Nació en Villa María el 8 de agosto de 1950. Arquitecto, seis hijos, nueve nietos. Su cuna tiene origen peronista, su padre Mateo fue un importante gremialista de Luz y Fuerza. Inició su militancia en 1968 en el peronismo revolucionario, poco tiempo después se vinculó a los grupos de izquierda. En 1983 integró el Movimiento al Socialismo. Tras vivir unos años en Córdoba, regresó a su ciudad natal y abrió el Frente del Pueblo. Fue candidato a intendente de Izquierda Unida en 2003, hoy milita en las filas del Frente de Izquierda y de los Trabajadores
Escribe: Nancy Musa
DE NUESTRA REDACCION
Polémico, multifacético, propietario indiscutible de un sentido del humor sutil e inteligente, soñador con mezcla de poeta.
Expresivo a la máxima potencia, durante las cinco horas que duró la charla imitó, contó anécdotas festivaleras, cantó una canción en catalán, invocó a diversos autores de la literatura mundial y confesó que su sueño es seguir luchando para que sus nietos vivan un mundo mejor.
El “Gallego” Massanet tiene demasiada historia en su mochila revolucionaria, puede tocar el yembé, canta desde el corazón y lleva la política mezclada en la sangre.
Tal vez un día escriba un libro, mientras tanto pone su voz en La Fragua, disfruta de los niños, de su familia y se preocupa por el futuro del país y del mundo.
-Usted viene desde la época del Cordobazo haciendo política. ¿Cuál es su visión frente a la realidad que el país vive hoy?
-Esperanzado en que los trabajadores y el pueblo resistan contra la política que hoy se trae el Gobierno. Yo tengo esperanza, como decía un gran compañero mío, ya muerto, hay que tener fe, pero fe revolucionaria, la fe que hay que hacer algo, si no lo hacés, nos van a pasar por encima. Pero tengo la esperanza de que la resistencia sea lo suficientemente fuerte como para que no puedan avanzar. Porque algunos dicen que no tienen plan, pero yo creo que tienen un plan muy metódico y muy preciso.
Hoy lo que frena al Gobierno es que no sabe hasta dónde van a llegar los trabajadores. Hay una situación difícil y lo que me preocupa es que la salida para esto puede ser con un enfrentamiento muy fuerte. Los trabajadores no se van a dejar avasallar y ellos no se van a dejar quitar la teta de la vaca.
-¿En esta encrucijada que está planteando, ¿qué rol juega la famosa grieta?
-Creo que la grieta como tal se usó mediáticamente como se usa el “mini-Davos”. La grieta para mí es una cosa mediática que en un primer momento impactó mucho por varias cosas, por métodos, por formas, por modos de mover la publicidad del Gobierno anterior; pero la grieta existió siempre.
En los 70 eran los zurdos y los no zurdos, había un sector por el medio, pero los de derecha nos cag… a palos y había mucha derecha. Había tipos que se decían trabajadores y tenían un concepto de derecha. Y si hacíamos una asamblea, nos metían palos y si no les alcanzaba, llamaban a la cana. La grieta siempre existió.
Siempre digo que el menemismo en la Argentina quiso instalar algo muy importante y, ojo, que acá no se salva nadie, los que pasaron por el menemato son los tipos que estuvieron en el Gobierno hasta ahora, hasta que se fueron. Menem trató de instalar que las ideologías murieron, venía de afuera eso, pero es el concepto básico.
¿Qué pasó en nuestra América y en el mundo? Hubo movimientos que de una forma u otra nos diluyeron a los trabajadores. Nos hicieron mezclar con sectores que no tienen nada que ver con los trabajadores. Insisto, es muy raro encontrar a un trabajador en el país que se reconozca en su clase, él dice que es clase media y eso viene desde hace rato.
De hacerle creer a la gente que hay una movilidad social porque Messi de no tener un mango llega a tener millones de dólares o Maradona. La movilidad social es otra cosa, es el acceso irrestricto a la salud, a la educación, a la vivienda, trabajo para todo el mundo. Y la única que dice que esa movilidad se plantea en una lucha de clases es la izquierda.
