El obispo Samuel Jofré Giraudo afirmó ayer que “la lucha en la que estamos todos es para conseguir que la bondad de Dios bañe nuestro corazón”.
Al pronunciar su homilía en la Misa de Pascua de la Catedral Santuario, el pastor de la grey local abogó por “conseguir que de esa bondad broten nada más que obras buenas, pero todos tenemos algunas fallas, los pecados. Y el gran obstáculo es la soberbia”.
Para superar dicho obstáculo recomendó a los fieles, que en gran número se congregaron a las 11 en el templo de calle Estados Unidos, “saludar a Cristo cada mañana dos o tres minutos, conversar con El antes de dormir. No puedo pasarme todo el día sin compartir mi vida con El”.
También pidió “asistir a misa los domingos, y comulgar con más frecuencia, ya que nunca es lo mismo que rezar solo en mi casa. La Santa Misa tiene la fuerza de Su Palabra”.
“Jesús, ese hombre aclamado por la gente, terminó mal: lo mataron como solían matar los romanos a los delincuentes extranjeros, lo crucificaron. A los romanos les cortaban la cabeza”, evocó Jofré.
“Sus discípulos, que se habían acobardado, que no habían salido a dar la cara por él, a partir de verlo resucitado fueron capaces de morir por Cristo”, recordó.
“Pero hay un ingrediente que hace más peculiar esta historia: en sus enseñanzas El decía que era el Hijo de Dios. Ante ello nos quedan dos alternativas: o lo descalifico totalmente como un delirante, o le creo”, añadió.
“Dios nos ha dado la inteligencia, de modo que no puedo aceptar cosas irracionales. Cristo nos ha dado signos de tener autoridad para creer. Yo voy a señalar tres: las enseñanzas del Evangelio, su muerte coherente con las enseñanzas, y finalmente hay quienes dicen que lo han visto resucitado y también coherentemente han aceptado morir por El”.
“Si Cristo era un trastornado ¿cómo puede haber dado tales enseñanzas? ¿Es todo un invento de los apóstoles? Si fue un invento ¿se habrían dejado matar por Cristo?”, se preguntó, para responderse: “Si se dejaron matar por Cristo es porque lo vieron vivo. Y si está vivo, todas sus enseñanzas eran ciertas. Era cierto que es el verdadero Dios y que entregó su vida”.
“Por lo tanto, nosotros hoy estamos totalmente ciertos de que Dios, por Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, que murió y resucitó por mí, tengo la vida del Hijo de Dios. Que mis pecados han sido perdonados, y que me espera una eternidad dichosa con El”.
“¿Qué problemas tenemos? Seguramente muchos, pero todos tienen solución, porque Cristo te quiere. Todos tienen solución, menos la muerte, que lo arregla todo porque nos vamos al Cielo”.
Finalmente el jefe de la Diócesis de Villa María dijo que “la fe es un conocimiento cierto de lo que no vemos, pero conocemos por el testimonio de otro: los apóstoles no creyeron en la resurrección, porque la vieron, lo tocaron a Jesús, pero sí creyeron en la divinidad de Jesús. Nosotros, que no lo hemos visto, creemos en la divinidad y la resurrección de Jesús, pero esto no nos hace menos ciertos, sino que estamos adheridos plenamente a Jesús”.
A partir de ayer, los cristianos viven la “alegría de la Resurrección de Cristo”, que se prolongará a lo largo de cincuenta días.