Derrotó 1-0 a Atenas de Río Cuarto y se metió en la Zona de Clasificación, superando en la tabla a San Jorge. En un partido opaco en Plaza Ocampo, la diferencia la marcó Juan Aimar, con un golazo
Escribe: Juan Manuel Gorno
Después de mucho tiempo, se puede decir que Alumni está en vías de pelear por algo importante.
Con la victoria (1-0) que alcanzó ayer ante Atenas de Río Cuarto, en Plaza Ocampo, dejó la calculadora de lado y se olvidó por un rato de los viejos fantasmas que lo tiran para abajo.
Ahora está su nombre villamariense en Zona de Clasificación, con un registro de cuatro partidos consecutivos sin derrotas y la certeza de saber que depende de sí mismo para seguir en la pelea.
No le sobra nada, tiene que andar penando y con el overol puesto a cada segundo. Sin embargo, así se acostumbró en las malas y también puede hacerlo en las buenas Alumni, como sucedió ayer, cuando se contagió de la pobreza de su rival, pero encontró la riqueza en la jerarquía de Juan Marcelo Aimar para convertir un golazo y obtener la diferencia.
En un partido malo, sólo ese gol de Aimar fue la distancia entre Alumni y Atenas, pero alcanzó para que los abrazos finales de los “Fortineros” se hicieran emotivos y tan grandes como las expectativas de sus hinchas.
Sin el delantero Leandro Martínez (cumplió finalmente ayer las dos fechas de suspensión) y con otro esquema, el equipo del “Bocha” Maldonado no pudo tener protagonismo en el partido, careció de situaciones y se cargó de imprecisiones, más allá del fuerte viento.
Enfrente, Atenas le cortó todos los caminos, con cuatro defensores que se convertían en cinco o seis para organizar una trampa donde fueron cayendo Juan Valle, por derecha, y Maximiliano Villa, por izquierda.
En el medio, el equipo del “Bocha” quiso tener un tridente de juego, con César Quiroga más retrasado que Aimar y Matías Barbuio. Pero el equipo no progresó ni se encontró en el pase, sobre todo en el primer tiempo.
En esa etapa, Atenas tuvo sólo el corazón para recuperar el balón lejos de su arco y casi nada de peso en ofensiva, ya que si bien sorprendió en el inicio (Baigorria, tras un centro largo, quedó solo en el área y la tiró por arriba del travesaño), careció de ideas cuando pasó los tres cuartos de cancha.
El barullo de ambos hizo un partido ordinario, donde sobresalieron las infracciones y la sumatoria de amarillas.
Apenas Alumni gestó una doble chance de gol, por un remate desde afuera del área de Barbuio que hizo reaccionar al arquero Emanuel Testa y, en el rebote, Gutiérrez definió al cuerpo del guardametas.
Lo demás fue para el olvido porque Atenas no quiso más que neutralizar y Alumni no supo achicar para adelante ni aguantar la pelota arriba.
El equipo villamariense lleva cuatro partidos seguidos sin derrotas y dos sin recibir goles. Además, empezó mejor la segunda parte del campeonato que la primera.
La historia no pareció cambiar en el segundo tiempo, más allá del esfuerzo de Gutiérrez para batallar en ataque.
Algo empezó a variar cuando Maldonado mandó a la cancha a Cristian Garraza para encontrar más de lucidez en el toque.
A los 17 minutos, fue precisamente Garraza quien se juntó por la derecha con Gozzerino y Gutiérrez para entregársela redonda a Aimar, en la puerta del área. Y en ese lugar de la cancha, donde el playosense estuvo poco durante todo el partido, llegó el golazo, con un formidable tiro a colocar. La pelota viajó al palo izquierdo de Testa con una parábola perfecta, digna de una joya.
Esa conquista volteó la estantería de Atenas, que fue al frente desesperadamente y así se abrió el encuentro.
Lo pudo empatar el visitante, pero dos veces apareció Leonel Luciani, ratificando su buen momento, mientras que también lo pudo asegurar antes Alumni, con el pibe Delsole en la cancha, cuando recibió de Gutiérrez y sacó un remate por encima del travesaño.
Al final todo quedó como estaba, es decir, con aquel golazo de Aimar y con poco por rescatar, más allá de una gran tarea en la marca de los centrales de Alumni, que despejaron cualquier riesgo.
Es que después de todo, si el equipo no la aguantaba arriba, tenía que frenar todo abajo, un aspecto que sacó adelante, como otro signo positivo de un partido opaco, pero muy celebrado.
La figura
Nahuel Caler: El central de Alumni hizo un partido impecable, alejando los problemas de atrás con solvencia en cada cierre o en cada cruce. También fue bien apoyado por Yocca. Además se lucieron Luciani (en dos atajadas) y Aimar, por el gol.
El árbitro:
Marcos Romera: El cordobés tuvo un error grosero en lo disciplinario. Vio un golpe de puño, sin pelota, de Becerra sobre Gutiérrez, y optó por amonestar al agresor cuando correspondía la roja. En lo demás no tuvo demasiados problemas.