Nosotros militábamos, salíamos a vender el diario y vendíamos un montón y llevábamos un tipo cada 60 días al local. Y yo decía que nosotros éramos como el loquito del pueblo, todo el mundo lo quiere, pero nadie se lo lleva a vivir a la casa (se ríe).
He militado los barrios de Villa María, íbamos juntando de a cinco, seis tipos, cuando llegábamos a tener 20 ó 25 y hacíamos una reunión grande, la noche anterior iban y repartían colchones y cocinas y nos cag… el trabajo de años. Nosotros no tenemos cocinas para repartir, todo eso va haciendo que sea todo muy difícil. Pero yo sigo sosteniendo que las definiciones que se tomaron allá por el 1800 y pico, los tipos que definieron que el sistema capitalista iba hacia un solo lado y que no había salida, tenían razón. No avanzamos.
-Ese plan sistemático que usted dice que tiene este Gobierno, ¿es un plan que también tenía el partido perdedor, de acuerdo a su criterio?
-Creo que, básicamente, la propuesta que traía el anterior Gobierno tiene un problema, que es que dentro del sistema capitalista no tiene más salidas, el ajuste tal vez lo hacían más tranquilos pero, ¿cuál era la gran virtud que tenía el Turco Menem? Que él decía que te iba a reventar y te reventaba. Y hubo dos frases de Macri que me lo definieron en su concepto neoliberal. Una, cuando dijo que si él decía lo que iba hacer, estaba en el manicomio (parecido a lo que había dicho Menem) y la otra fue “estamos mal, pero vamos bien”, esa es otra frase acuñada por el célebre Patilla (se ríe).
-Se juega con la esperanza del pueblo…
-Por supuesto, el problema es que uno lo ve venir. Que me viene a contar a mí Macri. Si en algo entró en la gente es porque decía que era diferente, pero con Báez avanzaron hasta que se encontraron conque uno de los socios era Calcaterra. Yo pienso que al que le comprobaron que choreó, que vaya en cana, pero por qué aún no está procesado el tipo que tiraba los bolsos, que en realidad no los tiraba, los entraba por la puerta. ¿Por qué se demoran? Porque todos, todos, todos los políticos que han estado relacionados con la función pública están con el pañal con caca.
Para mí, es muy simple, alguien que estuvo en la función pública trabajando por un sueldo que me largue una lista de lo que cobró durante todos los años y me ponga al lado el capital que tiene. Y si la lista del capital pasa para abajo, tendrá que explicar de dónde sacó la plata para tener ese capital.
Nosotros en Izquierda Unida tuvimos un caso de un tipo que entró como concejal, hizo una tramoya y a las 24 horas se lo echó. La bancada es del partido.
Pero vemos que hay tipos que llegan, se cambian de partido y uno no sabe dónde están al final. Esas son las cosas que me ponen loco, me enervan, porque yo mamé algo en mi casa.
Mi viejo fue un importante dirigente gremial, tan grande que se fue del gremio y volvió a su trabajo como empleado de EPEC. Le ofrecieron muchas cosas y nunca agarró. Estuvo en la Federación de Luz y Fuerza en la época de Perón.
Mi viejo me enseñó que “lo que no es mío, es de otro”. No importa de quién, pero no es mío, no me lo quedo yo. Y la otra parte, mi vieja, que siempre vio el vaso medio lleno, nunca medio vacío. Y eso te da valor para poder seguir. Vos le caías con un problema a mi vieja y ella te decía “peor es casarse y tener hijos como ustedes” (se ríe) y me dejaba sin línea, ¿cómo hacía para rebatirle eso? Ella me decía “ya se va arreglar hijo, a ver qué podemos hacer”.
Eso es lo que viví en mi casa, con un militante gremial fundador del sindicato de Luz y Fuerza en Villa María siendo muy joven. Cuando se retiró, ya en la época de la Dictadura, regresó a su trabajo y no volvió más al gremio porque no estaba de acuerdo con el formato.
Mi vieja fue una gran compañera, militaba con él, y después de muchos años me comentó por qué mi padre dejó el gremio. Porque dijo que si se votaba los viáticos para los dirigentes gremiales, él se iba. Así se retiró y nunca lo dijo, grave error.
