La máxima autoridad de la Nación en materia de lechería estuvo ayer en Villa María. Hizo un diagnóstico de la situación de los tambos y aseguró que si no hubiera sido por las políticas que implementaron, el panorama sería más desalentador
Entre la urgencia y las metas a largo plazo se debate la lechería argentina. En el medio, hay establecimientos bajo el agua que no tienen otro camino que cerrar la tranquera.
Alejandro Sammartino, subsecretario de Lechería de la Nación, estuvo ayer en Villa María y admitió en el diagnóstico de situación que en el último año se cerraron entre 400 y 600 tambos.
Aclaró también que vienen trabajando en la actualización de información “para definir políticas y unificar las bases que nos permitan empezar a hablar todos el mismo idioma”.
En lo que hace a cantidad de litros, reconoció que la cuestión climática vino provocando bajas desde mayo del año anterior. “La brecha en ese mes, comparada con el mismo mes del año anterior era de un 20% menos. Llegamos a enero con una brecha del 4%”, indicó.
Entiende que el panorama sería “más grave” si no hubieran mediado políticas que permitieron un margen de rentabilidad para los productores lecheros que venían a pérdida por los precios que abonaba la industria.
“Además, había una cuestión de costos. Para comprar un kilo de maíz se necesitaba un litro de leche. Hoy la relación es dos a uno. Hay otra salud en los tambos”.
A la hora de trazar el panorama que dejaron las inundaciones, señaló que la cuenca más afectada es la que está en los departamentos San Justo de Córdoba y Castellanos Las Colonias, de Santa Fe. “En ese sector hay tambos que bajaron entre un 18% y un 20% su producción.
Le siguen el sur de Córdoba, un sector de Santa Fe y la provincia de Buenos Aires, con epicentro en General Villegas. “Allí el impacto de las lluvias en el río Quinto provocó también pérdidas”, remarcó.
“Le sigue la zona de Córdoba en la cuenca del Carcarañá, donde hay tambos muy afectados. Son pocos, pero están bastante mal”, dijo al referirse a los de Sacanta y El Arañado, en la cuenca conocida como Bajo Hondo. “Aunque hace algunos días que no llueve, les sigue entrando agua”, precisó.
“Y finalmente está la zona de La Playosa, Pozo del Molle y San Antonio. Allí nos hubieran faltado 60 días para terminar obras”, planteó, al cerrar el diagnóstico nacional de las áreas lecheras afectadas por las inundaciones.
El canal de San Antonio se iniciará en mayo
Al referirse a las obras de infraestructura destinadas a evitar, en el largo plazo, los daños provocados por la inundación, Sammartino señaló que la Provincia de Córdoba, con financiamiento de la Nación, tiene en marcha 11 proyectos para hacer canales que aliviarán muchas áreas rurales y urbanas.
Pero además remarcó que la obra más esperada para encauzar las aguas del oeste de Córdoba y el este de Santa Fe, que es la del canal de San Antonio, se está licitando y se prevé el inicio para mayo de este año.
“Sí, siempre puede hacerse antes”, dijo, al ser consultado acerca de que la necesidad de ese canal fue reclamada hace, al menos, un año atrás.
“Estamos volviendo a la institucionalidad”, explicó. “Piensen que no había un Comité Central de Cuenca, con las Provincias y la Nación, para poder iniciar los estudios previos. Lo que se hizo en este tiempo fueron esos estudios y ahora se llama a licitación para empezar la obra que está presupuestada en 800 millones de pesos y que tendrá 600 kilómetros de extensión”, señaló.
Dijo que será como una “columna vertebral” que partirá desde San Francisco hacia el arroyo Tortugas y que beneficiará a las dos provincias más afectadas por la actual inundación.
El plazo de esta obra es de dos años.