Hubo un pibe, allá por 1967, que acompañaba a su padre en un carro a sacar arena del río en la ribera del Balneario. Pudo ver entonces, día a día, cómo progresaba la obra de un grupo de visionarios que imaginó un anfiteatro, donde hasta ese momento había un basural.
El pibe del que les hablo terminaba de trabajar junto a su padre y corría al campito, de pantalón corto, para entrarle a la pelota. Quiso el destino que con el tiempo fuera ídolo de Alumni.
Y ahora que la ciudad ya huele a fiesta, medio siglo después, se acerca a EL DIARIO con una poesía dedicada a ese gigante de cemento que desde el río vio nacer.
Sin cuenta, te vieron nacer,
A orillas del Río Tercero,
Donde el cantor enamorado aquel,
Le cantó a Villa María primero.
Sin cuenta, pasaron los años,
Entre esperanzas y alegrías,
Con el continuo crecimiento,
De tu estructura día a día.
Sin cuenta, llegaron para conocerte,
Incontables sorprendidos visitantes,
Y con ellos, un sin fin de aplausos,
A tus afamados músicos y cantantes.
Sin cuenta admiran tu grandeza,
Y la magia de tu imagen actual,
Para magia de los habitantes de la Villa,
Eres una obra de dimensión colosal.
Cincuenta son todos los años,
De maravilloso esplendor que regalaste,
¡Es un país el que hoy te saluda!
Agradecido por lo que brindaste.
¡Cincuenta años, Anfiteatro!
Junto al “Tito” Suárez y a la “Agrupación”,
Y en este emotivo aniversario,
Hasta Los Haravecos… te cantan una canción.
Bocha Mazzini