-Siendo niño palpó muy de cerca lo que significó el peronismo en sus últimos años y después de la Libertadora, que en su casa se debe haber hablado mucho. ¿Qué recuerdos le quedaron de esa parte de la historia?
-Recuerdo, yo era muy chico, que en 1955 habíamos ido a un hotel con el gremio a Mar del Plata. Comíamos en el Provincial y nos daban una casita al frente de la Playa de Los Ingleses. Y en mi casa con el golpe se pone todo muy tenso, mi viejo era muy peronista, se murió siendo peronista, aun con críticas al peronismo, y tengo el recuerdo de la tensión, yo iba al colegio Alberdi y echaron a una maestra porque era peronista.
Después, cuando yo iba a segundo grado la vuelven a tomar a mitad de año, la tuve un tiempo en segundo grado y después en sexto. Fue mi maestra, Betty Palaudo, de la que estaba enamorado, todas esas cosas que eran normales, vos me entendés (sonríe). Era maestra con eme mayúscula.
-Y en su casa debe haber sido complicado pasar todos esos años de una dictadura tras otra.
-Sí, la que se sintió muy fuerte en casa fue la dictadura de Onganía. En ese momento a mi viejo lo sancionan y lo echan de EPEC. Se quedó sin laburo, pero siguió con su política, su forma de ver las cosas, era un tipo muy respetuoso. Siempre decía que cuando uno estaba en política no sólo debía ser honesto, sino también parecerlo. Decía que no había que tener ningún cabo suelto, ni un cordón, que había que ser transparente, que si hablabas con la gente, la gente a través de vos tenía que ver el otro lado.
-¿Y por qué decidió estudiar Arquitectura?
-Fue muy simple. Me anoté en Medicina primero. Mi hermano mayor estudiaba Medicina y mi mamá hasta me había hecho un guardapolvo (se ríe). En el lapso que empiezo a estudiar mueren dos amigos en distintos accidentes (narra los hechos) y cuando ví eso me dije que la medicina no era para mí. Y en ese momento mi novia (Lala) estaba en Arquitectura y ahí nomás me metí.
Arquitectura es una carrera muy hermosa porque conjuga la parte técnica con la humana. Hay un arquitecto muy famoso, Rodolfo Livingston, que siempre dice lo mismo: “Para mí la casa no es una escultura, pero si es una escultura es para que viva gente”. A la casa hay que hacerla para el tipo que va a vivir.
En el fondo, lo que se hace es el nido. Y todos, independientemente de lo que hagan, todos son arquitectos en potencia, porque hacen su nido.
-De niño, ¿tenía alguna pasión en especial, algo que le gustara mucho?
-A mí siempre me gustó cantar. Iba al vecino del frente, al cumpleaños de los chicos, y Manolo García, papá de mi médico de cabecera, Carlos, me paraba en una silla y me decía: “Cantate algo en catalán”. Mi abuelo era catalán. Y yo cantaba el Pasturat (lo canta sonriendo) y era el ídolo, me daban el pedazo más grande de torta (risas).
En sexto año nos juntamos con Angel Buggia, Mirta Sánchez, un chico que se llamaba Sánchez al que no vi más y no me acuerdo bien el otro. Eramos cuatro y decíamos “somos los cuatro del cerro que venimos a cantar canciones de nuestra tierra a quien nos quiera escuchar” y salíamos a practicar todos los días una hora. Y se empezaron a sumar más y decíamos “somos los 35 del cerro” y después más, “somos los 60 del cerro” (risas) y así arrancamos.
Y después formamos un conjunto que se llamó “Los Changos de la Frontera”, estábamos Mirta Sánchez, Angel Buggia, Nancy Cobelli (que sabía de música, y la madre Nilda tocaba la guitarra) y yo. Y se integró uno más porque en ese momento estaba de moda el quinteto. Habían empezado a aparecer “Las Voces Blancas”, “Los Cinco del Norte”, y nosotros queríamos hacer voces, no sabíamos un pomo de música.
