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Amigos del Bonfiglioli con casa nueva

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Amigos del Bonfiglioli con casa nueva
José Barruscotto (integrante hace ocho años de la entidad y actual tesorero) y Patricia Rampulla (miembro hace 13 años). La asociación tiene personería jurídica desde 1996 y el actual presidente es José Seia

La secretaria de la entidad, Patricia Rampulla, abrirá las puertas de su hogar para albergar a la institución. Esta tarde se realizará un “vernissage” y una feria de artistas invitados

José Barruscotto (integrante hace ocho años de la entidad y actual tesorero) y Patricia Rampulla (miembro hace 13 años).  La asociación tiene  personería jurídica desde 1996 y el actual  presidente es José Seia
José Barruscotto (integrante hace ocho años de la entidad y actual tesorero) y Patricia Rampulla (miembro hace 13 años). La asociación tiene personería jurídica desde 1996 y el actual presidente es José Seia

No es común que alguien ponga su casa para que se vuelva “de todos”. Mucho menos cuando la frase no es una mera fórmula sino una realidad. Eso es, precisamente, lo que acaban de hacer Patricia Rampulla y su esposo Mario Baigorrí; abrir las puertas de su centenaria vivienda restaurada y “ponerla al servicio de la cultura de la ciudad. Queremos una casa abierta que funcione como galería de arte, lugar de reunión o espacio de ferias”. Así, la “Casa Azul” de Estados Unidos 253 es un ejemplo para quienes luchan por la conservación del patrimonio, porque Patricia y Mario empezaron por su lugar en el mundo para luego salir al rescate de lo exterior.

El bautismo oficial de la nueva sede será esta tarde cuando se lleve a cabo una feria de arte. “Hemos invitado a nuevos emprendedores en arte y diseño. Por eso convertimos esta casa en feria y los acompañamos. Habrá pintura, fotografía, diseño de ropa y tortas caseras con té. Cada uno trae lo que quiere mostrar. La idea es generar un punto de difusión y venta y compartir una tarde con amigos”, comenta Patricia.

Después de la feria, la asociación tendrá actividad en Los Trinitarios…

-Sí. Será a las 20 después de la misa, cuando la restauradora Marcela Mammana explique en la iglesia el trabajo que viene haciendo con los murales de Bonfiglioli. Y en ese momento queremos entregar al público un pequeño señalador donde está impreso el mural que necesitamos arreglar. Es el “Rescate de la Sagrada Imagen de Jesús El Nazareno”.

¿Qué pasa con ese mural?

-Está muy deteriorado y necesita una restauración urgente. Sumando el material y la mano de obra, nos cuesta 30 mil pesos. Queremos pedirle a la gente que nos ayude con lo que pueda porque nosotros somos una ONG sin apoyo oficial. Y uno de nuestros objetivos es conservar la obra de Bonfiglioli. Si alguien no tiene plata, puede colaborar donándonos cualquier objeto que considere de cierto valor; desde una taza a un jarrón, una pintura, un adorno o un mueble, ya que haremos otra feria para recaudar fondos.

¿Cuáles son las prioridades artísticas de la ciudad?

-Ante todo, la revalorización del bien público. Y eso tiene que ver con restaurar los frescos de los Trinitarios pero también rescatar los murales del ex-Cine Sud. Es una pena ver que la mitad están tapados con durlock y que no respiran. Esa obra, a corto plazo, no la tenemos más. Los murales que están a la vista también se están deteriorando.

¿A quién corresponde la restauración del ex-Cine Sud; a Naldo Lombardi, al Municipio, a los dueños del inmueble?

-Cuando desembarcó Naldo Lombardi en la ciudad, nosotros hablamos y ellos se comprometieron a cuidar los murales, cosa que no están cumpliendo. No sé qué ingerencia tiene lo público sobre lo privado en Villa María ni a quien corresponde pagar la restauración. Pero creo que la obra de Bonfiglioli va mucho más allá de lo privado.

¿Y el ex-Cine Alhambra?

-Sería fantástico que se abriera al público para que esos frescos sean visitados y organizar muestras. Nos encantaría, además, en lo que atañe a la difusión, que las escuelas enseñaran la vida de Bonfiglioli. No sólo porque fue un pintor excepcional sino porque la ciudad está plagada de obras suyas que son maravillosas.

 

Iván Wielikosielek