No hubo medallas en la exposición y acaso haya sido lo mejor. Porque esos discos de metal donde se graban los pequeños episodios de una ciudad, un país o un imperio, han perdido en Villa María a su traductor más competente y apasionado.
Y pasará mucho tiempo hasta que alguien rescate la posta de don Carlos y continúe su gran empresa de sistematización; esa que vio la luz en “Villa María en la medalla” (Edición municipal, año 2001) y que se ha vuelto libro imprescindible de nuestra historia.
Hecha esta aclaración, hay que decir que la exposición contó con fabulosas colecciones locales como “Los caminos de Córdoba”, de Ademir Banchio, con piezas mataselladas en los diferentes pueblos y ciudades de la provincia; los “San Martín” del año 17 de Tobías Giordano; los sellos soviéticos de la conquista del espacio de Ramiro Rodríguez, las “Cartas de Malvinas”, de Aracelli Funes de Odetti; los “refugiados del mundo”, de Germán Bicego, y el estudio de los matasellos en “Rivadavias” de 5 centavos, de Sergio Olivero (actual presidente del Centro Filatélico).
Y por cierto, las monumentales series de sellos ingleses de Pedro Rinaudo consagradas a la Reina Victoria y al “Penny” rojo y negro, los primeros que se imprimieron en el mundo. En billetes nacionales destacaron las series de Gustavo Alcides Vieyra, Esteban Ferrero y Héctor Bollo, junto a los bonos provinciales de Ricardo Aprile y (como curiosidad) los sobrecitos de azúcar (glucofilia) de Gustavo Caffaro.