Excelente grupo infantil, grabamos, estuvimos en el festival de Cosquín y estamos entre los fundadores del Festival de Peñas. Si buscás, vas a encontrar el facsímil del programa, el mismo tipo de letra para Mercedes Sosa era para Los Changos de la Frontera. Mientras fue Festival de Peñas por ese escenario pasaron todos los de Villa María (cuenta anécdotas de los años de festivales).
-Volvemos a la política: ¿mamó el peronismo de cuna, con el buen ejemplo de su padre, y sus primeros pasos los hizo en el peronismo revolucionario?
-En ese momento la ola era la izquierda y el peronismo que quedaba de la resistencia y tenía más peso en las universidades. Los principales dirigentes iban a la universidad. Yo nunca estuve convencido de la táctica que se usó en esa época, nosotros conocíamos a todo el mundo y cuando empezó el proceso del Cordobazo empezaron mis vinculaciones con el Gringo Tosco y yo decía “pero este tipo no es peronista” y yo iba al gremio y el Gringo lo conocía a mi viejo y se llevaban muy bien.
Mi viejo siempre estuvo en desacuerdo con la vinculación de los gremios al Gobierno, a eso se lo tragó, pero el Pocho (Perón) no era pavo.
-¿En ese momento comienza a acercarse al socialismo?
-Ahí empiezo a arrimarme a las ideas de la izquierda, en ese tiempo había de todo. Estaba Espartaco, parecían franceses, nosotros les decíamos los vendedores de peine porque hablaban así (los imita), todos con bigotitos finitos, bien franceses. Estaban los del partido revolucionario troskista, que eran los de Posadas. Posadas tenía una teoría que decía que los extraterrestres eran socialistas porque era imposible hacer un esfuerzo tan grande para venir a la Tierra. Tenían que ser socialistas para venir a ayudar. Ojo, empezó de nuevo “Expedientes X” y la teoría nueva es la que me copa. Porque ellos descubren ahora que todo eso (investigado anteriormente) lo empezaron a manejar los yanquis con sectores económicos poderosos para manejar el mundo.
Fue un impacto en ese momento la izquierda porque ahí venía lo más encapsulado, venía el socialismo, el PC, los anarcos y de golpe todo el mundo se puso a estudiar y a leer. Había que estudiar y leer porque no se podía avanzar sin saber. Ya no era instintivo, del otro lado había tipos que estaban elaborando cómo hacer para hacerte cag…
Todo era muy rápido en esos tiempos, yo ya estaba trabajando con algún sector de la izquierda y viene la movilización de SMATA, que es la que cambia todo, previo al Cordobazo, y sale a la calle con 5.500 tipos que vienen caminando por Vélez Sarsfield. Y nosotros entusiasmados “aquí están los trabajadores”, de pronto empiezan a cantar “Perón, Perón, que grande sos” porque los guasos querían que volviera Perón porque creían que Perón les iba a resolver el problema.
Te lo estoy diciendo para que lo analicés, eso es lo grave que dejó el peronismo: confiar en un tipo. Si no es Perón, es Kirchner, es Duhalde, es Cafiero, pero si no es un tipo no se puede hacer nada, nosotros no podemos pensar, tenemos que hacer lo que dice ese tipo, eso es lo grave. Nosotros queríamos cantar La Internacional, no nos daban bola, si nadie la sabía, y terminamos “Perón, Perón, que grande sos”.
Cuando llegamos al centro, nos entró a cagar a palos la cana, ahí se terminaron las banderías, éramos todos iguales, éramos carne de cañón, no te preguntaban nada, te veían en el medio y te hacían bost… Fue violentísima la represión, ¿y qué nos salvó? El pueblo estaba a favor de la rebelión. Salimos corriendo y los que nos metimos en Güemes nos salvamos todos, la gente te abría la puerta, te hacía cruzar por los techos, a los que se metieron para el lado de Nueva Córdoba los agarraron a casi todos, ahí les cerraron las puertas. Ahí estaba la grieta, el problema de las clases, a nosotros nos parece raro cuando vemos una película hindú y hablan de las castas. Son las clases sociales. Chomsky lo dice también, ¿qué es lo que no le perdona el poder a los gobiernos populistas? Que le da cosas a la gente que no debe tener. Hay algo que siempre les jodió, que en los países donde tienen cierta mejoría van a las mismas playas los que tienen plata y los trabajadores. Y eso no se lo perdonan a nadie, en algún momento vienen y cobran. Ahora vienen a cobrar, nos guste o no nos guste.
