Escribe Paola Ferreyra Asociación Nazareth
Con motivo del reciente Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, hago público el siguiente comentario.
“Todos tenemos un papel que desempeñar para proteger a la juventud de las sustancias peligrosas” (Organización de Las Naciones Unidas – 2015).
Hoy me atrevo a hablar sobre un asunto que nos aflige a varios, que les toca a otros tantos y que padece, directa o indirectamente, toda la sociedad: las adicciones.
Mucho se habla y poco se hace con respecto a este tema. ¿Cuál es el límite que la sociedad debe soportar sobre la inoperancia de sus representantes?
¿Hasta dónde o cuándo se debe esperar que nuestros funcionarios públicos actúen en consecuencia de sus cargos?
Desde hace algún tiempo, estos interrogantes son más reiterativos en la mayoría de los ciudadanos, que de una u otra manera necesitan encontrar respuestas, respaldo, firmeza y contención legal a sus problemáticas, a sus reclamos, a sus pedidos desesperados de ejecución de sus propios derechos.
La adicción es una enfermedad que destruye indiscriminadamente a nuestros niños, adolescentes, adultos, hombres y mujeres, sin hacer distinción de credo, raza, sexo o condición social. Esta que no sólo mata literalmente a nuestros seres queridos, sino que además destruye todo lo que está a su paso, ya sean vínculos afectivos, parte del cuerpo de estos consumidores y hasta familias enteras. Resulta inadmisible ver cómo las drogas roban infancias, destruyen hogares, anulan personas y dejan historias por contar.
De nada sirve que sólo nos pongamos a deliberar, a filosofar o a divagar sobre el tema en cuestión y luego mirar como si nada para otra parte. Es justamente aquí donde la Filosofía ha de convertirse en teoría y luego ésta debe transformarse en hechos. Se debe poder actuar y cuanto antes, el tiempo no corre a nuestro favor, sino a beneficio de los que negocian con el consumo de nuestros hijos, padres, madres, hermanos, amigos, conocidos, etcétera.
Hoy me atrevo a pedirles a nuestros funcionarios, a nuestros políticos, a nuestros jueces, a nuestros legisladores, a nuestros representantes electos que comiencen a trabajar modificando, ampliando, creando leyes en función de esta necesidad, hoy básica, para toda la sociedad.
Es innegable dicha falencia en todos los ámbitos de trabajo de tal flagelo. Necesitamos de cambios, necesitamos asegurarles una vida sana a nuestros hijos. Necesitamos saber que todos queremos bregar por una sociedad fuerte, educada, responsable y sana. Necesitamos del compromiso de todos.