Se trata de Martín Gerbaldo, quien recibió una pena de un año y cuatro meses de prisión por amenazar y golpear a su expareja, además de incumplir una orden judicial que le impedía acercarse a la mujer. Está detenido desde el 31 de marzo
Un nuevo caso de violencia de género fue condenado ayer en la Cámara del Crimen de Villa María y, de manera coincidente con los últimos procesos de similares características, el que se sentó en el banquillo de los acusados fue un trabajador de la construcción.
En esta oportunidad, el albañil villanovense Martín Emanuel Gerbaldo (26) recibió una pena de un año y cuatro meses de prisión de cumplimiento efectivo por dos episodios delictivos que tuvieron como víctima a Ramona Nancy González, quien fue su pareja hasta fines de 2016.
Gerbaldo, apodado “Quincho” y nacido en Villa Nueva el 9 de diciembre de 1991, no solo se declaró culpable de los hechos que se le atribuían, sino que además dijo estar muy arrepentido por el daño causado a su exconcubina y se mostró visiblemente conmovido por la situación.
Ultimas palabras
“Pido perdón porque lo que hice fue muy grave”, expresó con la voz quebrada por la emoción y los ojos llenos de lágrimas cuando el juez Félix Martínez le concedió la “última palabra”. Previamente, el presidente del tribunal le otorgó a la víctima y denunciante la “penúltima palabra”, a lo que González respondió: “Solamente quiero que no me moleste más”.
A poco de comenzada la audiencia de debate y tras la lectura de la pieza acusatoria, Gerbaldo admitió su responsabilidad en los ilícitos cometidos hace poco más de un año y a fines de marzo pasado, cuando fue detenido por segunda vez luego de ingresar ilegalmente a la casa de la mujer.
En efecto, el primero de los hechos por los que fue procesado se produjo en horas de la siesta del 3 de diciembre de 2016, cuando en la vivienda que la pareja compartía, ubicada al frente del ex-Matadero Municipal de Villa Nueva, discutió con Ramona por cuestiones que no trascendieron.
En esas circunstancias, Gerbaldo la insultó, la amenazó con “prenderle fuego” y, no conforme con eso, le propinó algunos golpes de puño.
La joven escapó de la vivienda, se ocultó entre los pastizales de un terreno baldío cercano y desde allí llamó a la Policía. Pocos minutos después llegaron al lugar los efectivos Leandro Cáceres y Néstor Amici, quienes detuvieron al agresor cuando todavía estaba en el interior de la casa.
Ese violento episodio derivó no solo en la ruptura de la pareja, sino que además, denuncia mediante, originó a una causa penal contra Gerbaldo por los delitos de “lesiones leves calificadas” y “amenazas”. Poco después, la Justicia dictó una orden de restricción que le impedía al albañil acercarse o mantener cualquier tipo de contacto con su expareja.
Sin embargo, casi cuatro meses después, el 31 de marzo de este año, el irascible trabajador incumplió la disposición judicial y, aprovechando que González había salido momentáneamente de su domicilio, ingresó sin permiso.
La acción fue advertida por un vecino que, conociendo la situación legal del albañil y temiendo que podía producirse un grave incidente cuando Ramona regresara, llamó a la Policía sin dudar.
Personal de la Comisaría villanovense llegó en pocos minutos y, con permiso de la dueña de casa, ingresaron a la vivienda y encontraron a Gerbaldo escondido debajo de la cama matrimonial.
Muy respetuoso
Con respecto a la audiencia de la víspera, vale destacar que el joven presidiario se mostró siempre muy respetuoso con el tribunal y sobre el final se quebró. Fue entonces cuando le pidió perdón a su expareja “porque lo que hice fue muy grave”, señaló conmovido.
Además del juez Martínez participaron del debate el fiscal Horacio Vázquez, el abogado defensor Ricardo Gutiérrez y la secretaria Gabriela Sanz.
Por el tiempo que lleva entre rejas y por tratarse de un convicto primario, Gerbaldo está en situación de pedir la “libertad condicional”, por lo que con buena conducta y una pericia psicológica favorable (requisitos indispensables) podría salir de la cárcel antes de que concluya el año.