En San Jorge, perdió 1-0 contra el local, que no goleó porque careció de puntería. El equipo villamariense jugó tan mal que ni siquiera pateó al arco
Escribe Juan Manuel Gorno
Enviado especial de EL DIARIO
Alumni pasó por San Jorge como si fuese un equipo de una categoría menor. Jugó poco y nada, estuvo muy distante de mostrar algo rescatable y, por decantación, terminó perdiendo 1 a 0, un resultado que lo alejó de la pelea de arriba en el Federal B.
Era un partido clave para dar el salto, enfrentando a dos equipos que estaban entre el cielo y el infierno para el cierre de la primera fase, y fue San Jorge quien buscó entrar en el lote de los privilegiados, como realmente debe ser una búsqueda: Insistiendo, con orden, coordinación en sus avances y concentración, algo que jamás tuvo Alumni.
El problema para el fútbol de una noche fría de martes, es que San Jorge no tuvo puntería en la primera etapa, si no tendría que haber goleado porque el conjunto villamariense no ofreció respuestas.
Sin salida pulcra, el equipo del “Bocha” Maldonado sólo atinó a tirar pelotazos y, cuando quiso ser prolijo, apenas exhibió obsequios que San Jorge captó rápidamente, aunque sin poder cristalizarlo en el arco contrario.
En lo demás, la idea de Gustavo Raggio parecía surtir efecto: en base a marcación rápida, su equipo aisló a César Quiroga, hizo que Juan Aimar no recibiera tranquilo y así Alumni no tuvo la pelota. Encima, Gastón Kranevitter no supo ser una opción válida.
De todas maneras, si bien el local fue superior en esa propuesta, tampoco generó un juego atildado cuando tuvo la pelota, aunque sí puso a sus jugadores en situaciones de gol.
La habilidad de Mauro Albertengo fue lo más peligroso para el arco rival, aunque el hermano del goleador de Independiente careció de puntería cuando parecía que la estantería de Alumni se caía rápidamente. Tan es así que Maldonado debió mandar a la cancha al arquero suplente, Juan Rossa, por la lesión de Lionel Luciani, quien se golpeó cuando salvó una jugada generada por el propio Albertengo, de contragolpe.
Rossa cometió errores de debutante, dudando en cortar dentro del área chica, pero San Jorge le perdonó la vida.
Nada se modificó en el complemento, ya que si bien Alumni había salido del asedio sobre el final del primer tiempo, luego volvió a ser dominado, sin reacción futbolística y con llamativos signos de desconcentración.
En diez minutos, mientras los defensores sólo regalaban pelota y espacios, el habilidoso Albertengo se perdió tres chances claras y sólo por ello se podía soñar con algún punto milagroso que podía rescatar la formación villamariense. Sin embargo, ni siquiera el empate podía ser aguantado.
Más allá de la inclusión de Valle por Kranevitter -que retrasó a Juan Aimar para alcanzar una salida más limpia- Alumni siguió sin pasar tranquilo la mitad de la cancha y, cuando lo hacía, toqueteaba sin trascendencia hasta tres cuartos, la perdía rápido y sufría alguna réplica.
A los 30 minutos, San Jorge terminó por concretar lo que tanto insinuó: luego de un par de remates que rebotaron en los defensores y hasta en el palo, Nicolás Angelinetti metió el botín para empujarla a la red y soltó un festejo esperado por la parcialidad santafesina.
Maldonado intentó con el ingreso de Nicolás Delsole, pero nada pareció mejorar al resto. El equipo fue una sombra, una muestra de impotencia absoluta, que olvidó todo lo que había mostrado el partido anterior, en el clásico ante Estudiantes. Es más, Alumni no pateó al arco en toda la noche. Y así, le permitió a San Jorge alcanzar una victoria fundamental de cara al futuro.
El árbitro
Gonzalo Ferrari. El rosarino no influyó en el resultado. Siguió de cerca cada jugada y amonestó con criterio. Se equivocó en un par de situaciones porque no fue bien ayudado por sus asistentes.
La figura
Mauro Albertengo. El delantero fue una pesadilla para la defensa de Alumni, más por habilidad que por puntería. También se destacó el mediocampista Ezequiel Gómez, quien resultó clave para la recuperación de la pelota.