Escribe Pablo Luna Broggi
En el predio Mauro Rosales, el Fortinero de Germán Vicario derrotó 2-0 a Deportivo Argentino, que extrañó a las figuras de los últimos títulos. Peñaloza y Figueroa, en su regreso, marcaron los goles
La primera fecha de la Liga doméstica arrancaba con varios “platos fuertes”. Y uno de ellos era el choque entre el poderoso Alumni y el bicampeón del fútbol villamariense, Argentino.
Más allá de lo atractivo que significaba presenciar un duelo entre dos grandes locales, había cierto “morbo” por ver al Lobo sin sus grandes referentes de los últimos tiempos: Díaz y Jacobi.
Sin embargo, lo que más seducía e invitaba a acercarse al predio Mauro Rosales era el debut de ambos cuerpos técnicos: por un lado, Germán Vicario se calzaba por primera vez el buzo de Alumni para demostrar que tiene estirpe de campeón, como lo indica el escudo albirrojo. En el otro banco de relevos, aparecía una cara muy conocida, pero cumpliendo una función diferente: el experimentado Julio Gastaldi pasaba de goleador del equipo a director técnico, sin escalas, asumiendo el compromiso de agarrar el timón de un nuevo Argentino, que no sólo debe revalidar los laureles conseguidos en los últimos años, sino también acostumbrarse a jugar sin Claudio Díaz.
Ya con las cartas tiradas sobre la mesa, el partido comenzó con mucha intensidad. La fortaleza física del local era imponente y no le permitía distracciones a su rival, que lejos de amedrentarse, se mostraba firme y seguro en el juego, aunque no llegaba a lastimar a su contrincante.
Argentino aguantaba y apostaba al juego aéreo, sector en donde ganó todo el partido, aunque sin demasiada fortuna. Alumni, en cambio, ponía todas sus fichas en la velocidad y buen pie de sus “experimentados juveniles”, porque a pesar de ser Sub-20, la mayoría cuenta con varios campeonatos en sus espaldas.
Luego de varias jugadas sin demasiado peligro en ambos arcos, llegó la apertura del marcador para el local: Gonzalo Cortez quiso salir jugando desde el fondo luego de un tiro libre en contra, Pochettino lo presionó, le quitó el balón, fue hasta el fondo, envió un centro rasante y solo, entrando por el medio del arco, Patricio Peñaloza ajustició a Sami Suárez, que nada pudo hacer para evitar el 1 a 0.
Parecía que luego del gol, el local se iba a “comer crudo” al Albiazul, pero no fue así y la intensidad del partido decayó bastante. Las emociones escasearon, porque Alumni le cedió el protagonismo a su rival y éste no supo, o no pudo, aprovecharlo para empardar el tanteador.
El primer tiempo culminó con un resultado justo a favor del Fortinero, pero con sabor a poco.
En el complemento, cual partido de ajedrez, los técnicos comenzaron rápidamente a mover el banco y remplazar estratégicamente piezas dentro del campo de juego para tratar de ganar el partido. En el local Noriega remplazó a Salvatori para darle aire fresco al equipo por el sector derecho y en el visitante Juárez entró por Calderón para darle más juego al ataque albiazul.
Sin embargo, fue Alumni quien terminó de sentenciar el pleito antes de que su rival lo pueda lastimar. Un excelente contraataque comandado por Peñaloza derivó en un exquisito gol de Federico Figueroa que dejó desparramado a Suárez para poner cifras definitivas en el marcador.
Minutos después del tanto albirrojo, la desazón del visitante se reflejó en la actitud de Gonzalo Cortez que se fue expulsado por agredir a un rival sin pelota. Desde ese momento, con un jugador más, Alumni controló el partido a gusto y piacere y podría haber aumentado la diferencia final.
Germán Vicario no pudo disimular su satisfacción al ver a los “pibes” fortineros corriendo hasta la última pelota del partido con intensidad, aun cuando éste ya estaba resuelto. Por su parte, Julio Gastaldi tendrá la difícil misión de acostumbrar a su equipo a jugar sin el Lana Díaz. Ayer, el encuentro de Argentino lo extrañó bastante.
La figura
Patricio Peñaloza
Gran despliegue del mediocampista albirrojo. Fue la referencia ofensiva principal de su equipo y coronó su gran tarde con un gol. También fueron importantes las actuaciones de Galleguillo y Figueroa.
El árbitro
Facundo Batello
Dirigió bien y con autoridad. No tuvo grandes desaciertos y controló bien el partido.