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Agroquímicos “en envase chico”: los riesgos de su uso en el hogar

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Agroquímicos “en envase chico”: los riesgos de su uso en el hogar
Manera detalló que mueren cerca de tres mil personas por año a causa del uso incorrecto de medicamentos

El biólogo pasó por la ciudad para advertir sobre los productos domésticos que, en algunos casos, están 50 veces más concentrados que los utilizados en el campo. Presentó su libro “Una amenaza invisible” en el marco de un ciclo de charlas sobre alimentación sana

Manera detalló que mueren cerca de tres mil personas por año a causa del uso incorrecto de medicamentos

Las moléculas químicas que se diseñan para obtener ciertos beneficios cuando son usadas incorrectamente traen consecuencias negativas. En lo cotidiano nos rodeamos de productos químicos -el abanico es muy amplio-: insecticidas, medicamentos, plaguicidas, líquidos de limpieza, etcétera.

Fernando Manera es un biólogo que en 2010 logró que se saque del mercado un piojicida que llevaba 35 años prohibido en el campo de la medicina veterinaria y en el agro, pero se seguía aplicando en la cabeza de niños del país.

“Todos los productos de la línea jardín que se consiguen en un supermercado o en un vivero son los mismos que se usan en el campo pero en envases más chicos”, comentó el profesional a EL DIARIO en su visita a la ciudad, en el marco del ciclo de charlas “Somos lo que consumimos”, de la ONG local DAR.

“Usamos una gran cantidad de químicos, algunos prohibidos en el campo agronómico hace años, y lo usamos hasta más de una vez por día, mientras en el campo se usan de dos a tres veces por año”, indicó Manera, autor del libro “Una amenaza invisible”, que aborda estos temas.

 

Insecticidas, los peor aplicados

Fernando Manera considera que los productos contra moscas, mosquitos, cucarachas y otros insectos son los que peor se aplican en los hogares argentinos. “No estoy diciendo que no hay que usar los insecticidas, en el campo están las buenas prácticas agrícolas, pero en el hogar nadie nos comenta cómo utilizarlos”, afirmó.

Ese ámbito de aplicación -la casa- contiene a personas, alimentos, mascotas, que se ven afectadas directamente si no se manipulan de forma correcta los productos químicos.

El biólogo explicó que en el caso de los insecticidas, debe pasar al menos una hora y media luego de haberse aplicado para que vuelvan a entrar personas a la habitación donde se utilizó.

“La primera hora y media, el químico va a difundir en toda la habitación y la siguiente hora y media va a sedimentar. No va a estar más en el aire”, fundamentó.

“En cuanto a las ‘pastillas’ que se suelen enchufar de noche, no pueden estar a menos de dos metros o dos metros y medio de la cabeza de las personas”, agregó, en referencia al producto contra mosquitos que funciona enchufado a la energía eléctrica.

Pero los riesgos no se agotan en este tipo de elementos que tienen que ver con el cuidado del hogar, sino que también hay peligro en el uso, por ejemplo, de piojicidas. “El 90% está basado en agroquímicos. La permetrina se utiliza con una concentración de 0,1% en el campo y al hogar llega con un 5%, es decir, 50 veces más concentrada”, ejemplificó el autor que logró sacar del mercado al lindano, químico que se aplicaba contra los piojos.

 

Dañan la salud

En la afamada Universidad de Harvard ya vinculan el uso de químicos en el hogar de forma incorrecta con la aparición de enfermedades como leucemia y cáncer en niños.

“Sin volvernos fundamentalistas, hay que reflexionar”, analizó Fernando Manera. “Estos elementos se los venden a doña Rosa sin que tenga la más mínima idea”, dijo sobre la utilización de estos productos, que a diferencia de los que se aplicarse al aire libre sufren una dilución bastante más lenta dentro de un hogar.

En cuanto a los medicamentos que la gente se autosuministra, cuestión que ya es rechazable, Manera indicó que mueren entre dos y tres mil personas por año en el país a causa del mal uso de las medicinas.

En diálogo con EL DIARIO, Manera también se refirió al consumo de alimentos conservados: “Somos fundamentalistas de su consumo. Hay que educarse a uno mismo para después educar a nuestros hijos”.

“En los hogares en los que se come comida chatarra es porque los padres deciden eso, hay que hacer un cambio cultural”, remarcó.

El biólogo brindó una conferencia el jueves en el Centro Cultural Leonardo Favio, en el marco del ciclo de charlas “Somos lo que consumimos”, promovido por la ONG local DAR.

El día anterior, la nutricionista María Angeles Bailone disertó en el mismo lugar sobre los hábitos alimenticios y la composición de los productos que utilizamos para alimentarnos.

 

Luego de rociar con insecticida una habitación, debe pasar al menos una hora y media para que puedan ingresar personas sin aspirar tóxicos. Las “pastillas” contra los mosquitos no deben estar a menos de dos metros de las personas.