Alumni ocultó sus problemas en el juego, afrontó un partido sin fisuras, goleó 3-0 a Juventud Unida de Río Cuarto y se despidió del torneo, asegurando la permanencia en la cuarta división del fútbol argentino
Escribe: Juan Manuel Gorno
Fotos: Víctor Alvez
Ante las injusticias y las crisis hay quienes se desaniman y pierden todo; también están los que salen a pelearla para salir a flote. Y en este segundo grupo se encuentra el Alumni versión 2017, que superó una nueva adversidad dejando hasta la última gota de sudor para no hundirse una categoría más abajo y demostró ayer estar a la altura del Federal B, más allá de las desavenencias dirigenciales.
Puso todo el equipo de Hugo Mattea para no solo sobrellevar el partido cúlmine, sino también para golearlo, siendo superior de principio a fin para establecer un 3-0 sin discusiones ante Juventud Unida de Río Cuarto, en Plaza Ocampo.
Así quedó demostrado que a veces (sobre todo en Alumni) una dura realidad de desorganización en lo institucional no impide que un equipo no sea organizado en todo sentido dentro de una cancha, desde saber que se tiene que debatir la pelota siempre para luego darle destino correcto, jugando con el corazón, los pies y la cabeza.
Hugo Mattea, quien debió ser más que un técnico de fútbol en esta aventura, llevó ese mensaje al vestuario y los jugadores ayer lo interpretaron a la medida justa, sin faltarle nada, armando un combo de lucha, juego y eficacia que le valió redondear uno de los mejores partidos de la temporada, nada menos.
Parecía que la eficacia era lo último que podía llegar cuando, a los 9 minutos, un centro de Patricio Peñaloza fue conectado por Jeremías Flordelmundo con un tiro de primera que hizo estrellar el travesaño y, en el rebote, Giuliano Bardín se lo perdió con un remate alto. Sin embargo, esa jugada puntual fue el disparador para que el equipo se fortaleciera. De hecho, el propio Bardín gestó el primer gol, cuando recibió un cambio de frente, atacó al área (engañando con dar un pase para luego llevarla personalmente) y fue derribado por el defensor Martín Mcnamara. Claro penal que cobró el juez y que Leandro Martínez -clave para aguantar las pelotas de espaldas al arco- se encargó de transformarlo en gol con una definición al ras del piso.
Y hubo más
La tarde se tornaba perfecta. Alumni jugaba bien y ganaba, aunque necesitaba más, por eso mordió en cada lugar de la cancha, apelando al Pulpo Gastón Kranevitter en el medio y complicó la estadía en la Placita de Juventud, que no supo cómo elaborar juego ante la falta de espacios en la zona de volantes.
En esa confusión, Gonzalo Negro, uno de los dos villamarienses del plantel rival (el otro es Germán Rivera, que estuvo en el banco) se equivocó en una salida, a los 34 minutos, y Alumni lo aprovechó con precisión quirúrgica: Emanuel Ercoli abrió para Bardín, éste abrió las piernas y la dejó pasar para Flordelmundo, que llegó rápido por la izquierda, encaró al arquero Mancinelli, lo eludió y la empujó al gol, en una definición de excelencia.
El 2 a 0 fue el corolario para un primer tiempo lúcido de Alumni, que encaró el complemento con la misma mentalidad.
Es cierto que Juventud nunca hizo algo bueno para contrarrestar el andamiaje contrario. Tan cierto como que la formación fortinera supo que se jugaba algo más que un mero partido de fútbol. Entonces la historia siguió por los mismos carriles. Alumni generó bastante frente al arco rival, luego de sostener el ritmo y el juego, mientras la Juve dividió la pelota sin ideas claras y con signos de fastidio, más allá de los cambios que introdujo su DT, Julio Turello, para buscar otra fisonomía.
Un remate de Ercoli, apenas desviado, una guapeada de Flores que terminó con remate alto y hasta un tiro libre de Nicolás Delsole (recién ingresado desde el banco) que desvió el arquero fueron argumentos suficientes de la supremacía, que se rubricó con otro gol a los 32 minutos, cuando Nicolás Roca se elevó por el segundo palo, tras un tiro de esquina impulsado por Flordelmundo, y metió el frentazo rumbo a la red.
No pudo terminarlo de otra forma Alumni, por todo lo que había plasmado en la cancha. Estableció una diferencia propia de los clubes que tienen historia y saben defenderla. Y dignificó entonces aquello de que pertenece a la categoría, sin dudarlo, a pesar de que su partido más difícil sigue siendo el de conformar una estructura institucional más seria, para pelear por algo más que seguir sobreviviendo.
La figura: Gastón Kranevitter
El volante central de Alumni fue un pulpo en la mitad de la cancha y eso marcó el equilibrio, aunque casi todos tuvieron un alto nivel, como Bardín (colaboró en los dos primeros goles), Flordelmundo y Martínez.
El árbitro: Marcos Romera
El cordobés acertó en el penal y manejó el problema sin inconvenientes. Le faltó amonestar a Acosta por una fuerte infracción sobre Flordelmundo y también se equivocó en algunos desplazamientos, a tal punto que le pegó un par de veces la pelota por no estar en el lugar correcto.