Funciona en el Club de Tiro y Pesca de Villa María y tiene más de 50 integrantes

El grupo de “pesca con mosca” se conformó hace unos meses para defender una especie que empezó a llegar a este tramo del río: el dorado. Hoy siguen sumando voluntades para practicar y enseñar un deporte cuidando la población ictícola

Apasionados por la naturaleza. Así se definen los integrantes del flamante grupo que cada sábado se reúne para aprender y enseñar la técnica de “pesca con mosca”. Son pescadores, sí, pero también artesanos -fabrican los señuelos que imitan insectos- y ambientalistas, dado que devuelven todo lo que pescan y hasta se toman el trabajo de cortar el gancho del anzuelo para que cause menos daño al pez.

“Cuidamos el medio ambiente no solo devolviendo los peces al agua, sino, dejando todo como estaba antes de que llegáramos”, explica Horacio Caballero, uno de los integrantes del grupo.

Junto a Diego Rojas, Diego Primo y Guillermo Marco, hablaron con EL DIARIO sobre la actividad que empezó a desarrollarse de forma organizada en Villa María de manera reciente. “En diciembre, fuimos seis o siete que nos juntamos porque apareció el tema del dorado. Queríamos concientizar sobre la importancia de que se dejara crecer y reproducirse esa especie en nuestro río, que no es nueva, pero tiene dificultad para llegar por las obras del hombre en el río”, relataron. Después, se fueron sumando otras voluntades y hoy son unos 50 los que semana a semana se reúnen para fomentar la actividad.

“Hay muchos niños que vienen los sábados porque aprenden a armar los señuelos y a pescar”, dijo Primo.

Es una actividad que fortalece  en los más chicos virtudes como la paciencia, especialmente importante para los niños que, criados en medios tecnológicos, no cuentan con un aprendizaje que incluya la espera para llegar a un resultado.

“Próximamente haremos un curso de atado,  que es la técnica que se usa para fabricar los señuelos y lanzamiento”, explicaron; a la par que mostraban la morsa que se utiliza para fabricar imitaciones de insectos en sus distintos estadíos (larva, pupa, ninfa, emergente y adulto) u otros tipos como los streamers -especie de pez pequeño- y los terrestres, que representan hormigas o escarabajos.

Se utiliza el tipo de señuelo apto para cada especie y si bien la pesca con mosca se aplicaba antes solo a ríos de aguas transparentes “porque es un deporte muy visual”, hoy se puede practicar “en cualquier lado y para todas las especies”.

Lo más importante para ellos, es lograr que nuestro río tenga diversidad. “Hay obstáculos que no son naturales, como la represa del Carcarañá, que impide el paso de unas cien especies de peces, dejando en este tramo unas 25”, indicó Marco.

“Esa represa tiene en teoría una escala para peces, pero está mal hecha”, agregó.

Ellos procuran que el río vuelva a tener la diversidad ictícola y para ello, han ido  a reuniones con funcionarios de Santa Fe para tratar la problemática que provoca la represa.

“Puede parecer egoísta, pero nosotros queremos poder pescar y que nuestros hijos, puedan seguir pescando en nuestro río”, dijo, explicando la filosofía ambientalista de los pescadores con mosca.

“Y esto no es exclusivo de nosotros, vemos que muchos pescadores de las compuertas lo que hacen es ayudarlos a pasar al otro lado para que vayan a desovar aguas arriba”, agregaron.

A todos los que les interese -hombres y mujeres- de cualquier edad y sin importar que tenga limitaciones físicas, puede sumarse los sábados a la tarde a las reuniones de aprendizaje y práctica de la asociación de pescadores con mosca. “Vengan con ganas nada más, porque los elementos que tenemos, los compartimos”, explicaron.

Ellos se encuentran en el predio del Club de Tiro y Pesca, ubicado sobre la ruta nacional 158. “Ellos fueron muy generosos, nos cedieron un espacio para las reuniones y estamos muy agradecidos”, concluyeron.

Las “moscas” o señuelos son elaboradas con materiales naturales como plumas de gallina o elementos sintéticos. “Se usa lo que uno tiene a mano”, explicaron.