El exdelegado episcopal en la Diócesis Villa María acompañará a Damián Bitar que actualmente se desempeña como obispo en el territorio misionero
El obispo de Oberá (Misiones), monseñor Damián Bitar, presidió la celebración eucarística en la que el presbítero Ariel Fernando Manavella (sacerdote de la Diócesis de Villa María como monseñor Bitar hasta su nombramiento y ordenación episcopal), tomó posesión de la parroquia de la Catedral de la ciudad del noreste argentino.
“El presbítero Manavella llega para auxiliar nuestro ministerio”, aseguró el obispo en la homilía.
El prelado explicó que el anterior párroco, presbítero Armando Rubén Vera, había solicitado el traslado a otra comunidad de la Diócesis tres años atrás, pedido que debió ser retrasado “al ser tan pocos sacerdotes diocesanos”.
Informado por monseñor Bitar, el obispo de Villa María, monseñor Samuel Jofré, aseguró “generosamente” que si algún sacerdote de su Diócesis estaba dispuesto a trasladarse, él lo permitiría.
“El resultado de ese camino que resumo brevemente, es la llegada del presbítero Ariel Manavella a Oberá para ejercer su ministerio en esta parroquia y en la Diócesis ¡damos gracias a la Iglesia hermana de Villa María, a su obispo Samuel Jofré y al presbítero Manavella!”, agradeció monseñor Bitar.
“Sin duda que todo traslado cuesta, tiene su cuota de dolor para el sacerdote y la comunidad”, afirmó el prelado. “Pero es bueno que ‘duela’, es señal que se ha amado, que se ha servido, que se ha procurado entregar la vida”, expresó y señaló que los traslados “renuevan”, tanto al sacerdote como a la comunidad.
Por otra parte, “los traslados nos enseñan que todos estamos de paso, que somos peregrinos, que no somos imprescindibles, que no somos dueños sino arrendatarios de la Viña del Señor”, aseveró y destacó que “cada uno es como es, con los dones y carismas que ha recibido y con las limitaciones humanas de quienes tenemos un tesoro, el don del ministerio apostólico, depositado en recipientes de barro”.
Cabe consignar que en la Diócesis villamariense, la última ocupación que desempeñó Manavella fue la delegado episcopal para la Educación.
Tras renunciar al cargo, el obispo Jofré designó en su lugar al presbítero Carlos Ignacio Fillol para acompañar todos los Institutos Diocesanos y demás colegios católicos de la Diócesis, así como la atención de los representantes legales, los directivos de los Institutos y la Junta de Educación Católica.