Escribe Damián Stupenengo
El último partido del año en el Torneo Federal para Ameghino no fue uno más. La victoria sobre Atenas Sport Club de Mendoza por 95 a 79 fue una demostración de cómo recuperarse después de un juego que parecía controlado por la visita.
Con un tercer cuarto arrasador, que ganó 28 a 12, logró quedarse con un juego en el que mostró dos caras totalmente distintas.
Empezó dormido, demasiado, Ameghino. Sin dudas que Atenas conocía que la principal arma ofensiva, y donde más cómodo se siente Ameghino, es contragolpeando, por lo que hizo gran hincapié en poder controlar las corridas de los Leones.
La rápida transición defensiva de la visita incomodó a los dirigidos por Pablo Castro, que en los primeros 20 minutos nunca pudo encontrar los caminos al gol. Cuando logró correr, anotó, sumado a algunos triples. Pero de larga distancia sufrió la baja efectividad, con apenas 25% en tiros de tres puntos, lo que se agravó por la certeza del rival.
Atenas, con un Nicolás Mendyz siendo principal arma ofensiva con 13 puntos, justificó la diferencia de 40 a 49 con el que el juego se fue al descanso largo.
Es difícil explicar cómo un equipo puede jugar tan mal defensivamente en un pasaje, y hacer un juego perfecto en el marcaje en la segunda parte. Eso fue Ameghino, sobre todo en el tercer cuarto.
La defensa se acomodó, Atenas fue borrado de la cancha por un León agresivo que robó mucho y corrió casi todas las ofensivas. Se fue arriba por siete puntos (68-61) de cara al último cuarto.
El último cuarto fue una demostración de que Ameghino estaba totalmente concentrado y que no estaba dispuesto a dejar pasar la chance de quedarse con el juego ante Atenas, por primera vez en tres enfrentamientos.
Atenas fue un cúmulo de impotencia, porque no le salió nada, perdió muchas pelotas, y ni si quiera encontró respuestas en el tiro externo, que si le había dado resultado en la primera parte.
Ameghino siguió corriendo y estirando la diferencia. Los últimos minutos estuvieron de más, porque El León estaba demasiado aferrado a la victoria como para que se la intenten arrebatar y por eso nunca aflojó en defensa.
El 95 a 79 final le permitió cerrar el año con una sonrisa, año que incluyó un ascenso a la tercera categoría del básquet argentino y el afianzamiento en la misma. Imposible no estar conforme.