Escribe Beto Arce
Los de Vicario perdieron una gran oportunidad y quedó reflejado en los rostros al terminar el partido. Los de Zucotti siguen sumando en la lucha de arriba y el resultado no cayó mal. Empataron 0-0 en un juego muy y malo con pocas ideas
La tentación y el deseo van casi de la mano, como si dependiera el uno del otro para sobrevivir. Difícil es no caer en la tentación, pues más difícil es el camino si no hay un deseo para caer en la trampa. La cuestión pasa por no caer o, al menos, salir lo menos afectado posible.
Unión invitó a Alumni a sus arenas, a su juego, a su lucha, a su deseo. Y Alumni… mordió el anzuelo. Dos estilos bien diferentes, dos modos muy distintos para llegar al lugar al que todos quieren llegar… ¿Pero quién tiene la justa cuando todo se trata de meterla en el arco más veces que tu rival, se emplee la táctica que se emplee? Los pibes de Alumni tienen toque, velocidad, claridad, profundidad y mucha efectividad (el equipo más goleador del campeonato), pero nada de eso se vio en la tarde de ayer. Unión tiene sudor, sacrificio, errores conceptuales, pierna fuerte y siempre al límite… Bueno, todo eso sí se vio.
La radiografía de ambos: dos ejércitos preparados, pero cada uno con sus falencias y virtudes. Resultado: que arriesgue el que más jugado está, el que más obligaciones tiene… y ese fue Alumni, a fin de cuentas, el que más perdió con este empate.
Desviado remate de Guilhen a los 3’; individual de Delsole a los 4’ con la misma suerte. Señales de humo. El arranque fue prometedor, pero el cero era inevitable aunque hasta el final alguno se comiera las uñas. Otro buen disparo de Guilhen dibujó la volada del Cumbia Luciani, que acompañó la trayectoria de una pelota que apenas salió desviada (20’). Unión empujaba con ganas: el tanque de combustible estaba casi lleno. Alumni tocaba y no había forma de superar la muralla (Fernández, Reinoso, Gaido y Porta).
Hermosa chilena de Delsole para habilitar a Ramírez, que no hizo más que oler el gol ante el oportuno despeje cuando se preparaba a definir (30’). El propio Maxi, de lo mejor en Alumni por no renunciar a la gambeta para quebrar el muro defensivo, ejecutó un tiro libre que Alaniz dominó después del pique. El delantero dio batalla y batalla “le dieron”. Otra de Alumni: derechazo elevado de Kranevitter (37’).
Los dos cuidaron la pelota a su manera, los dos siempre supieron que el poder estaba en tenerla, los dos la manejaron como pudieron: trasladándola (Alumni) o protegiéndola con el cuerpo y el oficio (Unión). De todos modos, la mayor parte del tiempo anduvo por el aire, perdida, confundida, con ganas de ir al descanso.
En la charla técnica Vicario fue claro: “Es la última oportunidad, no la dejemos pasar”. Ramírez clavó un zurdazo bárbaro que salió al lado del palo derecho (5’). Gran jugada colectiva del ataque fortinero resultó ser la mejor acción del partido. Por la derecha Delsole cruzó un centro bajo que tomó Galleguillo con un remate en la puerta del área chica: enorme respuesta de Alaniz que le ahogó el grito de gol y luego fue testigo de la “palomita” de Ramírez que salió apenas desviada.
Alumni ya era más y parecía que el gol iba a venir, pero Unión cada vez que encontraba una falta a favor trataba de enfriar el ánimo. El árbitro Yudica tuvo una mala tarde, pero entendió que el tono de una palabra que parece un insulto no siempre lo es. “Hey, hermano, me pega en la espalda, cul…” (soltó Guilhen con gestos de dolor y al mismo tiempo buena onda, ante las risas de algunos que pensaron “y sí, somos cordobeses”).
“Error arbitral mío”, dijo Yudica al aclarar el ingreso de Cepeda… y casi como una premonición, anunció el peor de los errores. Ramírez gambeteó a Galiano dentro del área: el defensor dejó la pierna y el delantero cayó en una acción clarísima de infracción. El juez dejó seguir y obviamente estallaron los reclamos.
Quedó tiempo para el “tres dedos” del Pato Peñaloza que ilusionó al Fortinero y pasó muy cerca (25’) y para otro fallido acto de Yudica que expulsó a Kranevitter y Fernández, sacándose el partido de encima.
Unión invitó a Alumni a sus arenas, a su juego, a su lucha, a su deseo. Y Alumni… mordió el anzuelo.
Tuvo una mala actuación. Respondió mucho a los gritos y le faltó mayor equilibrio a la hora de medir la gravedad de las infracciones. Se comió un claro penal de Galiano a Ramírez y sobre el final se sacó de encima el partido con dos expulsiones.
La figura – Dante Alaniz
Tapó la pelota del partido. A puro reflejo “manoteó” el latigazo de Juan Galleguillo en la puerta del área chica, cuando Alumni ya metía en un arco a Unión. Maximiliano Ramírez fue lo mejor en la visita por no renunciar “romper” el juego con una gambeta.