Disertó como parte de los talleres de escritura para la formación docente ante 60 inscriptos, organizados por el Profesorado en Lengua
¿Por qué en las carreras de Letras del país no está contemplada la creatividad? ¿A qué razón responde que existan talleres obligatorios de “escritura de ficción” en Periodismo o Comunicación y que desaparezcan de las carreras de Literatura? ¿Por qué, siendo que nuestro país copia tantas cosas del sistema educativo estadounidense (el funcionamiento de las universidades privadas o la creación de nuevas carreras según la demanda empresarial) no se interesa por tener Escritura Creativa como carrera autónoma? A todas estas preguntas se las viene haciendo desde hace más de 20 años la novelista y magíster Irene Klein, quien desde los 90 dicta un “taller de expresión” en la carrera de Comunicación en la UBA.
“¿Por qué en Letras no está contemplada la creatividad? No lo sé, pero es algo que pasa desde que yo era estudiante. Creo que la creatividad está excluida no sólo de la carrera de Letras, sino de todo el sistema universitario argentino -comenta la escritora durante una pausa en su curso-. Creo que se debe a que se estimula la reproducción y no la construcción del conocimiento. Y como es tan importante reproducir, la voz propia se va perdiendo”.
Respecto al taller que coordina en la UBA, la novelista porteña comenta que “nació con la carrera misma hace 30 años. El profesor titular era Carlos Ulanovsky y luego Gloria Pampillo, dos grandes escritores. Cuando yo me recibo de Letras, hago un taller con Gloria y ella me lleva de ayudante de cátedra. Tras su jubilación fui adjunta y luego, titular. Gloria junto con Maite Alvarado son dos pioneras del taller en el aula”.
-¿En qué beneficia a los futuros comunicadores tu taller de expresión?
-Hay muchos autores que consideran a la escritura de ficción como una de las mayores instancias creativas. Y esta es una materia que exige el armado de una trama y una reflexión constante. Elegí trabajar con narratología, haciendo un análisis acotado del texto, pero que ayuda muchísimo a reconocer las decisiones que uno toma como escritor.
-¿Trabajás con algunos autores en especial?
-Trabajo con cuentos y novelas de todo tipo. De los argentinos vemos Haroldo Conti, Angélica Gorodischer, Ana María Shua, Silvina Ocampo y mucho Julio Cortázar. Pero también leemos mucha literatura inglesa: Alice Munro, James Joyce, Claire Keegan… Los autores norteamericanos e ingleses tienen muy buenas historias y es lo que buscamos como simples lectores.
Más escritores en Comunicación que en Letras
-¿Y cuáles son los resultados del taller?
-Es impresionante la cantidad de autores de ficción que surgen de la carrera de Comunicación, ¡muchos más que de Letras! No sé si adjudicarlo a la cercanía con la “realidad” o a qué. Yo tuve de alumna a Betina González, ganadora del premio Clarín de Novela en 2006. Y como a ella le gustaba escribir, dejó Letras porque no tenía taller. Luego me pidió una carta de recomendación para hacer un curso intensivo en Texas y se fue. La tesis de ese curso fue la novela con la que ganó el premio.
-¿Y la volviste a ver?
-Sí, porque regresó al país y entró a la cátedra. Así que ahora coordinamos juntas un área de escritura. La idea es que esto pueda crecer con el tiempo hacia una Maestría en Escritura Creativa, espacio que es muy difícil de encontrar. Hay una sola en todo el país, en la Universidad Tres de Febrero.
-Llegás a la UNVM por tu actividad pedagógica, pero también tenés una importante obra de ficción. ¿Cómo convive en vos la escritora con la docente?
-Es una convivencia difícil. Como muchos, cuando ingresé a la carrera de Letras dejé de escribir; y recién retomé en el taller de Gloria. En 1999 publiqué mi primera novela, “Color en voz baja”. Pero luego la carrera académica me fagocitó toda la creatividad. Es difícil hacer las dos cosas juntas. Gloria, por ejemplo, vivió desgarrada y no en un sentido metafórico.
¿Cómo es esto?
-Ella publicó muchas novelas, pero con mucho esfuerzo. Por suerte, ahora estoy escribiendo otra vez. Con todo lo que este trabajo te quita, es mucho lo que también te devuelve. Cuando ves que activás la escritura en otro, sentís una felicidad que no tiene precio.
Iván Wielikosielek
-Especial UNVM-