Con motivo de celebrarse la semana anterior el Día Mundial de la Higiene de Manos, la Municipalidad de Córdoba recordó la importancia de incorporarla como hábito cotidiano para prevenir enfermedades. Lo hizo a través del siguiente texto
Resulta paradójico que un método tan simple, eficaz y económico para la prevención de enfermedades, sea poco practicado. De hecho, las campañas de lavado de manos resultan esenciales para disminuir fuertemente los casos de diarrea, neumonía, gripe, catarro, síndrome urémico hemolítico, hepatitis A, entre muchas otras enfermedades, más graves en niños.
Agua y jabón pueden disminuir un 23% las infecciones respiratorias como la neumonía, que es la primera causa de muerte en menores de cinco años, según datos del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). La diarrea también provoca 5 mil muertes en esa franja etaria, mayormente evitables con buenas prácticas higiénicas.
Los niños son quienes más deberían lavarse las manos, especialmente si están enfermos, ya que frecuentemente se tocan los ojos, la nariz y la boca. Con las manos sucias, ese comportamiento abre las puertas a muchas infecciones y a esparcir los gérmenes por cualquier superficie que vaya tocando.
Cuándo y cómo
Si bien el hombre convive pacíficamente con millones de virus y bacterias en su propio cuerpo, una pequeña cantidad de ellos puede enfermarlo.
Los momentos clave para el lavado de manos son: antes de manipular alimentos o comer y después de ir al baño o estornudar.
Tan importante como la frecuencia, es realizar una buena técnica de lavado. Ello implica usar abundante agua y jabón, cubriendo toda la mano desde la muñeca. Es fundamental friccionar frente, dorso y entre los dedos de la mano, al menos durante 20 segundos antes de enjuagar.
Cuando las manos están visiblemente sucias, agua y jabón común es la mejor opción. En diciembre de 2016 la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) prohibió el uso de ocho sustancias presentes en jabones líquidos, en barra y geles antibacterianos. Ellas son: cloflucarban, fluorosalan, hexylresorcinol, amiltricresoles secundarios, cloruro de metilbencetonio, oxicloroseno de sodio, triclocarban y triclosan.
Estos productos «antibacterianos» usados regularmente podrían generar resistencia a los antibióticos, además de alteraciones hormonales en las personas. Asimismo, no existen estudios clínicos que avalen una limpieza superior frente a los jabones «no antibacteriales».
Cuando las manos están limpias, se puede usar alcohol en gel, una modalidad cada vez más frecuente.
