Ahora, niño…
Pintaré tus zapatitos de blanco para hacerlos volar al cielo como un barrilete que nunca tuviste…
Hundiré en el mar de tu muerte mis culpas y mis miserias y podré gritarle al mundo, de una vez por todas, que es indigno y cruel…
Ahora, niño…
Izaré por primera vez la bandera de la injusticia y le pondré en el centro el dibujo de tu foto que recorrió el más oscuro de los planetas…
Dejaré una flor de llanto arriba de tu cuerpito mojado para que se marchite cuando los hombres y las guerras tomen conciencia…
Ahora, niño…
Le serviré al rescatista que te alzó en sus brazos la más amarga de las cenas que jamás olvidará…
Soltaré una lágrima, recordaré tu imagen y pasarás a ser ciudadano de un país imaginario…
Ahora, niño…
Que el agua te llevó a una orilla para dejarte abandonado pensando que estabas vivo, te convertirás en el Angel de los Mártires…
Raúl José