Lamentablemente, me voy a morir sin ver lo que yo soñé.
-Usted que conoce el mercado de la obra pública, ¿qué opinión tiene respecto a los tan nombrados hoy sobreprecios?
-Mirá, cuando alguien viene y me dice “¿viste lo que hicieron estos tipos con los sobreprecios?”, le pregunto “¿en qué país viviste vos?”. Hasta 1974 todas las obras que habían hecho la Argentina se hicieron por maestros mayores de obras, arquitectos, ingenieros, obreros argentinos a través de Vialidad Nacional, que tenía su gente para trabajar; Agua y Energía, que tenía su gente para trabajar, y ¿qué pasó? Pasó algo con lo que todo el mundo se hace el otario: a partir del año 74 aparece la Patria contratista y las obras públicas las empezaron hacer los Roggio, los Macri. Ahí hicieron la plata.
Yo trabajé 20 y pico de años en una empresa constructora, ¿y sabés cómo se negociaban los barrios? Era muy simple: los barrios que estaban cerca de Río Cuarto, había una empresa importante, y a nosotros acá nos interesaba que nos dieran Corral de Bustos, Marcos Juárez. A eso no me lo cuenta nadie, lo vi yo, la licitación era a ajuste alzado, te daban un precio para hacer las cien casas, un ejemplo, el Fonavi te daba un millón de pesos para hacer cien casas. Yo hacía los estudios de costos y sacábamos la cuenta que lo podíamos hacer con 700 mil, ibas a la licitación y decías “precio que usted me da yo voy un porcentaje abajo” y todos se presentaban, te calificaban y quedaba una oferta comparable. Esa oferta comparable la negociaban con las otras empresas y se pactaba en qué porcentaje se iba abajo y eso que quedaba (entre el costo y el pago) era plata líquida. ¿Eso no es sobreprecio?
Y no me voy tan lejos, porque la gente se olvida, en el tiempo de Alfonsín salieron los planes Reactivación II, se armaba una cooperativa con unos 40 tipos, buscaban un terreno, lo compraban y buscaban una empresa para hacerlo con lo que te daba el Banco Hipotecario.
Te daba un monto para hacer 40 viviendas, con infraestructura y todo. Todo venía bárbaro, nosotros hacíamos una casa más o menos bien terminada y salía, suponete, 5.500 dólares, con eso la empresa le pagaba a la gente, cubría los gastos y le quedaba un beneficio del 2% o 3%, que era lo lógico. Pero, ¿qué pasaba? El banco te pagaba, suponete, 17 mil dólares. Mirá la brecha. ¿Y qué se hacía? El 10% de la obra iba a la coordinadora radical que manejaba el Coti Nosiglia. Ojo, que el Coti estuvo con Kirchner, lo vi yo, y ahora me vienen a decir que hay sobreprecio.
Tal vez es mucho mayor porque para chorear lo que dicen que choreó Báez… Cuando a mí me dijeron que Báez tenía más de mil vehículos, yo pensé “pero si Roggio, una de las más grandes, tenía 32. Es una exageración, pero no pueden venir a sorprenderse de los sobreprecios, si Macri lo usó en la Capital con Calcaterra y los amigos de ellos.
En algún momento vamos a empezar a juntar para hacerle un busto a León Gieco por “Los Salieris de Charly”, cuando dice que “somos un país esponja y nos chupamos todo”.
-¿Qué factores fueron claves para que la izquierda no pudiera entrar en las masas?
-Creo que fue el peronismo, fue el dique de contención que siempre estuvo cuando las masas y los trabajadores empezaron a mirar a la izquierda como alternativa. El peronismo con Perón o sin Perón siempre tuvo una política muy clara: poner diques y hay que pasarlos.
