foguista.

Se inició con la Orquesta de Herminio Giménez, cantando música paraguaya y en idioma guaraní. En 1957 debutó en Radio Belgrano de Buenos Aires, con “El mensú” de Ramón Ayala. Tras el derrocamiento de Perón en 1955 se había afiliado al Partido Comunista Argentino. Durante 1974 recibió amenazas de muerte, atentados con bombas, de parte del grupo parapolicial Triple A. Se exilió en Venezuela, luego en México y finalmente en España. La dictadura militar de 1976 hizo desaparecer todos sus discos, además de censurar la difusión de algunas canciones como “La guerrillera” o “Coplera del carcelero”, entre otras. Retornó al país en diciembre de 1978. El 20 de enero de 1979 le pusieron una bomba en su casa de la calle Manuel Ugarte, en Buenos Aires. De todos modos, decidió permanecer en Argentina, aunque debió realizar espectáculos sólo en el interior del país. En 1989 adquirió una finca en Luján, llamada Plumas Verdes (de allí la entrañable canción). Según explicó Guarany en “Memorias del cantor”, fue llamada así porque queda “en el regocijo del loro”, con mucha arboleda añosa. En 1972 filmó su primer largometraje, “Si se calla el cantor”, con Olga Zubarry, y en 2007 participó de «El grito en la sangre», dirigido por el villamariense Fernando Musa, basada en la novela «Sapucay», del propio Guarany.

Actuó en infinidades de festivales folclóricos, desde el de Cosquín en 1961 hasta el de Jesús María, en 2015.

 

En Villa María: “Tito Suárez me bancó cuando yo estaba prohibido”

El viernes 13 de febrero de 2009 había brindado una de sus últimas actuaciones en el marco del Festival de Peñas, en nuestra ciudad.

La nota de aquella velada:

“El Potro, a sus 83 -casi 84- años no defraudó de ninguna manera a quienes ansiaban verlo nuevamente. A sabiendas de ser un número consolidado en el imaginario popular, dejó andar sus obras más conocidas que versan ‘Caballo que no galopa’, ‘Plumas Verdes’ y su pieza dedicada al Chúcaro, entre otras, terciadas por comentarios extensos, pícaros y algunos hasta subidos de tono. Habló de las bondades y belleza de la Sole y de Valeria Lynch, comentó el teatro que está construyendo en Luján (como legado a los más jóvenes), catalogó a Jorge Rojas como ‘el Piazzolla del folclore’ (¿?) por su apuesta renovadora y recordó a nuestro don Tito Suárez. ‘Ese hombre fue el que me bancó trayéndome aquí cuando estaba prohibido’, indicó antes de decir: ‘Cometió el gran error de su vida al morirse, no debería haberse ido nunca’. El supuesto homenaje, que no contó con Jorge Rojas como estaba previsto (aunque se quedó viéndolo detrás de escena), comprendió un par de duetos con Soledad y la entrega de una plaqueta recordatoria”.

 

La anécdota con Rony

Guarany, hasta 2001, fue el artista con mayor cantidad de presentaciones en el Festival de Peñas. Por ende, existen miles de anécdotas sobre el Potro en la ciudad.

En varias ocasiones, ha pifiado en el saludo diciendo “buenas noches, Jesús María”, y otras, como recordó el periodista Gastón Ribba en su Facebook, solía bromear con la frase: “Villa María, cuántos litros que no nos vemos». No obstante, precisamente en febrero de 2001, se rescata esta apostilla que publicó EL DIARIO en aquellos días: “La presentación que hizo Rony Vargas sobre Guarany fue sinceramente imperdible. En menos de 40 segundos, narró la durísima vida de este gran referente del folclore. Una síntesis que conmocionó a más de uno. Cuando el cantor lo buscó para abrazarlo, el presentador ya se había alejado”.