El joven de 26 años que cometió el hecho sigue internado en un psiquiátrico ubicado en la capital provincial. Su madre y viuda del fallecido, María Cecilia Bonangelino, no prestó aún declaración ante la Justicia… Pero sí se hizo presente en la Fiscalía un hijo de Daniel Airasca, de nombre Valentín Airasca, quien se convertirá en querellante. Y no sería el único
“Valentín es producto de una relación anterior que Daniel tuvo en la ciudad de Córdoba. Le dio su apellido desde el vamos y ambos se llevaban muy bien. Inclusive estuvo un tiempo viviendo en Villa María y últimamente creo que estaba radicado en San Miguel de Tucumán, pero estudiaba en la Universidad Nacional de Córdoba”, dijo a EL DIARIO una persona cercana a Daniel Airasca, el hombre de negocios que hace hoy exactamente ocho días fue ultimado por Joaquín Alves, uno de los hijos de quien era su esposa en la actualidad, María Cecilia Bonangelino.
A poco de conocer el trágico final que tuvo su padre, Valentín llegó a Villa María para dirigirse a los Tribunales, más precisamente a la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno, que comanda Gustavo Atienza. Era el martes 4 y Atienza recibió en su despacho al joven, de 19 años, que le dio a conocer su parentesco con la víctima de uno de los hechos que más estremecieron a Villa María en lo que va del año.
El fiscal supo entonces que el chico quiere estudiar y recibirse de ingeniero en la Universidad Nacional de Córdoba, que tenía relación “casi permanente” con su padre, al que había notado “mal de ánimo últimamente”.
Valentín le prometió regresar, ya con un abogado, seguramente para constituirse como querellante en la causa.
No será el único… Hay propiedades de mucho valor
Pero el hijo de Airasca no sería el único familiar del fallecido que tomará parte en la causa que se encuentra recién en sus inicios: el empresario, que se dedicaba, entre otras cosas, a la venta de tarjetas telefónicas, tenía una hermana, tan heredera como él del campo de sus padres en la zona rural de Carrilobo.
Y ese no sería el único bien al que la Justicia deberá encontrarle propietario, puesto que el hombre de negocios “también tenía un complejo de departamentos en la calle Salta al 1400, antes del bulevar España, a dos cuadras del hogar paterno en el que se crió”, que estaba en La Rioja al 1300.
Sin las pericias
Así, mientras el fiscal se encontraba a la espera de los resultados de las pericias que ordenó se le practicaran a Joaquín Alves en el Departamento de Psiquiatría Forense de la capital provincial, fueron surgiendo novedades que abultaron el expediente.
Joaquín, en tanto, permanece internado en un neuropsiquiátrico en la misma ciudad de Córdoba.
Horas después del sangriento episodio ocurrido el mediodía del viernes 31 de marzo en la calle Tucumán al 1750, Atienza decía a EL DIARIO que “la pericia psiquiátrica es un elemento importantísimo”.
Y, sobre el particular, este medio realizó consulta entre profesionales de la Abogacía que coincidieron en un punto: que para la defensa que encabezan Marcelo Martín Silvano y Lorenzo Gilli sería “mejor” que el joven fuera declarado “imputable y no inimputable”.
Ante la pregunta de por qué realizaban semejante apreciación respondieron que, “en caso de ser imputable, de que haya sido consciente del hecho que protagonizaba, tendrá una pena de entre 8 y 25 años, por lo que en algún momento recuperará la libertad; pero si es inimputable irá posiblemente a (la Colonia Vidal Abal de) Oliva, donde puede llegar a terminar sus días, ya que difícilmente un grupo de psiquiatras arriesgue su matrícula firmando algún día su salida…”.
No declaró la madre
Más allá de las especulaciones, otro dato concreto que deja la primera semana transcurrida desde el asesinato es que la viuda María Cecilia Bonangelino no declaró ante el fiscal.
Su testimonio era otro de los elementos que se consideraban de singular valor, puesto que viajaba en la parte delantera del auto, acompañando a Airasca, cuando desde el asiento trasero Joaquín se acercó al hombre y le cortó el cuello “con una cuchilla de unos aproximados 25 centímetros”, según el parte distribuido aquel día a los medios por la Departamental San Martín de la Policía de Córdoba.
De cualquier manera, Atienza había anticipado que le daría tiempo para que se recuperara del shock emocional.
Lo que sí recibió la única testigo presencial del homicidio es una bolsa con todos los elementos que fueron secuestrados del interior del Ford Ka, dominio HWC 731, en el que se conducía con su marido y su hijo. Así recuperó documentos personales y del rodado, tarjetas y otros bienes personales.
La semana que comienza promete traer datos importantes desde la capital cordobesa, como para que Atienza pueda avanzar en este caso caratulado por el momento como “homicidio simple”.