Perón, en un discurso de 1973, dice que hay que cuidarse de los troskistas porque “dicen y hacen lo mismo que nosotros, pero proponen cosas diferentes”. Nosotros proponíamos gobierno obrero y organización de la economía a través de los obreros. Pero, ¿por qué avanzaron las izquierdas en otros lugares de América Latina? Porque ahí no existió el peronismo. Y el dique de contención está planteado en la idea de la movilidad social que lo tiene como germen el peronismo, que es la desaparición de las clases dentro del capitalismo. Pero yo estoy convencido de que eso es imposible, el capitalismo existe porque existe un proletariado para explotar y sacarle la plusvalía, que es lo deja de percibir el que produce la riqueza y se lo queda el patrón.
Y hablando del capitalismo, no nos tenemos que olvidar nunca que en 2005 Kirchner y Cristina golpearon la campanita de Wall Street, que iban a venir millones, no hay que olvidarse, y después más adelante Kicillof con otros hicieron los contratos ocultos con Chevrón. Quiere decir que esto es un mal endémico, lo tenemos en el cuerpo.
Y vos me preguntás por qué el socialismo no avanza: porque el socialismo no tuvo la oportunidad, sin inventar algo, de llegar a la gente a fondo. Es como te digo, es el loquito del pueblo, todos lo quieren, pero nadie se lo lleva a vivir a su casa.
A la gente le metieron en la cabeza que los socialistas le quieren quitar todo, hasta los hijos, ya lo hicieron en su momento. Nosotros cuando éramos jóvenes estábamos convencidos de que los rusos eran todos grises, que la ropa era igual a la de Pepe Stalin y después vimos que eran unos minones divinos y unos bailarines increíbles, pero después que terminó la Guerra fría. Hasta la Guerra fría vos no podías hablar del socialismo porque lo primero que te decían era “Rusia”. Y yo estoy trabajando con los tipos que lucharon en contra de Stalin, pero aquí te mezclan todo.
Fijate vos la gran discusión que hay sobre la democracia, y le decía a mi hijo mayor que me escucha -no me da bola, pero me escucha- que coincido con Chomsky con relación a que no existe un sistema más corrompible que la democracia.
La democracia representativa es la que está en crisis en el mundo, no la democracia; es el diputado que vos no votaste y te hace todo el despelote.
Ya lo dijo el sabio Barrionuevo (se ríe), si dejamos de robar… ¿Por qué anduvo tan bien San Luis? Porque eran muy pocos los que robaban, es simple. Y el capitalismo es simple, vos generás riqueza y de la riqueza que generás yo me quedo con lo que gasto para tu laburo y con una parte de lo que vos tendrías que ganar.
Ya lo dijo Macri: los salarios son un gasto y hay que bajar el gasto. Y nadie se acuerda, eso es lo que enerva, pasamos por la vida al pedo. Mirá, Armando Tejada Gómez en plena dictadura presenta un poema y lo recita: “Hay un niño en la calle”. Un periodista le dice “pero usted tenía que escribir esto y traerlo acá”, y Armando le dijo “mire, mocito, yo a esta vida no he venido a tomar yogur”.
Vos no te podés pasar la vida al pedo, es tremendo, no podés decir “llevé los chicos a jugar, mirá qué lindas vacaciones”. ¿Pero aparte de eso qué hiciste? Y (imitando), fui presidente de la cooperadora un año y tuvimos problema con el color de la bandera (carcajada). Por eso digo que los poetas tienen mucho que ver. Antonio Esteban Agüero estuvo en Cultura en San Luis y escribió La Mazamorra (el pan de los pobres) y cómo termina: “La noche en que fusilen canciones y poetas por haber traicionado, por haber corrompido la música y el polen, los pájaros y el fuego, quizás a mí me salven estos versos que digo”.
Y, ¿por qué dice eso? Porque sabe que no hizo todo para que eso no ocurra. Los otros días le decía a un tipo “vos no te podés quedar conforme porque le llevaste dos colchas a unos chicos”, hay que resolver el problema de fondo. Y eso se seguirá manteniendo porque es lo que necesita el sistema para existir y uno no es nada, es apenas un engranaje en una cosa enorme. Vos escuchás a Silvio Rodríguez y lo dice claro y no son taraditos.
A mí me gusta el tango y hay tangos que son tremendos, definitorios en todo. Hoy Cambalache tiene la misma vigencia que hace 50 años.
