Radicado en San Nicolás, el villanovense cuenta cómo fue volver a su ciudad para montar una puesta además de contar su particular historia de vida
El sábado pasado se trató de una función más que especial para Adrián Demichelis. El escritor villanovense, radicado en la localidad bonaerense de San Nicolás, presentaba -por primera vez- una obra teatral de su autoría en su ciudad natal.
“El banco”, protagonizada por Facundo Pusterla y Héctor Vilmar fue montada -tras la suspensión inicial del día viernes por mal tiempo-, en la Posada del Deportista del Parque Hipólito Yrigoyen. La pieza aborda la relación casual que se genera entre un joven empresario que debe hacer un trámite en el banco y un anciano que espera cumplir con un propósito similar.
Tanto el contexto como las devoluciones del público embargaron de emoción al novel dramaturgo: “La gente nos agradeció mucho. La verdad que yo también estoy agradecido a los que fueron y a Natalio Graglia, intendente de la vecina ciudad, a quien lo conozco de toda la vida pero que no tengo la misma afinidad política y de todos modos armaron un escenario y organizaron todo el evento. Más que todo me quedé con un audio que me mandó después una artista villamariense, Analía Heredia. Ella se había ido muy rápido de la obra y pensé que no le había gustado. Después escuché lo que mandó: que la pieza la había interpelado mucho, que también había perdido a un ser querido y que cuando vea nuevamente a un anciano le va a prestar el oído. Me conmovió mucho. El arte tiene esas cosas que no tienen valor monetario pero sí espiritual”, concluyó.
Como si fuera el último día
La historia de vida de Adrián (quien tiene publicados los libros “Un corazón hecho pelota” y su continuación “Un corazón hecho pelota, segundo tiempo”), es digna de un cuento.
A los 3 años lo operaron del corazón por padecer una patología congénita muy compleja denominada “tetralogía de Fallot”. En 2013 lo volvieron a intervenir, a corazón abierto, para insertarle una válvula. Entre ambos acontecimientos, Adrián recibió los peores pronósticos. “En muy corta edad me dijeron que podría no sobrevivir. Es decir que desde muy chico fui consciente de ser mortal. Por eso ahora que soy padre le digo a mi hijo que ‘haría tal cosa’, ‘querría poder hacer tal otra’ no existe. Si lo sentís con pasión tenés que hacerlo porque no sabés hasta cuándo vas a estar acá”.
Por ello, Adrián probó hacer todo lo que ansiaba ser, desde locutor de radio (participó en varios ciclos de emisoras villanovenses), hasta integrante de un coro. Pero su mayor anhelo, además de ser periodista profesional, era jugar al fútbol aunque su condición física siempre le impidió entrar en el circuito profesional. “Varias veces he terminado desmayado y en terapia varias veces”, confesó.
Ese amor por una cancha, dos arcos, una pelota y dos equipos fue volcado hacia una red de capítulos, estructuras narrativas y licencias poéticas picadas como rabonas, siguiendo el camino trazado por sus preferidos como Eduardo Sacheri.
Ya en San Nicolás (donde recaló en 2011 por decisiones empresariales de una cadena de electrodomésticos donde trabaja), un profesor de Lengua se entera de sus producciones y le pide un ejemplar de uno de sus libros para trabajarlo en el aula. “Los chicos se coparon tanto que me invitaron a una charla y de ahí en más empecé a ir a todos los colegios de la ciudad. Hasta me invitaron a hablar en la Feria del Libro antes que a Alejandro Dolina donde estaba lleno de gente. Fue genial”, recordó.
De las anécdotas recabadas en su interacción con estudiantes destacada puntualmente dos: “Una vez estaba leyendo y un pibe grandote no me sacaba la vista de encima. Al terminar se me acercó y pensé que me iba a pegar (risas). Me abrazó, se largó a llorar y me dijo: ‘A mí me pasa lo mismo que a vos’. Otro día voy a la biblioteca de una escuela pública y me cuentan que un chico se había afanado mi libro. Ese, sin dudas, fue el mejor premio que he recibido”.
El día del estreno
El personaje de Héctor en “El banco” se llama Luis, como el padre de Adrián. En la obra, Luis enviuda de Margarita, como la mamá del autor. “Les conté a mis viejos que iba a usar sus nombres y mi mamá, que ya estaba muy enferma, deseaba verla. El día del estreno, que fue un sábado, mi mamá fallece. Luis enviuda en la obra y en la vida real. Decidí que se estrenara, que se hiciera igual. Después llegaban mensajes de todos lados. Fue muy pero muy fuerte ese día. Te lo cuento ahora y no sabés todo lo que me sucede por dentro”, confió.
Actualmente, Demichelis adelantó que tiene dos libros terminados, uno sobre cuentos de fútbol y otro sería un poemario elaborado tras la muerte de su madre. En materia teatral mantiene en reserva una obra titulada “El puente”, inspirada en un cuento de Sacheri.
J.R.S.