Tiene menos de un año y está prácticamente en desuso por la cantidad de roturas y robos que sufrió. Vecinos aseguran que por las noches se convierte en “un aguantadero”
“Comienza el momento de tomar conciencia, cuidar lo que tenemos”, había manifestado el intendente Eduardo Accastello durante la inauguración del playón deportivo del barrio Las Playas, en octubre de 2014.
Un mes después del corte de cinta en el espacio público que lleva el nombre del extenista local Marcelo Ingaramo, EL DIARIO había mostrado las roturas y los robos que sufrió el sector.
Ahora, a menos de un año desde que en la plaza Gregoria Matorras de ese sector de la ciudad se construyera el espacio con cancha de básquet, fútbol y sanitarios, los vecinos vuelven a alertar por el estado de deterioro que presenta y por el “mal uso” que se le está dando.
Un recorrido por el sector permite observar el abuso que se ha hecho de las instalaciones y el estado de abandono que presentan.
A saber, lo que se puede apreciar a simple vista: los tableros de básquet no tienen los aros, por lo que son inútiles para la práctica deportiva; el alambrado que rodea la cancha está roto y una de las luminarias también, todos los bancos están rotos y desarmados y a algunos les faltan partes. Asimismo, en el espacio donde están los bebederos, sanitarios y depósito, todas las paredes están pintadas con aerosol y no está más la canilla, por lo que ya nadie puede tomar agua ahí. El techo de ese espacio está roto y el olor y suciedad en el lugar son abundantes.
Este medio no pudo acceder a los sanitarios porque estaban cerrados, por eso, a esto, un vecino agregó que “el depósito y los baños tenían un cielorraso en el techo de Durlock, pero lo rompieron, se metieron adentro y robaron los bidets, las piletas; no dejaron nada. Además, escribieron todo y dejaron todo roto adentro, lo único que dejaron son los espejos”.
Otro problema
Más allá de las roturas, uno de los frentistas del lugar, que pidió reservar su identidad, indicó que, quizás, el mayor problema sea otro. “No se está aprovechando. Adentro de la cancha andan con motos, gomeras, es tierra de nadie. Es muy raro ver chicos jugando a la pelota y a la noche se ven seis o siete motos ahí, chicos fumando, tomando y vaya a saber haciendo qué otras cosas. Es un aguantadero, y lo digo porque se ve”, describió.
Según afirmó, “desde el centro vecinal se le informó muchas veces a la Municipalidad que esto estaba ocurriendo y lo único que dicen es que ya van a venir, pero no lo hacen. Desde que se inauguró, la Municipalidad se olvidó de esto”.
Respecto a la actividad nocturna que observan en ese lugar, el frentista contó que “la Policía pasa, pero no se baja porque nos han dicho que si bajan y les piden documentos, es persecución de personas, pero algo tienen que hacer, no se entiende cómo puede hacerse una inversión tan grande ahí y olvidarse por completo”.
Cabe destacar que ese playón, en Jorge Newbery y Salto Grande, es uno de los cuatro que construyó el municipio. Los otros se encuentran en los barrios La Calera y San Martín. Todas esas obras fueron financiadas por el Gobierno nacional