-¿Y cómo ve estas investigaciones de supuestos hechos de corrupción?
-Hay dos cosas: una, que existen elementos ciertos que hay que investigar, y la otra, el manejo mediático que se hace, frente a cualquier cosa que se le complica al Gobierno actual, metemos una nueva denuncia.
¿Quién manejó la propaganda nazi? Goebbels. Entonces él decía “usted mienta. Mientras los otros buscan para desmentir usted siga avanzando”, y así invadieron Polonia.
Todo está digitado para algo.
Vos con la verdad pura, lisa y llana estás expuesto a un montón de cosas y si no te pueden doblegar te amenazan. Y el objetivo es el pensamiento único. El poder le tiene terror a la democracia y Chomsky habla de la tiranía económica, concentrada y necesitan de un Estado totalitario.
-¿La mayor parte de la clase política ha sido cómplice o no pudo hacer nada ante esta tiranía económica?
-Creo que la mayoría, los partidos que están en la defensa a ultranza del sistema, putea pero cuando atacan la base del sistema, dicen “no se puede”.
Yo digo que son cómplices, es más, digo que son parte, mis serios problemas con todos los tipos que han estado en la política es porque no me encontraron nada. Han estado averiguando cómo vivo, pero no tengo nada, nunca lo tuve y no lo voy a tener.
Y qué les digo a los otros, me pueden decir lo que quieran pero les digo “vos cuando entraste a ese puesto tenías un Renault 12 que se veía el piso, demostrame cómo hiciste para enriquecerte”. No los critico, sólo digo que es parte del sistema. Se enganchó y anduvo en el sistema; en cambio, yo lo quiero destruir.
No entiendo que se asombren que cuando cae el trabajo aparecen más problemas de seguridad. Uno de los momentos en que tuvimos más bajos índices de delincuencia fue en la época de Menem, al principio, cuando hubo laburo para todo el mundo, se podía andar por la calle; hoy ya no. Y entonces piden más polícias, pero no pasa por eso, pasa que le metieron una crisis a los sectores bajos.
Ya estuvimos con estos tipos y volvemos a plantear lo que decía Einstein, la estupidez de quienes hacen siempre lo mismo esperando resultados distintos. Y vamos a llegar un punto en que la crisis va a ser insostenible y hay dos alternativas: o la gente se allana a vivir mal o hay enfrentamiento. Y en ese momento los que se enfrenten van a tener que explicar por qué se enfrentan a un sector de la sociedad que hoy mira para otro lado.
-Fue candidato a intendente en 2003, ¿qué le dejó grabado en la memoria ese hecho?
-Cuando me proponen ser candidato, yo había tratado de barajar otras alternativas, pero los que estaban en ese momento me dijeron que yo era reconocido, que no tenía problemas y sacamos más votos que nunca.
Es más, creo que nosotros metimos un concejal y Carlos Durán también, a pesar de toda la tramoya que hicieron para que entrara Climaco. Fue una cosa rara, pero el juez Electoral resolvió. Yo le propuse a Bachicha (Sánchez) que nos atalonáramos en el Concejo y volver a contar los votos, pero ya estaba todo entregado. Quedaron tres radicales, Bachicha, el contador Gilabert y Karina Bruno. Nos llamaron porque nos necesitaban y empezamos a trabajar, queríamos investigar lo de los vales. Al final fuimos a algunas audiencias públicas, pero no eran vinculantes. Ni nos escucharon.
Opiniones
Mauricio Macri
(Se ríe). No hace falta que diga mucho más. Pobre Macri, le hemos tirado con un obús. Creo que, básicamente, es un representante directo de los grupos de poder económico.
Juan Schiaretti
Ya estuvo, pasó por la Gobernación, hizo muchas cosas muy mal, se fue. Nos dejó varios pernos y ahora el problema de los jubilados y la adaptación a la Nación es tremendo.
Martín Gill
Sé que es diferente en su forma de ver y hacer las cosas a los anteriores. Creo que trata de no bajar la inversión social. Mi único gran problema de entendimiento es su origen y cómo llega a estar vinculado con un sector de la Iglesia que no es el del Papa.