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Alumni desperdició todo

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Alumni desperdició todo

En Plaza Ocampo, el Fortinero generó situaciones como para ganarle a Juventud, pero no las convirtió y empató 0 a 0. El resultado lo sacó definitivamente de la pelea de una clasificación, que será para otros

Si algo le faltaba a este Alumni cargado de contradicciones, era lo que sucedió ayer, en Plaza Ocampo: no hacer un gol, no ganarle a uno de los peores de la zona y dilapidar las mínimas posibilidades de clasificación que manejaba, dentro de un ámbito de utopía.

El 0 a 0 ante Juventud Unida de Río Cuarto completó el combo negativo.

Alumni desperdició todo y mucho más; se ocupó de seguir involucionando y quedó nada menos que a 10 puntos de los que hoy clasifican, muy lejos de lo que se soñó en un principio. Y para colmo de males, el entrenador Raúl Maldonado, que vino para mejorar la recta final y logró ganar por primera vez de visitante, aún no conoce la victoria en la Placita, como si el cambio hubiese sido rotundo, pero sin mejoría de puntos.

Intentó el Bocha cambiar la fisonomía ayer, ubicando sólo un volante central (César Ariel Quiroga) y poniendo de arranque a los volantes laterales con perfil cambiado.

El ingreso de Maximiliano Ortiz, como volante por izquierda, y la presencia de Ricardo Acosta por delante de Quiroga, eran señales para tener un mayor volumen de juego en el medio y verticalidad con diagonales hacia el centro desde afuera.

Las primeras impresiones fueron buenas. El equipo jugó mejor, tuvo el monopolio de la pelota y generó situaciones nítidas. De hecho, si no hubiese sido por las manos de José Mancinelli, Alumni convertía temprano.

El arquero riocuartense fue clave en esa primera etapa porque primero le sacó un tiro a Carlos Herrera por el primer palo; luego voló magistralmente para desviarle un remate cruzado a Ortiz (habilitado por Acosta); y finalmente realizó una magnífica doble tapada ante Falucho, que cabeceó abajo y quiso aprovechar el rebote, sin poder quebrarlo.

Esas apariciones del arquero eran suficiente para explicar por qué Alumni no ganaba, aún cuando el equipo muchas veces demoraba en pasar de la jugada intrascendente a la acción de ataque.

Claro que enfrente no sólo estaba Mancinelli, sino también una estructura defensiva que aguantaba como podía y se abroquelaba por decantación.

Juventud, ahogado en su disputa por mantener la categoría, demostró ser menos en jerarquía, pero no en corazón. No obstante, esta característica no bastó para tener prácticamente cero posibilidades de gol en la primera etapa.

Sin variantes en el juego ni velocidad para pasar al ataque, el equipo de Jorge Grassi apeló a un par de pelotazos largos para la corrida de algún volante externo, pero todo moría en la prestancia del central Carlos Jaime, siempre seguro en cada cierre.

Así, entre uno que no podía y el otro que no quería, el primer tiempo se esfumó con signos de mediocridad, aunque Santiago Aloi tuvo sobre el final un par de situaciones, en la misma jugada, que terminaron con un remate desviado.

Quedaba la sensación, entonces, que Alumni podía ganar por insistencia y porque muchas veces la victoria se encuentra en afinar mejor la puntería. Eso se esperó para el segundo tiempo, sin embargo, el equipo fue de mayor a menor.

Al minuto nomás, Carlos Herrera picó solo en un contragolpe y terminó la jugada en un toque al medio que terminó interceptado. Mientras, Marcos Godoy seguía peleado con la pelota y con los centrales rivales que lo maniataban en cada momento.

En contrapartida, Juventud mejoró en su búsqueda de contragolpe, un poco porque le imprimió velocidad con el ingreso de Federico Comini. Y otro porque aprovechó los espacios que Alumni dejó en las espaldas de Quiroga.

Desde esa zona arrancaron las réplicas del equipo riocuartense y todo hubiese sido más catastrófico para Alumni si el visitante tenía la contundencia que le faltó al local.

Carlos Ronco, en dos atajadas importantes, fue responsable de neutralizar esa intención de Juventud porque le sacó abajo un remate a Edgardo Brítez y, más tarde, voló para sacar al córner un disparo de Chiaretta.

En la siguiente acción de ataque, fue el palo el que salvó a Alumni, por una jugada de Chiaretta que siguió con un violento disparo de Alejo Quiroga.

Sin poder conseguir el gol milagroso, Juventud se aferró al punto y le metió garra a los intentos desesperados de Alumni, que terminó buscando la victoria con varios delanteros en cancha.

Una media vuelta de Godoy y un tiro de derecha de Aloi pudieron ser, pero no fueron. Y así se quedó Alumni, con lo que pudo haber sido y nunca fue, tanto en el partido como en el campeonato.