Excombatientes corren la cancha sin olvidarse de su pasado, que los encontró defendiendo el archipiélago en el conflicto armado que emprendió el Gobierno militar en 1982. En el equipo también hay familiares y amigos
Falta una hora para que empiece el partido y comienzan a caer unas gotas sobre la cancha número tres del predio de la Asociación del Fútbol Comercial (AFUCO).
En vísperas de cada 2 de abril el clima intenta parecerse al de aquella madrugada de 1982 en la que partieron los jóvenes soldados entre los que se encontraba Guillermo González, hoy DT del “Equipo Malvinas”.
“Hace tres años surgió la idea de armar un equipo para la AFUCO; fue cuando nos juntaron en el Concejo Deliberante para hacernos un homenaje”, comenta el excombatiente.
Guillermo partió desde Comodoro Rivadavia hacia las Malvinas exactamente 35 años atrás y regresó el 14 de junio luego de estar 15 días prisionero.
Ninguno de los que integran actualmente el equipo tuvieron contacto durante el conflicto, sino que se conocieron cuando se empezó a forjar el Centro de Veteranos de Guerra de la ciudad.
Guillermo Carrera, Francisco Córdoba, Rubén Negro, Manuel Quiroga, Héctor Ledesma y Rubén Alzarría. Son héroes. Pero además son los dirigidos por González (también exsoldado) y que están a punto de salir a la cancha con la “casaca” que tiene el mapa de las islas en el frente y el dorso.
¿Qué tendrá de especial para González dirigir un partido de este equipo en esta fecha? Al preguntársele, el arquero interrumpe la respuesta para pedirle el buzo -porque también hace de utilero, como líder natural del grupo- y detiene la emoción que se le escapa al pensar lo que va a responder.
“Es algo muy fuerte, che… Para nosotros no es solamente un 2 de abril; para nosotros todo el año es 2 de abril. Nos bajonea… Este año decidí no ir ni a la vigilia ni al acto ni dar charlas, porque me bajoneo”, expresa.
“Esto te libera muchísimo la cabeza”, reflexiona enseguida.
“El recuerdo es permanente, sobre todo en historias que compartimos. Uno se ilusiona porque vienen amigos y algunos familiares a formar parte del equipo”, agrega Rubén Negro.
Primos, cuñados, amigos de toda la vida de los héroes de Malvinas están presentes en la formación que salta cada sábado a las canchas de la AFUCO y eso tiene un condimento especial.
Podría uno pensar que las llevan sólo en la indumentaria, pero en realidad la causa Malvinas atraviesa toda la vida de estos hombres y su círculo íntimo.
Están entre autos ploteados con Gran Malvina y Soledad, usan remeras donde no falta la leyenda “Son argentinas” y muestran tatuajes, uno inmenso en la piel de uno de los próceres disfrazado de gente común.
Así pasan estas fechas eblemáticas aquellos jóvenes soldados, devenidos para siempre en héroes.