“Es mi primera Pascua como sacerdote”, manifestó Agustín Vedelago, el joven que se ordenó hace apenas unos meses en nuestra ciudad.
“El Señor me está regalando esta experiencia de poder compartir y acompañar en la fe a los fieles que se acercan a la Parroquia de Luján y también poder cargar esta cruz con Cristo, que ha sido de muchos frutos. Jesucristo vive en cada una de las personas, ha sido un tiempo especial de acompañar a Jesús cargando su cruz en todo este tiempo de cuaresma”, manifestó en conversación con EL DIARIO.
Al ser consultado sobre su nota que muchos jóvenes se acercan a la Iglesia, respondió: “Se acercan muchos jóvenes, mucho más de lo que uno se imagina. Por ejemplo, en estos días vinieron a confesarse, aprovechando este tiempo de acercarse al Señor en la Semana Santa, jóvenes, familias completas y personas de la comunidad en general. Nosotros les decimos a los que están más cerca de la parroquia, que desarrollan actividades aquí, que se confiesen un poquito antes para que haya después tiempo para todos”.
“Disfruto mucho todo esto, lo vivo con mucho gozo porque para mí es muy nuevo. Además, lo vivo de una manera especial porque mi familia ha estado siempre muy cerca de esta parroquia, propiamente estoy cerca de mis afectos, así que ese es otro regalo que me hace el Señor, poder compartir con ellos este momento, este primer tiempo de mi ministerio”, expresó el sacerdote.
La Semana Santa
Sobre el significado de la Pascua, señaló: “Esta es la semana más importante que nosotros tenemos como creyentes, contemplamos este misterio de nuestro Señor, que se hizo hombre y entre nosotros predicó, curó enfermos, compartió y lo hizo de forma particular en la cruz”, expresó, y agregó: “Habrá personas que habrán sufrido físicamente más que él, pero en él es el amor lo que hizo que tuviera valor eterno. Por eso esta semana tiene que ser un tiempo de reflexión, de pensar ese amor infinito que nos tiene y cargar cada uno con nuestras cruces. A unos alumnos que tengo les decía que el que se queda con la Semana Santa como un tiempo de descanso, se queda con la mitad del mensaje. El que lo piensa como vacaciones ha perdido el sentido, la Semana Santa tiene que ser para nosotros un tiempo de oración y reflexión y, sobre todo, tiempo de familia, de compartir y charlar sobre lo que nos pasa y poder agradecerlo. El quiere eso de nosotros, que podamos compartir nuestra vida y crecer en la interioridad y en el encuentro”.
“Cuando pasa este esplendor de todo lo que se vive en estos días, tiene que venir un perseverar en la fe y seguir caminando con Jesús, que resucitado viene a traer a nuestras vidas su luz. A veces, si se hace la pregunta “¿cuándo me confieso?” o “¿cuándo comulgo?”, se piensa en Semana Santa, ¿pero el resto del año qué hacemos? Precisamente, para sostener, para aliviar, para confortarme, el Señor quiere ser alimento, por eso la Iglesia pide la eucaristía los domingos. Pero no por precepto solamente, sino como verdadera sabiduría, para poder ser una persona de fe que va viviendo su vida como Dios le pide, necesitamos el alimento de la eucaristía. Para que podamos vivir el amor en casa y así también en las pequeñas cosas que nos van pasando. Por eso no podemos olvidarnos después que pasa la Semana Santa y cerrar la parroquia todo el año hasta el año que viene. Por eso esta invitación, este mensaje para caminar nuestras vidas junto al Señor”, finalizó Vedelago.