El Ente que integran 44 municipios de la región fue, según la nota con detalles que expone el exfuncionario opositor, utilizado para girar fondos desde el municipio gobernado por Accastello y administró millones de pesos en la reparación del Anfiteatro Centenario villamariense sin control alguno
Escribe José Naselli
Extribuno y vecino
“Las pruebas de la infamia las traigo en la maleta…”, fragmento del tango “A la luz del candil”
Mayo de 2012. Accastello había dispuesto que el municipio asumiera la organización y financiamiento de los megafestivales. Pero el “Anfi” estaba hecho una ruina, sin infraestructura y, por sobre todo, sin escenario. Había que hacer las cosas rápido y “a lo grande”. La exposición pública apuntalaría los sueños de grandeza del futuro candidato a gobernador.
Es cuando llega al Tribunal una primera orden de pago por $1.256.431 a favor del Ente Intermunicipal para el Desarrollo Regional (Eninder), por gastos de “remodelación del Anfiteatro”.
Pero la época de las remesas millonarias de Néstor parecía haber tocado a su fin. Este dinero debía salir de las arcas comunales (o sea, del bolsillo de los vecinos). Y para justificar tamaño gasto “desempolvaron” un convenio por el cual la Nación se comprometía a mandar 25 millones para la remodelación (12-06-09). Pero habían pasado dos años y medio y la platita no llegaba.
Accastello resolvió entonces que el municipio adelantara la inversión. Pero: si el dinero era de los vecinos, ¿por qué mandarlo al Eninder? Del texto se advertía que Nación asignaba al municipio la administración y ejecución de la obra, como responsable exclusivo (sic).
A pesar de ello, el 02-10-09 Accastello y Javier Pretto (entonces vicepresidente del Eninder, hoy diputado nacional por el PRO) firman una “componenda” (no es posible llamarla de otra manera), en la cual establecían que el Eninder asumiría la responsabilidad de la obra y percibiría un anticipo ya previsto, del 20%, sobre los 25 millones.
Lógicamente, Gustavo Maristany (tribuno por la UCR) y yo rechazamos la orden de pago.
Como un conejo de la galera del mago, apareció una segunda versión del mismo convenio con la Nación, en la que se había insertado una leyenda en la que “ahora sí” aparecía el Eninder como ejecutor de la obra.
Nunca, ni Accastello ni Navarro Alegre (entonces secretaria de Economía) ni De Falco (presidente del Tribunal) explicaron cómo podían existir al mismo tiempo dos documentos iguales pero también distintos (¡el misterio de la Santísima Trinidad se recreaba en Villa María!). Costó encontrar las diferencias muy bien disimuladas: ahora las obras se harían “a través del Eninder” y el anticipo se “achicaba” al 15% en lugar del 20%.
Con tal aberrante justificación, el Eninder recibió 10 millones hasta fines de 2012, se remodelaron las instalaciones y se colocó el escenario.
En realidad, todo pasó por un nuevo desvío de fondos municipales al Eninder para evitar el control de los Tribunos. Nunca supimos qué pasó con el dinero prometido por Cristina, y porqué ahora bastaban sólo 10 millones por trabajos presupuestados en 25.
Nunca olvidaré cuando el fiscal Gustavo Atienza denegó un pedido de investigación sobre el Eninder y los desvíos de fondos, pedido en el que me acompañó el doctor Maristany. En tal ocasión, Atienza soslayó, de hecho, las normas orgánicas sobre vigilancia de los fondos del municipio, aludiendo a un supuesto “férreo control” que el Ministerio de Planificación tendría sobre los fondos enviados. Ese “férreo control” debe ser el mismo -seguramente- ejercido sobre los dineros enviados a Sueños Compartidos de Bonafini y Schoklender o a la Túpac Amarú de Milagro Sala. Quizás la diferencia entre estos casos y el del Eninder estriba en que, en lugar de poner el dinero en prosaicas bolsas de basura, se derivara a “cajas de seguridad” en una financiera. Si el fiscal Atienza hubiera abierto una investigación en ese entonces, hoy no tendríamos estas dudas. Si no hubiera habido nada para ocultar, Accastello y Pretto (y el director Bernaus) tendrían que haber abierto puertas y ventanas y permitir una compulsa contable. Es lo que haría cualquier ciudadano decente ante el menor atisbo de sospecha.
Pero todos prefirieron el “prudente” camino del silencio. Mientras, Pretto sugería promover la destitución de Naselli y Maristany…
En la “componenda” que el 02-10-09 firmaron Accastello y Pretto se alude reiteradamente a un convenio con la Nación con un anticipo previsto ¡del 20%! En cambio, la versión del convenio “Nación-municipio” introducida subrepticiamente en el TC en mayo/12 habla de un anticipo ¡del 15%! O sea, o bien se trata de dos convenios distintos o el segundo es una versión fraudulenta dirigida a forzar el desvío al Eninder de los 10 millones.
¡Esta es la prueba incontrovertible del engaño! El archivo de la investigación dispuesto por Atienza nunca servirá para cerrar el capítulo de los desvíos de fondos. Como se dice por allí: “Del restaurante de la vida nadie se va sin pagar la factura”.