El rojinegro venció de local 2 a 0 a San Lorenzo de Las Perdices (primera caída en el torneo) con goles de Morre y Giraudo, y es el nuevo líder de la Sur
Escribe Pablo Luna Broggi
La derrota en el clásico del pueblo les había pegado duro, pero los dirigidos por Abatedaga levantaron rápidamente la cabeza y los ánimos del plantel rojinegro habían mejorado bastante luego de la abultada goleada del pasado fin de semana (7 a 1 frente a Juventud River Plate de Ausonia).
Sabían que la primer fecha de la segunda ronda del torneo les ofrecía la posibilidad de liderar nuevamente la Zona Sur, si es que el Verde no lograba sumar de a tres, como sucedió en la fecha anterior.
Con este incentivo, los cabralenses recibían a un San Lorenzo que venía de conseguir un magro empate ante el renovado 9 de Julio de Pasco, pero también tenía la ilusión de lograr una victoria que lo deje en la cima de las posiciones.
Con este panorama, fueron los dirigidos por Lautaro Trullet los que intentaron quebrar la paridad del marcador desde el inicio del partido. La velocidad y precisión de Esteban Canelo por la banda izquierda eran las principales armas de ataque del visitante. A los 5’, el ex-Alumni envió un gran centro que Ullua cabeceó sin demasiada dirección. Minutos después, Canelo habilitó con un taco a Vos para que el Polaco busque la cabeza de Ferreyra, pero el 10 no logró concluir la jugada de la mejor manera y el balón se fue demasiado alto.
El conjunto perdiceño era superior a su rival y merodeaba con peligrosidad el área de Pedernera. A los 17 minutos, Velasco intentó de cabeza batir la valla local, pero tampoco tuvo suerte.
Sin embargo, cuando parecía que el visitante se iba a poner en ventaja, un centro de Ripa, peinado por Ramiro Giraudo, dio en la mano de Ferreyra y el árbitro Mario Belén no dudó en pitar penal. La sentencia máxima fue ejecutada con solvencia por Lucas Morre, quien rompió la paridad del encuentro con un sutil remate a la izquierda de Julio Giraudo.
Colón no había hecho absolutamente nada para merecer la ventaja en el tanteador, pero una máxima del fútbol reza: “los goles no se merecen, se hacen”, y los de Abatedaga entendieron esto a la perfección: aprovecharon el primer ataque para concretar el 1 a 0.
San Lorenzo sintió el cimbronazo, pero como sabía que estaba jugando mejor que su rival, continuó en búsqueda de un gol que le diera, no la victoria como en un principio, pero si la tranquilidad del empate. Canelo seguía siendo quien proponía más, y sus trepadas por las bandas eran las que más lastimaban. Berterame, de un gran primer tiempo, también deseó igualar el marcador, pero su remate de larga distancia se fue rozando el ángulo superior izquierdo de Pedernera.
El resultado no reflejaba lo que se veía en cancha, pero a Colón poco le importaba y casi estira diferencias antes del descanso, cuando una corrida interminable de Gabetta dejó solo frente al arco a Giraudo, pero el goleador local no pudo definir cómodo y perdió una posibilidad increíble.
En el complemento, la fricción y el juego sucio abundó innecesariamente en mitad de cancha, ayudado por la poca autoridad de Belén. Los jugadores se tiraban al piso, se golpeaban, manoteaban, hablaban y discutían, pero no jugaban nada. Esto le favorecía al local, porque el tiempo pasaba y la ventaja no corría peligro, sin embargo fue el rojinegro quien se quedó insólitamente con un jugador menos por la expulsión de Luppo.
San Lorenzo continuó nervioso y no logró capitalizar la ventaja numérica en ningún momento. A los 25 minutos estuvo cerca de empatar el encuentro, pero el remate de zurda de Ullua se fue a escasos centímetros del palo izquierdo del arquero local.
Todo terminó cuando en un error defensivo, Ramiro Giraudo enfrentó a su hermano y lo ridiculizó con una gran gambeta para decretar el 2 a 0 definitivo. La “cachetada” final de Colón lo subió a la cima de la Zona Sur, por la derrota de Rivadavia, y desató la ira de todos los jugadores del Santo que fueron a increpar duramente al juez del encuentro. El resultado: expulsado Alvarez y fin del partido.
La figura
Ramiro Giraudo. Le puso el sello definitivo a la victoria de Colón y se fue ovacionado por la parcialidad local.
El árbitro
Mario Belén. Regular. Tuvo un buen primer tiempo, pero no manejó con autoridad el complemento y el partido se le fue de las manos.